En días pasados me pidieron que comentara sobre el viaje de George Bush a América Latina aquí en Londres. En términos generales, los británicos tienen una comprensión muy superficial de la dinámica política de esa región. Presa de años de desinformación incesante por parte de la BBC y The Guardian, la sabiduría convencional va más o menos en esta dirección: todos los problemas de la región son causados por los designios imperialistas de Washington. No hace falta decir, por supuesto, que tal postura casa muy bien con el rampante antiamericanismo en esta zona de Europa, sin embargo, tiene muy poco que ver con la realidad. Recuerdo una vez un debate con el Embajador de Venezuela en el Reino Unido que pronto será reemplazado en la LSE; estaba lanzando un libro sobre la globalización que ponía todos nuestros problemas sobre los hombros de los estadounidenses. Cuando llegó la sesión de preguntas y respuestas, le pedí que cuantificara las responsabilidades de los políticos locales en el estado actual de desorden. A Alfredo Toro Hardy no le gustó mi pregunta -ni la respondió de manera significativa- pero el profesor zurdo que moderó el evento expresó que dichas preguntas debían ser abordadas.
Hace algún tiempo, concretamente en noviembre de 2005, se realizó una cumbre en Mar del Plata, Argentina. En él, los representantes de las naciones americanas se reunieron para discutir el comercio y otros temas. El dictador Hugo, siempre el payaso, fue a un estadio a azotar a la multitud de perfectos latinos-imbéciles, y se puso en ridículo -en la compañía estelar del cocainómano Diego Maradona– al reiterar su hueca retórica vis-a- vis George Bush y cómo su visita había sido un completo fracaso. Afirmando haber triunfado al detener el avance del «imperialismo» en Mar del Plata, Hugo regresó victorioso a su casa. Sin embargo, la euforia no duró mucho, ya que 29 de los 34 países se comprometieron a continuar las negociaciones comerciales con los ‘malvados’ Estados Unidos.
Más recientemente, George Bush visitó algunos países de la región. Simultáneamente, Thugo hizo todo lo posible para revelar su mejor talento para el espectáculo en actuaciones realizadas frente a audiencias pagas en países que Bush no estaba visitando. La realidad atrapó a Hugo aún más rápido esta vez, ni siquiera había regresado a Venezuela y los medios internacionales -después de ver el espectáculo en Argentina donde Hugo llamó hijo de puta a Bush- ya ignoraban su festival de odio. El pacto de etanol entre Bush y Lula le robó el protagonismo a Hugo, y la promesa de abrir el mercado estadounidense a otros productores de etanol en la región para disminuir la dependencia del petróleo extranjero -léase venezolano- prácticamente empujó a Hugo a territorio irrelevante, a pesar de los miles de millones que ha desperdiciado. ‘ganar’ corazones y mentes.
Durante mucho tiempo he argumentado que los latinos son un grupo capitalista. Aunque el ambiente de negocios de la región es uno de los más duros del mundo, la mayoría de la gente prefiere manejar sus propias pequeñas empresas que tener un empleo o llevar vidas indignas como receptores de limosnas. El viaje de Bush vino a confirmar mi argumento, ya que incluso Lula, supuestamente uno de los aliados más fieles de Chávez en la región, prefirió la oferta de etanol de Bush a los contratos de Chávez. Esto demuestra que el pragmatismo y los intereses nacionales están por encima de la patraña revolucionaria para todos menos para los parias venezolanos. La ausencia de funcionarios argentinos en el concierto de Chávez también es un buen indicio de que casi todos los líderes de la región evitan antagonizar con Bush innecesariamente y no pondrán en peligro ni por un segundo la posibilidad de celebrar acuerdos comerciales con el líder de la economía más grande del mundo.
Duras lecciones para el soldado de Sabaneta, quien aún piensa que las limosnas de PDVSA son un partido para acceder al mayor mercado. Los latinos no son parásitos indignos sino personas emprendedoras. El discurso de Bush sobre la justicia social no hizo sonar campanas entre los latinos porque no es la justicia social lo que los impulsa sino la oportunidad de desarrollarse y crecer. Esa es la única manera de salir de la pobreza y todos lo sabemos.
Chávez ha gastado tiempo y mucho dinero en América Latina, sin embargo en sólo dos viajes Bush logró aplastar la agenda bolivariana. Imagínese lo que podría haber sucedido si George hubiera cumplido su promesa de comprometerse y dar prioridad a América Latina…