El presidente de Cantv, Gustavo Roosen, ya lo había dicho hace dos semanas .Y hoy se lo confirma a Oscar Medina en El Universal mismo: ‘El sistema de votación que han elaborado esos muchachos es un proceso de votación encriptado que, a nuestro juicio, proporciona seguridad en el resguardo de los datos. Tenemos gente con muchas canas que ha podido ver eso con detalle’.
A Gustavo Roosen, por otro lado, no le quitan el sueño la juventud ni la inexperiencia de los muchachos de Smarmatic en sistemas de votación.
Hay que ir por parte. Por un lado, aquí en Descifrado hemos insistido en que la presencia de Cantv en el consorcio es una señal de confianza en el sistema. Por el otro, Roosen no es ningún tonto, ni Cantv una empresa que pueda ser engañada tan fácilmente. El mismo Roosen habla de las canas que analizaron el sistema presentado por Smarmatic. Además, a Roosen no se le conoce por chavista e inclusive, enla misma Smarmatic, los nombres que figuran son los de personas que apuestan al éxito de su sistema en Venezuela como plataforma para otros contratos, ya firmados, o en vía de firma, en otras partes del mundo.
Hay otro detalle en las declaraciones de hoy de Roosen: dice que el contrato del consorcio deja muy en claro que cada empresa es responsable de sus propias operaciones, es decir, ‘actividadades mancomunadas y no solidarias’, y sin embargo, sus palabras son más que solidarias con Smarmatic. O sea, a Roosen le gusta la sociedad con Smarmatic. Le gusta el sistema. Y confía en la gente que está al frente de la compañía. Roosen dice todo eso, y luego se va de viaje, porque Descifrado, que intentó comunicarse hoy con el presidente de Cantv, recibió como respuesta que está de viaje. Dicen que se fue a Europa. Tranquilazo. Un viejo truco. Declaras y te vas. Y que los demás interpreten.
Pero la polémica es la polémica. Y en lo de Smarmatic hay todo un candelero. ¿De dónde surge?¿Dónde está el problema si el sistema es confiable? Creo que Víctor Suárez dio en el clavo, pues con lujo de detalles reveló que en el contrato hay una diferencia que se monta en 39 millones de dólares, diferencia que sale del precio en que compró y luego vendió Smarmatic las máquinas al CNE. Y esto es lo que ha pasado por debajo de la mesa.
La polémica por el sistema ha tapado lo que podría ser tan polémico como el mismo sistema: el negocio. ¿Y quiénes participan de él? ¿Quiénes? Porque el mismo Jorge Rodríguez viajó a Italia y vio las máquinas en la fábrica, Olivetti, y no es posible que no se haya enterado del precio original. Algo ha pasado. Algo está pasando aquí. Se nota que voceros de la oposición han cuestionado solamente el asunto del sistema y han soslayado el precio y el volumen. ¿Hay gente de la oposición vinculada al negocio? ¿Hay comisiones que compran el silencio? El lector está en la libertad de pensar mal, y seguro que va a dar en el clavo, como lohizo Víctor Suárez, el periodista más confiable en Venezuela, en el ramo de la tecnología y las telecomunicaciones.