Por Cocky de la Torre
El Parque Nacional Canaima, declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1994, es uno de los lugares más hermosos y biodiversos del planeta. Sin embargo, también es escenario de actividades que amenazan su conservación y la vida de sus habitantes originarios: el turismo de lujo y la minería ilegal.
En febrero de 2022, se realizó una polémica fiesta de cumpleaños en el tepuy Kusari, una formación rocosa sagrada para los indígenas pemones que habitan la zona. El evento contó con la presencia del «zar de la belleza» Osmel Sousa, la socialité Titina Penzini y otros personajes del jet set caraqueño. Los invitados se hospedaron en el Campamento Canaima, un lujoso hotel resort dirigido por el empresario Rafael Oliveros Russián, quien celebraba su aniversario.
La fiesta causó indignación en las redes sociales por el daño ecológico y cultural que supuso para el tepuy Kusari, donde existen especies únicas en el mundo. Sin embargo, esta no es la única actividad que pone en riesgo el Parque Nacional Canaima. Otras posadas de alto nivel, como el Campamento Uruyen, ofrecen excursiones en helicóptero al Churún Merú o Salto Ángel, el salto de agua más alto del mundo, y otros atractivos naturales. Estos campamentos cuentan con todas las comodidades modernas, como wifi, aire acondicionado, jacuzzi y vista a los tepuyes. El costo de alojarse en estos lugares puede superar actualmente los 800 dólares por día.
En el año 2019, la noche allí tenía un costo de $200 para los visitantes, con derecho a desayuno, sin incluir el costo de fletar un helicóptero o una avioneta de cinco puestos, el costo de los paseos y de las demás comidas. En la actualidad se calcula que el día pudiera tener un precio de $800.
En un vídeo del canal de YouTube «Dos Locos De Viaje», una pareja de excursionistas muestra imágenes de su experiencia en Canaima y de su visita al Campamento Uruyen.
Lo más grave es que estas posadas no tienen ningún tipo de control por parte de las autoridades del Estado, incluido el control aduanal, migratorio o la presencia de la Guardia Nacional Bolivariana. Los viajeros pueden entrar y salir del lugar llevando lo que deseen, sin pasar por aduanas ni migración. Esto facilita la minería ilegal de oro y otros minerales, así como el tráfico de armas y otras actividades ilícitas. Según denunció la ONG SOS Orinoco en diciembre de 2022, funcionarios del gobierno venezolano estarían empujando a los indígenas pemones a participar en la minería
Algunos actores políticos y sociales han manifestado su preocupación y su rechazo por lo que ocurre en el Parque Nacional Canaima. En el año 2022, el mensaje navideño del presidente Nicolás Maduro sorprendió a muchos al mostrar a un cachorro Golden Retriever llamado Uruyén, nombre tomado del campamento turístico de la comunidad indígena Uruyén. Algunos interpretaron este gesto como una forma de legitimar las actividades turísticas y mineras que se realizan en esa zona, sin considerar el impacto ambiental y social que generan.
Por otro lado, algunos operadores turísticos de Canaima han denunciado la disminución de la afluencia de turistas nacionales e internacionales debido a la crisis económica y sanitaria que atraviesa el país. Sin embargo, las imágenes y los testimonios que circulan en las redes sociales y en los medios de comunicación muestran que el turismo de lujo sigue siendo una opción para algunos sectores privilegiados de la sociedad venezolana y extranjera, que pueden acceder a estos servicios exclusivos y costosos.
Al Campamento Uruyen, localizado en medio de la selva, los viajeros pueden llegar en avioneta, mediante una pista de aterrizaje localizada muy cerca de las cabañas.
En diciembre de 2022, la organización no gubernamental SOS Orinoco acusó a autoridades del gobierno venezolano de impulsar a los indígenas pemones a involucrarse en la minería ilegal dándoles una pequeña ganancia. Según SOS Orinoco, que publicó su denuncia en Twitter, el pueblo pemón rechaza toda actividad minera dentro del Parque Nacional Canaima. Además, SOS Orinoco afirmó que el campamento turístico Uruyen parece ser una tapadera para facilitar la minería ilegal en manos de criollos no indígenas y para la entrada de grupos armados criminales.
“Se están violando abiertamente los derechos de las comunidades indígenas y permitiendo la colonización de sus territorios ancestrales para favorecer la minería”, se lee en el mensaje en Twitter.
A través de un video publicado por la ONG en 2022, un indígena pemón que prefirió mantener su identidad en reserva declaró que en el trabajo de la minería ilegal no están solamente los indígenas, sino otros grupos. “Todo es para ellos y para las comunidades nada. El gobierno da esa opción de que quienes tengan el metal pueden obtener el combustible. Y quien no, se queda sin trabajo. Muchos productores de minería ilegal son los que se benefician”, aseguró. “Cuando tratamos de buscar otra opción, no les parece bien. Si hablamos de agricultura, dicen que es lento, o si hablamos de otro factor, dicen que no genera ingresos al momento. Algunos piensan que la minería es una opción más factible, porque produce ingresos al momento, pero somos conscientes de que destruye totalmente el ambiente, pero muchos se ven obligados a eso”, dijo. El pemón aseguró que la minería ilegal trae consecuencias, pero que la necesidad económica obliga a muchos indígenas a trabajar de esa forma: “Muchas comunidades aledañas a los ríos se enferman como consecuencia de esa misma situación. Pero no se puede levantar la voz, porque serías piedra de tropiezo para los que laboran en la minería ilegal”.
La actividad minera y el ingreso de civiles armados sería una práctica al margen de la ley con pleno conocimiento del Estado venezolano. La situación en esa área parece recordar de algún modo la conquista del Oeste de los Estados Unidos o la historia colonial de algunos pueblos latinoamericanos y caribeños, en donde los colonizadores ingleses, españoles y franceses, les proveían licor a los aborígenes y literalmente o en la práctica les cambiaban espejos por oro para que no se opusieran al saqueo de sus riquezas naturales.
El Campamento Uruyen, el Campamento Canaima y otra posada similar ubicada en la misma zona, son administrados con participación de la comunidad indígena pemón, que percibe un porcentaje de los ingresos, por lo que siendo parte del negocio y al percibir un beneficio, se hacen de la vista gorda y se convierten de alguna manera en cómplices de las actividades ilegales que allí pudieran estarse llevando a cabo.
Campamento Canaima
La ONG SOS Orinoco ha denunciado que las posadas en el Parque Nacional Canaima son simplemente una fachada y sirven como punto de partida para la extracción de oro, el tráfico de armas y otras posibles actividades ilícitas, directa o indirectamente con la complicidad o participación de la comunidad pemón.
El Parque Nacional Canaima es un lugar único en el mundo, que alberga una gran diversidad de especies animales y vegetales, así como una cultura ancestral de los indígenas pemones. Su conservación es un deber de todos los venezolanos y de la humanidad entera. A juicio de expertos, el turismo de lujo y la minería ilegal son actividades que ponen en peligro este patrimonio y que deben ser detenidas y sancionadas. Por ello, consideran es necesario que se respeten los derechos de las comunidades indígenas y que se promueva un desarrollo sustentable que beneficie a todos los habitantes del Parque Nacional Canaima.
Semanario El Venezolano. Madrid, del 03 al 16 de agosto de 2022