Cabify, la empresa española que abarca el mercado de transporte digital (conecta a usuarios con vehículos a través de una app móvil para smartphones) y que se constituye como la principal rival de Uber, rechazó el dinero del magnate venezolano Alejandro Betancourt. Betancourt es conocido como bolichico y recientemente fue vinculado también al caso de los Paradise Papers. Cabify rechazó el dinero que Alejandro Betancourt había adelantado en una ronda de financiación que la empresa cerró en abril de 2016 tras levantar 105 millones de euros, según ha podido saber esta compañía a través de varias fuentes conocedoras de la negociación.
La fortuna de Alejandro Betancourt fue el resultado de la adjudicación a dedo de 12 de los 14 grandes contratos que se dieron en el sector eléctrico venezolano durante la era chavista. El venezolano, que ahora preside Hawkers, dispuso de 30 millones de euros para invertir en la empresa, pero inmediatamente se levantaron las sospechas y en la compañía comenzaron a preguntarse de dónde provenían los fondos, de acuerdo con un reportaje de El Pitazo.
Una vez que investigaron el pasado empresarial de Betancourt y se dieron cuenta de que su fortuna era el resultado de acciones de corrupción, la gerencia de Cabify decidió bloquear su acceso a la empresa para evitar un escándalo que empañara la imagen de la compañía.
La devolución del dinero
Cabify cuenta con un sistema de alarmas para detectar el ingreso de dinero sospechoso y que pueda salpicarla. Y el pasado de Betancourt, no daba buena espina ni a la cúpula ni a otros inversionistas que habían participado en rondas de financiación anteriores.
Betancourt acudió a Cabify a través de un conocido inversor en start-ups en España. Tras el primer rechazo, propuso colocar dinero a través de un fondo de inversión. De esa forma no habría manera de que trascendiese públicamente su implicación en esa compañía. Pero la empresa volvió a rechazar la propuesta. No querían dinero del empresario ni públicamente ni de forma secreta.
La start-up estaba convencida de que no necesitaba esos recursos para cerrar con éxito sus rondas de financiación. Y así ocurrió. Cabify ha levantado 240 millones de dólares desde sus inicios en 2014. La última de ellas, de unos 100 millones, se cerró en mayo.
El empresario venezolano se ha dedicado durante los últimos meses a inyectar dinero en nuevas compañías tecnológicas. El propio Betancourt intentó comprar acciones en Airbnb, pero nunca recibió respuesta a sus correos electrónicos, según confesó en una entrevista al diario El Mundo.
Cabify investiga la procedencia de los fondos de forma detallada, según explica un inversor relacionado con el sector de las nuevas tecnologías. “Tal vez es una de las empresas más serias en ese campo. No quieren sorpresas desagradables con sus accionistas. Ya tienen suficiente en la guerra contra Uber y contra el colectivo de los taxis”, explica.
La compañía también tiene prohibido donar partidas para lobbies o grupos de presión para obtener ventajas o permisos de operación, tal como ha hecho el fabricante de gafas Hawkers, que contrató al lobista Ballard Partners en la capital estadounidense y que está implicado en los Paradise Papers, según ha publicado este martes El Confidencial.
El presidente de Hawkers, que contrató al lobista con máxima influencia en la Casa Blanca por motivos aún desconocidos, posee varias sociedades en el paraíso fiscal de Barbados, según el mismo diario.
Hawkers, fundada por un grupo de jóvenes veinteañeros en Elche y que es considerada el paradigma del éxito emprendedor en España, ha ofrecido dos versiones diferentes sobre sus pagos a lobistas en Washington.