La intensificación de los mecanismos de evasión de las sanciones por el régimen de Nicolás Maduro será la respuesta al fin de la Licencia General 41B de la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC) del Departamento del Tesoro de Estados Unidos que permitía a Chevron Corporation llevar a cabo algunas operaciones en Venezuela.
Y aunque la vigencia de dicha concesión de ninguna manera puede interpretarse como la inexistencia de respuesta de la tiranía de Maduro a las sanciones durante la vigencia de la licencia de la OFAC, sí es previsible que aumenten en procura de vías de financiamiento de la dictadura venezolana. No en balde la revelación que el empresario español, Alejandro Hamlyn, hiciera acerca de la supuesta existencia de una empresa conjunta de hidrocarburos con sede en Ginebra (Suiza), presuntamente de propiedad conjunta entre Delcy Rodríguez y Víctor Aldama.
Empresas nacionales y extranjeras asumirán —como ya ocurrió durante la primera administración de Donald Trump— la operación de los campos de petróleo y gas. Sin embargo, en esta oportunidad no será tarea fácil, toda vez que el gobierno estadounidense ya está advertido de esta situación y, muy seguramente, tomará fuertes medidas al respecto.
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El mecanismo de evasión de sanciones
Como ya dijimos, empresa nacionales y extranjeras a las cuales se les enmascarará, asumirán las operaciones de los campos petroleros y de gas que queden desactivados por las licencias de la OFAC. Petróleos de Venezuela (PDVSA) y el régimen de Maduro hace designaciones a dedo de estos (de los campos) y las empresas cobrarán sus servicios a través de asignaciones de crudo y productos refinados.
Por tanto, serán estas empresas el foco de atención del gobierno de EE. UU., especialmente las navieras que ya han contribuido con la dictadura chavista en oportunidades anteriores. Las sanciones secundarias de aranceles del 25 % impuestas por Trump a las empresas que compren crudo venezolano serán, sin duda, una alerta para estas compañías.
Igualmente hay que acotar que las empresas a las que el régimen de Nicolás Maduro entregue los campos, muy seguramente carecerán de estructura financiera, logística y técnica para tal fin. Por tanto, el país enfrentará un nuevo escenario de «raspar la olla» más que de operación petrolera propiamente dicho.
Las operaciones
Fuentes de Venezuela Política explican que las áreas petroleras que producen crudo liviano (API entre 31.1° y 39°) serán prioritarias en razón de que este tipo de crudo debe ser utilizado en sustitución de los diluyentes que suministraba Chevron. Producir este crudo es más costoso, pero será necesario para realizar las mezclas con los crudos pesados (API entre 21.9° y 10°) y extra pesados (API menor a 10°) de la Faja Petrolífera del Orinoco. La producción en la FPO es más barata (USD/bbl) que en áreas tradicionales de crudos livianos.
Además de esto, el régimen debe enfrentar con acciones suficientemente efectivas todos mecanismos que Estados Unidos ejecute para frenar la venta de crudo en el mercado negro por parte de Venezuela. De lo contrario, Nicolás Maduro simplemente procederá a hacer razia de los pocos recursos que obtengan dejando a la población en la más absoluta miseria. La excusa será la de siempre: “culpa es de las sanciones”.
De no tener éxito el régimen con sus ventas en el mercado negro, las consecuencias serán tanques de almacenamientos rebosados, tanto en las áreas operacionales como en los terminales de carga y despacho de crudo y derivados.
La empresa de Delcy Rodríguez y Aldama
Una nota del medio español The Objetive dio a conocer una grabación en la que el presidente del Grupo Hafesa, Alejandro Hamlyn, asegura que la vicepresidenta venezolana, Delcy Rodríguez, es propietaria en junto con Víctor Aldama —uno de los protagonistas del Delcygate— que lleva petróleo desde Venezuela a España para luego venderlo en República Dominicana.
No es más que uno de los mecanismos que el régimen de Maduro lleva a cabo para financiarse. El agravante aquí lo constituye —aparte de la evasión se las sanciones— el hecho de que se evidencia una nueva muestra de la corrupción chavista.
La empresa —en la que un sobrino le serviría de testaferro a Rodríguez— mediante “operación de ship to ship (transferencia de carga entre dos barcos) en la que se le cambiaba el origen de la mercancía”, lleva el hidrocarburo “en barco a las aguas de Algeciras (España)”.
Negocian con fuel que venden a través de empresas que cambian los “papeles por Curazao [la isla caribeña]. También los tengo. Llegó [el barco] a Algeciras y se hizo un ship to ship [transferencia de carga entre dos barcos]. Tengo los barcos, tengo todo”, explica Hamlyn en la grabación que reproduce en medio español.
Más adelante describe la operación: “Eso [el hidrocarburo] va directamente a las navieras. Lo que pasa es que estás hablando de un producto, el fuel oil, que vale 30 dólares el barril frente a 100 dólares de aquí. Estamos hablando de una evasión de todo a lo bestia. Son otros mercados y, sobre todo que hay sanciones americanas. Cuando el producto de Venezuela ha estado sumamente barato, ha sido por las sanciones americanas. Solo puedes trabajar con su licencia”.
Y sigue: “En este caso, ellos lo que han hecho ha sido contrabando y han traído el producto a una compañía que es de un amigo mío, por cierto, que aquí se lo tenían fiado. Este lo metía en sus tanques con otro origen y lo vendían en bunkering [vender combustible sin impuestos para rellenar combustible a los buques o a camiones cisterna en el puerto]. Eso es lo que han estado haciendo. Ahí es donde han ganado el dinero grande. Y la compañía que hacía eso es de la vicepresidenta del país (Delcy Rodríguez), que tiene a su sobrino de testaferro”. Y agrega: “lo que han sacado [la prensa] de Aldama son muy pocas empresas, tiene muchísimas más”.
En otra nota de The Objetive, se describe el contrabando de oro a Rusia del que Delcy Rodríguez y Aldama también serían protagonistas.
Los barcos fantasmas
Una flota de barcos fantasmas forma también parte de la estrategia usada para la evasión de las sanciones por el régimen de Nicolás Maduro
Una flota de barcos fantasmas forma también parte de la estrategia usada para la evasión de las sanciones por el régimen de Nicolás Maduro. Una nota de Bloomberg describe cómo miles de tanqueros son utilizados para transportar el petróleo venezolano bajo sanciones —así ocurre igualmente con el crudo de Irán y de Rusia— para burlar dichas sanciones.
Es una flota que toma identidades de tanqueros petroleros desguazados y desincorporados para simular legitimidad y de esta manera evitar el escrutinio de Estados Unidos y otros países.
Bloomberg da cuenta de que, en las últimas cuatro semanas, al menos cuatro barcos fantasmas o zombi operan con crudo venezolano desde que Donald Trump impuso aranceles millonarios a los países que comercien petróleo con Venezuela.
Estos barcos fueron identificados tras un seguimiento de datos de Starboard Maritime Intelligence, así como de imágenes de satélite a las aguas frente a las terminales petroleras de Amuay (Falcón) y José (Anzoátegui). De esta manera, al cotejar las imágenes, se pude establecer la usurpación de identidad de las embarcaciones.
Las investigaciones han identificado al buque M Sophia construido en 2004 el cual asumió la identidad del Varada —el verdadero ya sumaría 32 años, pero que fue desmantelado en Bangladesh en 2017. Otro fue el Gema, construido en 1999, así como el Alana construido en 1998, los cuales han zarpado desde Amuay cargados de crudo para bordear el cabo de Buena esperanza y enrumbar al océano Índico.
Refiere la nota que China es la compradora principal del crudo venezolano e indica que en marzo diez buques llevaron a los procesadores chinos 461 000 barriles diarios, de acuerdo a aduanas y navieras de EE. UU.
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