En Carabobo, 25 industriales compraron plantas de energía, pues ya suman 20 horas de oscuridad en un mes Los productos pierden estándares de calidad, lo que afecta su capacidad de competir en mercados foráneos
En un horno eléctrico se está fundiendo un metal. Se va la luz. Se solidifica lo que ya se estaba derritiendo. ¿Qué ocurre con el material? No se recupera.
Es lo que ha ocurrido en las fábricas por los apagones y el racionamiento de energía aplicado por el Gobierno Nacional para ahorrar unos 5.000 megavatios diarios: pérdida de las materias primas en los procesos industriales.
A mediano y largo plazo hay otras consecuencias: envejecimiento de las maquinarias y desmejora en la competitividad de los bienes en mercados de exportación. Así lo comentaron los presidentes de la Cámara de Industriales de Carabobo y de Fedecámaras Aragua, dos de las ciudades que concentran gran parte de la producción industrial del país.
La paralización del servicio sólo en Carabobo sumó 20 horas en los últimos 30 días, lo que representa casi 3% del tiempo de trabajo de una empresa.
Al ritmo del apagón Los representantes de las asociaciones gremiales aseguran que los problemas de electricidad de los últimos tiempos están relacionados con las inversiones en el área que no se hicieron hace algunos años.
A esto se suma un aumento en el consumo de energía que oscila entre 6% y 8% interanual, debido al crecimiento de sectores como los comercios (a través de los centros comerciales, por ejemplo) y habitacional. Sin contar la pérdida de hasta 30%, los fraudes y robos de electricidad.
Las consecuencias se pagan hoy en día. Y, para proteger sus actividades económicas y garantizar el abastecimiento, algunos empresarios han comprado sus propias plantas de energía.
Horacio Labbe, presidente de la Cámara de Industriales de Carabobo, comenta que entre 20 y 25 de los más de 200 afiliados a la asociación han adquirido las plantas. Otras ya contaban con la herramienta, debido a las fallas que se produjeron en el sistema eléctrico nacional en 2003.
Guillermo Valles, presidente de Fedecámaras Aragua, asevera que entre 12% y 15% de sus agremiados hicieron la respectiva compra.
Esta medida de prevención aplica para las grandes empresas.
Las pequeñas y medianas, sin embargo, no cuentan con el músculo financiero para acceder a estas herramientas. Un kilowatts instalado en una fábrica puede costar $1.000, de acuerdo con los cálculos de Labbe. Sin embargo, la inversión dependerá de la cantidad de energía que requiera la fábrica. Si necesita un megavatios (1.000 kilovatios), se tendrá que invertir un millón de dólares.
Recursos en riesgo Labbe indica que la pérdida de las materias primas ha sido una constante en el sector industrial de Carabobo. «Un motor mueve un molino, y éste comienza a andar vacío. Una vez que está andando, se echa la carga. Si cortan la luz, ya no puedo vaciarlo. Cuando llega, hay que ponerlo en marcha de nuevo y así requiere más energía que cuando está vacío».
Lo mismo ocurre con las empresas que fabrican cauchos. «Si se va la luz cuando los moldes de fabricación están funcionando, se enfría el material y se pierde».
Guillermo Valles, explica que muchas fábricas que trabajan con plásticos se han atascado en pleno apagón.
«Luego tienen que esperar horas para limpiar las máquinas, y prepararlas nuevamente», agrega.