Este viernes, la empresa de servicios petroleros norteamericana Schlumberger (SLB) decidió paralizar sus operaciones en el proyecto conjunto Petroindependencia, a la espera de los acontecimientos previstos para el próximo 27 de mayo. Esta decisión ha generado efectos inmediatos en la operatividad de otras compañías contratistas, como la empresa Ensing de Venezuela, cuyo equipo de perforación EDV-43 se ha visto forzado a detener actividades.
El equipo EDV-43 operaba en el marco de las labores de perforación y completación de pozos en el campo, actividades esenciales para el mantenimiento de la producción petrolera en la región. La paralización no solo impacta las operaciones técnicas, sino también amenaza con agravar la situación laboral de miles de trabajadores venezolanos vinculados directa e indirectamente con las empresas mixtas donde Chevron tiene participación: Petroindependencia, Petropiar y Petroboscan.
Actualmente, se estima que más de 12.000 empleos venezolanos dependen de estas asociaciones. Muchos de estos empleos son generados por contratistas nacionales que proveen servicios de mantenimiento, construcción, perforación y facilidades de superficie. La mayoría de estas empresas trabajan en estrecha colaboración con Chevron, que ha sido una de las pocas compañías extranjeras en mantener una presencia estable y operativa en Venezuela durante años de crisis.
En este contexto, algunos trabajadores del sector han manifestado su preocupación ante la posibilidad de una eventual salida de Chevron del país. Según indican fuentes consultadas por Venezuelapolitica.info, la permanencia de Chevron ha sido clave para mantener estándares técnicos, operativos y de seguridad de primer nivel, en contraste con la crítica situación de PDVSA, actualmente sin capacidad de sostener la producción de forma independiente.
El escenario político y económico actual genera incertidumbre sobre el futuro de las operaciones petroleras. La preocupación aumenta ante la posible entrada de actores extranjeros como empresas chinas, en condiciones poco favorables para Venezuela, lo que muchos consideran un retroceso profundo en el manejo soberano de los recursos energéticos.
La decisión de Schlumberger de pausar operaciones es vista por algunas fuentes consultadas como un indicador temprano de los riesgos que se ciernen sobre el sector petrolero venezolano.
Chevron mantiene presencia en Venezuela a través de tres empresas mixtas con PDVSA: Petroboscan, Petropiar y Petroindependencia. En Petroboscan, ubicada en el estado Zulia, Chevron posee el 39,2 % de participación, mientras que PDVSA retiene el 60,8 %, enfocándose en la producción de crudo pesado.
Petropiar, situada en la Faja Petrolífera del Orinoco (estado Anzoátegui), es una de las más relevantes, con una participación de 30 % por parte de Chevron y 70 % de PDVSA, dedicada a la producción y mejoramiento de crudo extrapesado.
Finalmente, en Petroindependencia, también en la Faja del Orinoco, Chevron tiene un 34 % de participación frente al 66 % de PDVSA. Estas asociaciones estratégicas han sido fundamentales para mantener parte de la producción petrolera venezolana, combinando la experiencia técnica y operativa de Chevron con la titularidad estatal de los recursos a través de PDVSA.