El empresario Mauro Libi se pronunció este domingo por las «difamaciones mediáticas» que a su juicio buscan «manchar» su trayectoria, esto tras una denuncia pública formulada ante la Comisión de Contraloría de la Asamblea Nacional por supuestos «delitos e irregularidades » de las empresas del grupo Libi.
«He sido blanco de sitios web con reputación dudosa que han tratado de manchar mi trayectoria ¡Seguiré trabajando!», manifestó a través de un comunicado titulado «La verdad sobre Mauro Libi».
«Desde hace algún tiempo he sido identificado como ‘blanco’ por alguno de estos sitios web desde donde, con una gran grosera ausencia de veracidad y sin contar con elemento de convicción alguno, se ha intentado ‘forjar’ una matriz de opinión que niegue mi trayectoria -bien conocida en los sectores comerciales donde me he desempeñado- y, en su lugar, me describa como el típico dueño de ‘empresa de maletín’ y me involucre en hechos de corrupción», dice parte del texto.
Asimismo, afirmó que la Comisión de Contraloría la Asamblea Nacional «aprobó por unanimidad el informe de esta comisión, el cual concluyó que las empresas del grupo Libi no incurrieron en ninguno de los hechos señalados en la denuncia, en virtud de lo cual se cerró la investigación».
«Invito a quien tenga alguna prueba de delitos o irregularidades que se nos atribuyan a mí o alguna de las empresas del grupo, a que la presente ante los organismos que considere convenientes».
Lea a continuación el comunicado textual:
Yo, Mauro Libi crestani, venezolano, titular de la cédula de identidad N° 9.879.190, me dirijo a la opinión pública con la finalidad de exponer lo siguiente:
Venezuela, progresivamente, se ha visto afectada por una crisis en muchos órdenes, una de cuyas manifestaciones ha sido la proliferación de sitios web que pretenden presentarse ante la opinión pública como medios de comunicación social, pero que se amparan en el anonimato y en múltiples formas de enmascaramiento que hacen imposible el ejercicio del derecho a réplica y a la defensa, la posibilidad de mostrar pruebas veraces ante la opinión pública y, menos aún, el ejercicio de acciones legales. Este seudoperiodismo ha escalado hasta llegar a un grado de sofisticación y de construcción de alianzas importantes con ciertos sectores para constituirse en un poder capaz de destruir reputaciones, o repararlas, según cual sea el grado de acercamiento al que se esté dispuesto a llegar.
Desde hace algún tiempo he sido identificado como “blanco” por alguno de estos sitios web desde donde, con una gran grosera ausencia de veracidad y sin contar con elemento de convicción alguno, se ha intentado “forjar” una matriz de opinión que niegue mi trayectoria -bien conocida en los sectores comerciales donde me he desempeñado- y, en su lugar, me describa como el típico dueño de “empresa de maletín” y me involucre en hechos de corrupción, a pesar de no haber incurrido jamás en algo semejante ni haber sido objeto de sanción alguna en más de veinticinco años, aun cuando mis empresas -así como antes de las de mi padre- siempre han estado sometidas a las inspecciones y fiscalizaciones realizadas por los distintos órganos del estado venezolano. Uno de los sedicentes medios de comunicación que me adoptó como uno de sus “objetivos” fue un extinto semanario que salió de circulación por haber sido acusado su dueño por la presunta comisión de delitos de Legitimación de Capitales. Su campaña despiadada en mi contra fue reproducida por otros sitios web, lo cual tuvo el efecto de hacer ver como proveniente de distintas fuentes lo que tuvo su origen y designio en una sola.
En el mes de agosto del 2016, el diputado Julio Montoya formuló ante la Comisión de Contraloría de la Asamblea Nacional una denuncia pública en mi contra en términos casi textuales a los aparecidos en dichas páginas. Apenas toda conocimiento de esto, le dirigí una comunicación a la comisión de Contraloría de la Asamblea Nacional, presidida por el para esa fecha por el diputado Freddy Guevara, con la finalidad de solicitar que se investigara exhaustivamente la denuncia y que se me concediera un derecho de palabra ante la comisión en pleno para ejercer mi derecho la defensa y presentar las evidencias que desvirtuaban las afirmaciones en mi contra. Se trató de la primera oportunidad que tuve de someter, por fin, a la consideración de un órgano del estado -como la Asamblea Nacional, con rango constitucional, carácter colegiado, facultades de investigación y potestad para emitir un pronunciamiento- las falsas afirmaciones tantas veces repetidas.
La comisión de contraloría la Asamblea Nacional, después de oírme, recibir los elementos que presenté y someter su verificación a una Comisión Especial dirigida por el diputado Carlos Berrizbeitia, el 7 de diciembre del 2016 y aprobó por unanimidad el informe de esta comisión, el cual concluyó que las empresas del grupo Libi no incurrieron en ninguno de los hechos señalados en la denuncia, en virtud de lo cual se cerró la investigación. La resolución respectiva fue publicada en el sitio web de la Asamblea Nacional.
Los resultados de investigación le fueron notificados en su oportunidad al denunciante quien, recientemente, ante medios de comunicación en Estados Unidos de América, me atribuye los mismos hechos investigados por la asamblea nacional, pero ahora desde su sedicente condición de investigador.
Soy un empresario venezolano que, en mis comienzos -conjuntamente con mi padre, Eleuterio Libi– fundé una cantidad de empresas, la mayoría de ellas en el sector alimentos y que en mi desempeño como emprendedor, puedo exhibir una larga trayectoria, de más de dos décadas y media, en los sectores de producción, importación, transporte, distribución, comercialización y exportación de productos. Hoy, transcurridos más de veinticinco años de trabajo, puedo afirmar que el grupo empresarial que represento es un conglomerado importante y útil para el país.
Dentro del grupo destaca Inproceca (industria Procesadora de Cereales C.A.) Que produce avena de hojuelas y la distribuye a casi el 65% del mercado nacional; también satisface mercados en República Dominicana, Panamá, Colombia y Estados Unidos. Tan solo Inproceca mantiene más de 1.500 empleos directos en Venezuela.
También merece especial mención dentro del grupo la empresa Frimaca, una almacenadora refrigerada concebida y construida con tecnología de punta que, hoy día es el primer operador logístico de la región central de Venezuela para la prestación de servicios de congelación, refrigeración, almacenamiento, reetiquetado y traslado de cargar congeladas y/o refrigeradas.
Es lamentable que la descalificación y descrédito despierte el morbo de muchos y éste sea el aliciente para alimentar los contenidos del sitio web, como aquellos a los que he hecho referencia. No son noticias los hechos positivos, el esfuerzo por invertir en el país, la creación de fuentes de trabajo, la tenacidad para sobreponerse a las adversidades de tipo coyuntural y la reafirmación constante de una vocación de permanencia.
Invito a quien tenga alguna prueba de delitos o irregularidades que se nos atribuyan a mí o alguna de las empresas del grupo, a que la presente ante los organismos que considere convenientes.
Asimismo, el grupo Libi informa que carece de presupuesto para el pago de “honorarios” destinados a influir en la solución de investigaciones y, menos aún, de las inexistentes.
Caracas, 4 de junio de 2017.