Desde el 2013, se ha venido desatando en España un escándalo público que involucra a un grupo de venezolanos, y la censura a una profesional del periodismo. ¿Por qué? Pues por que Miguel Palomo-Danko (hijo del torero famoso Palomo Linares) y su mujer (Marta González) se están divorciando de una forma contenciosa después de 5 años de matrimonio. Marta González es periodista, e hija de otro famoso torero español (Dámaso González). El divorcio de Miguel Palomo-Danko está dando mucho de que hablar. Lo curioso del caso es que éste no es un simple divorcio entre descendientes de toreros. No. Los tentáculos y el dinero de PDVSA, y del erario público venezolano, están metidos en esto de principio a fin. Y de lo que ningún medio español parece haberse percatado es el trasfondo económico del caso, y de cómo un grupo de delincuentes venezolanos están comprando su entrada a la sociedad española con dinero mal habido.
Me cuentan que la esposa del joven Miguel llegó a sorprender a su marido en la cama con una venezolana: Lilia Jimena Begoña Guzmán de Frutos López. Resulta que ésta venezolana vive una vida de lujo en España, donde tiene un apartamentazo, un “piso” que costó millones de euros. La joven se “dedica” a nada en particular, mientras hace papel de estudiante. Resulta que Jimena es hermana de Alejandro Betancourt López, el presidente de Derwick Associates.
Para no quedar atrás, la mejor amiga de Lilia Jimena López es Helen Trebbau López, su prima-hermana, quien es hermana del vice-presidente de Derwick Associates: Pedro Trebbau López. La joven Helen tambien se “dedica” a nada en particular, aun cuando esté a punto de lanzar una «empresa» llamada Unyck.
Lilia Jimena llegó a España a insistencias de su madre Lilia López. Los periódicos de España describen a Lilia como “diseñadora de joyas y dicen que millonaria… y conocida empresaria”, sin darse cuenta que todo, absolutamente TODO, el dinero de Lilia Lopez proviene de los cheques marca Derwick que le pasa su hijo Alejandro a sus cuentas mancomunadas.
La realidad innegable es que Lilia López, Alejandro Betancourt, Pedro Trebbau, Domingo Guzmán, y Francisco Convit, todos socios de Derwick Associates, eran unos limpios, como decimos en Venezuela, hasta que les tocó la lotería de las plantas eléctricas que facturaron con un bestial sobreprecio, y con el pago de sobornos a altos funcionarios chavistas en bancos de Panamá. En palabras de Gustavo Tovar Arroyo, Derwick es la «empresa eléctrica que ha logrado el milagro de apagar a Venezuela.» Es de esos negocios, todos con un tufo ilegal, de donde sale el dinero para que la joven Helen y la joven Lilia Jimena tengan apartamentos de millones de euros en Madrid. El dinero sucio les ha permitido salir de Venezuela, por mucho que estén en Madrid, sus apellidos hieden debido a las actividades de Alejandro Betancourt y sus primos Pedro Trebbau y Francisco Convit con Derwick.
Lo que pocos saben es que el mega-escándalo del dinero de PDVSA en España no termina ahí, con la compra de las propiedades de Jimena y de Helen. La verdad es que Palomo Linares, otrora hombre casado, torero de 67 años, era pareja de la madre de Lilia Jimena y Alejandro: Lilia López. En otras palabras: madre e hija estaban acostándose con padre e hijo. Cuando la esposa de Palomo Linares, Marina Danko, se entera que su marido le está poniendo cuernos, le pide el divorcio. Palomo Linares, quien me cuentan no tiene ni cien mil euros a su nombre, le da el divorcio a Marina en un tiempo récord, y por una supuesta suma multi-millonaria. ¿Cómo sucede eso? Pues Alejandro Betancourt, en otras palabras Derwick Associates, pone el dinero (de lo que le sacó a PDVSA y a Bariven) para arreglar las cosas.
Vaya culebrón novelesco de tercera categoría el que vive esta gente. Un idilio entre un torero de casi 70 años con una señora casi de la misma edad, y cuando los descubren la «empresaria» usa el dinero mal habido del hijo para pagarle el divorcio a su viejo amor. En seguida se activó la prensa rosa en España, y empezaron a aparecer artículos en Hola y en otras partes sobre Lilia, la nueva “novia” del torero.
No contenta con haberle robado el marido a Marina Danko, Lilia es la que le mete por los ojos a su propia hija a Miguel Palomo-Danko. Las especulaciones en los periódicos españoles eran constantes, hasta que lo evidente se hizo público (ver aqui, y aqui). ¿Y si Lilia se hubiese casado con Palomo Linares? ¿Y si Lilia Jimena se hubiese casado con Miguel Palomo-Danko? La hija entonces en una relación con el hermanastro, y los padres de ambos sus suegros. Quizás en la antigua Grecia se escribieron novelas con semejante intriga sexual.
En fin, esta tribuna no se opone al libertinaje, siempre y cuando éste sea de mutuo acuerdo. Vivimos en un mundo complicado, y mientras no hagamos daño al prójimo debemos tener la libertad de divertirnos. Pero dado que toda ésta mamarrachada está ocurriendo con dinero venezolano robado al fisco, siento no sólo que es mi deber, sino mi derecho opinar acerca de ello. Con lujo de detalles. La realidad que muchos en Venezuela y en España ignoran, es que en estos momentos cursan demandas en dos cortes estadounidenses (una aqui, la otra aqui), donde acusan al hermano de Lilia Jimena, Alejandro Betancourt, y a sus socios, de haber obtenido ilegalmente millones de dólares y lavar el dinero en EEUU.
¿Cómo se mete Lilia en el mundo del hijo de Palomo Linares? Simple: con dinero. Cuando su hijo predilecto y financista, Alejandro Betancourt López, decide comprarse una hacienda de 23 millones de euros en España, Lilia decide contratar al joven Miguel Palomo-Danko como “broker.” Y es así como este joven se mete casi un millón de euros, al servir como corredor de bienes raíces.
Por si eso no bastase, resulta que a esos apartamentos y palacios de Madrid y de las afueras, en Toledo, llegan Rafael Ramirez y muchos otros chavistas, donde comen y beben lo mejor que puede ofrecer el nuevo boligarca Alejandro Betancourt Lopez, socio de Diosdado Cabello Rondon (el del soborno de los 50 millones de dólares). Lo que no se esperaban ni los Palomo, ni Lilia, ni mucho menos Alejandro, es que la mujer que buscaron destruir, la joven periodista Marta Gonzalez, resistiera el asunto después de años de matrimonio con Miguel Palomo-Danko. Menos se esperaban que la mamá de Miguel, conociendo la podredumbre moral de Lilia López y de su hija Jimena, se pondría del lado de su nuera y no de su hijo Miguel, e igualmente que Marina explicase que los dos divorcios fueron por motivos similares.
Marta, por virtud de su presencia, quizás es testigo presencial de muchos de los chanchullos y conversaciones entre los hampones de Derwick y funcionarios del alto gobierno de Venezuela. Lo que es interesantísimo, es que en el artículo “El ‘misterioso’ divorcio de Marta González y Miguel Palomo Danko”, El Mundo de Madrid dice que Marta “tuvo que firmar una cláusula de confidencialidad en la que se comprometía a mantener silencio en relación a su ruptura con el hijo de Marina Danko y el diestro Sebastián Palomo.” ¿De cuando acá los divorciados tienen que hacer un arreglo de ese tipo? Quien sabe…
Pero no termina ahí el asunto. El Mundo sigue: “En este escrito, Marta González acordaba no desvelar dato alguno relacionado con los negocios y relaciones mercantiles, que tengan que ver con sociedades de las que Miguel Palomo Danko fuera o sea socio. Un segundo punto de esta cláusula de confidencialidad apunta a no desvelar ni difundir manifestación alguna en redes y medios de comunicación relativo a la vida personal y profesional de Alejandro Betancourt López, Lilia López y Jimena Begoña Guzmán de Frutos López.” ¿Qué tiene que ver la «vida profesional» de Lilia y de Alejandro, con el divorcio de Marta González? Obviamente aquí no hay un gato encerrado, sino una manada de gatos encerrados.
Antes de firmar esa cláusula de confidencialidad la joven González declaró a Hola: «Tras la separación matrimonial de los padres de Miguel (Sebastián Palomo y Marta Danko) todo cambió. Las compañías cambiaron radicalmente. Empezamos a vivir en un ambiente que nada tiene que ver con mis principios y valores. Una forma de vida ostentosa. Fue el peor año de mi vida. Sentí que no era mi lugar y me alejé de esa forma de vida. El decidió quedarse en ese nuevo entorno».
Pero hay más para cerrar con broche de oro. Resulta que Marta Gonzalez interpuso demandas por amenazas y coacciones. Según la denuncia, las amenazas habrían sido recibidas de Lilia Jimena, de quien Marta tiene prohibido hablar de acuerdo con una cláusula de confidencialidad. Lilia Jimena como que tiene los mismos genes gansteriles del hermano y de la mamá. En la citada demanda, Marta González incluye un registro de llamadas que recibió en su día y que demuestra las amenazas y coacciones que ha recibido.
Sres. esto es insólito. La podredumbre del dinero de Alejandro, en manos de Lilia, convierten el ambiente en algo sin principios y valores. Alguien los rechaza, y por ello buscan destruirla. ¿Qué puede esperarse cuando este grupito de pillos le han robado a un país pobre (con un gobierno rico) lo que algunos estiman en más de mil millones de dólares?
El que no crea lo aquí revelado, que visite los enlaces y verifique dato por dato. Da escalofríos y todo esto viene de múltiples sitios y periódicos considerados serios en España.
Lilia Cristina López Fraíno, la fuente de la ambición desmedida de su hijo Alejandro, es hija de Lilia Margarita Fraíno Mirabal y de Hermógenes López Lugo (biznieto del General Hermógenes López Herrera, 22º Presidente de Venezuela). Al General López, tatarabuelo de Lilia, lo conocían como “La Cochina de Naguanagua.” ¿Por qué un apodo tan peyorativo? Por que el General tenía malas mañas con el dinero público. La Cochina de Naguanagua jugaba al ajiley con el presupuesto de Miraflores. Y todos los de su entorno conocían de su corrupción.
El sólo recordar el tema del General hace hervir la moral, puesto que toca cosas cercanas al sistema de valores que creemos debe regir la Venezuela que deseamos. La descendencia de aquel pillo nos recuerda cuán vivo está entre nosotros el lado siniestro del siglo XIX, el siglo en el que vivieron la primera tanda de quienes hoy llamamos “boligarcas”, y que en aquella época llamábamos “cochinos y corruptos”. Ampliamente conocida en el ámbito social y cultural de Valencia, Lilia se casa primero con un músico, Leopoldo Betancourt. Luego se divorcia, y se casa con Domingo Guzmán De Frutos Arismendi. Domingo es el padre de Lilia Jimena. Sin una puya a su nombre, se mete en el mundo de la joyería, y logra algo de notoriedad cuando la reconocida Carolina Herrera le permite exhibir joyas en una pasarela en Nueva York. Hoy en día Carolina Herrera (igual que Boris Izaguirre) no quieren ver a Lilia ni en pintura, ya que en España estos venezolanos recién vestidos no han hecho sino crear escándalos y derrochar dinero de una forma grotesca.
Lilia Lopez dice ser devota de Nuestra Señora de Begoña, una virgen de Naguanagua, hace sólo unos días estuvo en la Academia Merici en Caracas haciendo relaciones públicas. Ojalá y se ponga a rezar, por que si en España descubren el origen de sus fondos, va a pasar de “millonaria” a tener un círculo muy reducido de amigas en un recinto penitenciario.