El Coronel retirado de la Guardia Nacional de Venezuela José de Jesús Gámez Bustamante no deja de luchar, entre los barrotes de su celda deja escapar una misiva para sus compañeros de la Fuerza Armada a quienes insta a reaccionar y les pide “considerar que los procesos políticos y sociales, orientados a toda causa libertaria, jamás se detienen con la persecución, con la prisión, la tortura ni la muerte. Recuerden que la historia siempre está de parte de quienes luchan por la libertad; el orden y la justicia”.
Por Sebastiana Barráez | Infobae
“Dignos integrantes de la Guardia Nacional, ha llegado el momento de generar verdaderas y constitucionales acciones para colaborar con la consecución de la libertad y el rescate de la democracia, siendo la manera más efectiva de accionar, es hacer letra viva de nuestra Carta Magna pese a que estos forajidos han hecho de ello letra muerta para usurpar y perpetuarse en el poder”, dice Gámez.
Agrega que por esa afrenta contra la Constitución cometida por quienes manejan el poder en Venezuela “este régimen es desconocido y sancionado por parte de la comunidad internacional, representada por las democracias más sólidas del mundo libre. Además, ha sido objeto de contundentes señalamientos por parte del Consejo de Derechos Humanos de la ONU por la sistemática violación de los mismos, y aunado a esto la Corte Penal Internacional está presta a pronunciarse en cuanto a la apertura del juicio contra el ignaro tirano Nicolás Maduro, cabecilla de los forajidos, por causa de la violación de los derechos fundamentales”.
El coronel Gámez Bustamante, quien tiene 11 años preso y sin juicio, tratado con brutalidad, recluído en una cárcel del estado Guárico, muy lejos de su familia, incapacitado por razones de salud, acusado en el 2015, por el gobierno de Hugo Chávez de un intento de magnicidio, mientras Nicolás Maduro lo señaló en el 2015 de planificar saqueos para desestabilizar el país. Pero no le han hecho juicio en más de una década en prisión.
Les pide a los integrantes de la Guardia Nacional que fundamentándose en la Constitución Nacional se nieguen “a reprimir ante las eventuales protestas sociales, motivadas al caos, corrupción gubernamental, alto costo de la vida y violación de los Derechos Humanos”.
“Igualmente negarse a la persecución, acoso o cualquier acción represiva contra miembros de la dirigencia política opositora quienes ejerzan legítimos derechos políticos y civiles en cuanto a libre expresión de opinión; reuniones ciudadanas, llamados a elecciones, propaganda electoral y similares”.
“Ante tal consideración es responsabilidad de los altos mandos institucionales (Generalato y Conorelato) preparar, llegado el momento, los constitucionales y obligatorios pronunciamientos amparándose en los precitados preceptos constitucionales 328, 329, 333 y 350, por lo cual se obtendrá el reconocimiento y apoyo de la comunidad internacional, puesto que no se está desobedeciendo o desconociendo a un legítimo gobierno, sino que legítimamente se está enfrentando a un régimen forajido de reconocida ilegitimidad”.
Asombran las semejanzas
La misiva que escribió el coronel fue a propósito del 19 de Abril, fecha patria en Venezuela, por ser el primer grito que se dio para la Independencia, cuando el Ayuntamiento de Caracas, en sesión desconoce al capitán general de la provincia Vicente Emparan; desde entonces no se apagó la llama de libertad y la Independencia de Venezuela ocurrió el 5 de julio del año siguiente.
Destaca Gámez Bustamante la razón de la carta a sus compaeñros de componente: “A todos los integrantes de la benemérita Guardia Nacional de Venezuela, dentro de las diferentes categorías, grados, jerarquías, cargos y empleos, con motivo de la conmemoración de tan gloriosa fecha patria, como fue el primer acto categórico por la emancipación de Venezuela, y cumpliendo como venezolano en condición de prisionero político, y como guardia nacional que siempre seré”.
“Les envío este mensaje contentivo de constitucionales consideraciones a las cuales se debe atender para redimir a nuestra noble e histórica institución ante el pueblo de Venezuela del cual somos parte y al cual nos debemos, en momentos como este, cuando por falta de conciencia moral y la más infame irresponsabilidad, los miserables acólitos de un fallido ‘proceso revolucionario’ han hundido al país en la ruina, la miseria, la delincuencia y el terror, dentro de un contexto de violación sistemática de los derechos humanos y la más abyecta e impune corrupción. Motivado a ello, hoy, los venezolanos somos vergüenza mundial!”
Agrega que “como preámbulo a tales consideraciones y dar idea cierta de la terrible situación que vivimos transcribo parte de un texto redactado por uno de los emancipadores aquel 19 de abril de 1810, como fue el insigne jurista Francisco Javier Yanes, pronunciado por su persona en el año 1842 durante un discurso en el Congreso de la República, en momentos cuando el país padecía un periodo de inestabilidad política y social, motivado a la injusticia; el abuso de poder y la corrupción generados por el mismo Gobierno de esa época”.
La cita que hace de Yanes, dice: ‘Cuando la patria no cumple con sus deberes; cuando quebrante la fe de los pactos más sagrados, cuando se hacen ilusorios los derechos y objetos que comprometen sus próceres y demás ciudadanos a muy alto precio, cuando por culpa de un mal gobierno no existe unión social; benevolencia y fraternidad, entonces la patria no es más que un nombre vano, una tierra ingrata, y aun enemiga, puesto no solo, no provee la subsistencia y la seguridad a sus ciudadanos, sino que además mantiene en desorden la administración pública; apoya la opresión y el despotismo de los entes gubernamentales, y autoriza la comisión e impunidad de los delitos más contrarios a la sociedad’.
Así mismo, el coronel Gámez pide observar “la insólita y total semejanza de lo que acontecía en aquellos aciagos días de 1842, con lo que ocurre actualmente en el país. Sin dudas estos infames forajidos pseudorrevolucionarios han logrado retroceder a nuestra sociedad y al estamento político y económico a más de 180 años. ¡Cuantas desgracias!”