El «petroespía» Hernán Rojas Leal y su socio Ramón Mijares Peña, señalados de estafar a PDVSA con cargamentos de hidrocarburos

Por Cocky de la Torre

En 2019, Petróleos de Venezuela SA (PDVSA) buscó compradores menos conocidos, después que la mayoría de las grandes refinerías del mundo y las casas comerciales de prestigio empezaran a rechazar su petróleo.

Entre los compradores de crudo venezolano que debutaron se encontraban Sahara Energy International Pte Ltd., MS International Corp. y Melaj Offshore Corp., según indicaron en 2019 informes de carga y personas con conocimiento de la situación. Reportes de prensa señalaban que estas compañías tenían previsto cargar 3 millones de barriles, solo en marzo y abril.

PDVSA buscó a los nuevos compradores después de que casas de comercio como Lukoil PJSC y Trafigura Group Ltd anunciaran que no harían más negocios con PDVSA, luego de que Estados Unidos impusiera sanciones más duras a finales de enero de 2019. Las sanciones a PDVSA equivalían a una prohibición de hecho a las importaciones estadounidenses de petróleo venezolano, lo que hizo que las refinerías de EE.UU., entre ellas Valero Energy Corp., LyondellBasell Industries NV y PBF Energy Inc., se retiraran.

Venezuela estaba teniendo problemas para vender su petróleo, después de que las sanciones redujeran las ventas a EE.UU., el destino del 37 por ciento de sus exportaciones de petróleo en 2018. Los envíos a EE.UU. Habían caído a cero en la semana terminada el 15 de marzo de 2019, según datos del gobierno. Encontrar nuevos compradores podía ayudar a eliminar un excedente de 12 millones de barriles de petróleo venezolano que flotaba en la costa del país, la mayor parte sin vender.

Sahara Energy, con sede en Singapur, es una empresa asociada al Grupo Sahara, que posee intereses en campos petroleros en África. La compañía también estaba buscando buques para entregar gasolina a Venezuela, dijo entonces una persona con conocimiento de la situación.

Hernán Rafael Rojas Leal vinculado no solo con estafas, sino también con la evasión de sanciones petroleras a Venezuela a través de Sahara Group

«Es una oportunidad para los independientes, ya que algunos de los grandes actores rechazan a Venezuela», afirmaba Paul Tessetti, director ejecutivo de mercados de petróleo crudo de IHS Markit, desde Dallas. «Es una apertura, dado que el mercado para el petróleo pesado está ajustado», indicaba entonces Tessetti.

Después de la pérdida del mercado estadounidense, Rosneft Oil Co PJSC había estado tomando más petróleo venezolano y suministrando combustibles al Gobierno de Nicolás Maduro. La refinería india Reliance Industries Ltd, que en febrero de 2019 se había convertido en el principal comprador de crudo venezolano, limitó luego sus compras ante la presión de EE.UU., y dichas importaciones estaban muy por debajo de los niveles contratados.

Analistas indicaban que los nuevos compradores iban a tener una capacidad limitada para tomar el petróleo venezolano, ya que la mayoría de los mercados no querían involucrarse en el conflicto con el gobierno de EE.UU.

Personas familiarizadas con el asunto aseguran que dos de los participantes clave en las negociaciones entre Pdvsa y compradores de hidrocarburos poco conocidos fueron los brokers venezolanos Ramón Adolfo Mijares Peña y Hernán Rafael Rojas Leal, a quienes señalan de haberse apropiado del cargamento de al menos cuatro buques de productos petroleros. Se calcula que Mijares Peña pudo haber facturado al menos 736 millones de dólares en cargamentos de esos productos.

Ramón Adolfo Mijares Peña y Hernán Rafael Rojas Leal

La relación entre Sahara Group y el Gobierno chavista comenzó en abril de 2019 a través de Miguel Silva Pérez, Hernán Rafael Rojas Leal y Erhan Kap mediante el Grupo Iveex Insaat, según la programación de carga de Pdvsa y los informes internos sobre exportaciones e importaciones de la primera mitad del año.

La empresa Venro está también en el centro de la trama, que le permitió adueñarse ilícitamente de cargamentos por el orden de 1.000.000 de barriles de crudo pertenecientes a Petróleos de Venezuela (PDVSA). La operación se habría tratado de una oscura trama entre el presidente de Venro, Hernán Rafael Rojas Leal y Ramón Mijares Peña.

Hernán Rafael Rojas Leal (iz.) – Ramón Mijares Peña (cen.)

Venro tiene oficinas y operaciones en Madrid, así como en la ciudad de Nueva York, en los Estados Unidos. En estas últimas Hernán Rafael Rojas Leal y Ramón Mijares Peña no han dudado en fotografiarse en distintas ocasiones.

Quién es Hernán Rafael Rojas Leal

Hernán Rafael Rojas Leal fue un personaje muy conocido hace cuatro décadas. Fue uno de los protagonistas de uno de los mayores escándalos de corrupción venezolanos, específicamente relacionado con Petróleos de Venezuela S.A. En su época el caso llegó a ser conocido como el Petroespionaje. Se trató de un entramado ilegal armado por empleados del holding estatal y personeros del sector privado, quienes idearon un esquema para vender y manipular información privilegiada de los precios del crudo venezolano y luego obtener jugosas ganancias con la venta de petróleo.

Hernán Rafael Rojas Leal

Rojas Leal estuvo preso en Venezuela, pero se escapó de una cárcel de la Policía Metropolitana, vestido de mujer.

Hoy, este personaje, ha regresado con fuerza y nuevamente ha logrado montar una estructura para repetir el petroespionaje, para lo cual ha contado supuestamente con la complicidad de funcionarios internos de Pdvsa, entre ellos, una funcionaria de apellido García, quien ha realizado varios viajes a Nueva York para entrevistarse con su mentor, según el blog El Petroespía.

El tiempo ha demostrado ser un aliado de Hernán Rafael Rojas Leal, pues después de haber estado cuatro años preso por el caso de pretroespionaje en Venezuela y de huir vestido de mujer, aún se mantiene en el negocio petrolero.

Rojas Leal, quien se presume es objeto de investigaciones en la actualidad por parte de autoridades de los Estados Unidos y Venezuela, habría establecido contacto con funcionarios de la Gerencia de Comercialización de PDVSA para obtener información privilegiada y confidencial sobre los precios y venta de petróleo venezolano, la cual utilizaría para su beneficio en Venro Petroleum Corp., una empresa de su propiedad registrada en Nueva York, en la que Hernán Rafael Rojas Leal aparece como presidente.

 

Fuentes policiales venezolanas apuntan las investigaciones hacia una funcionaria de apellido García, que ha trabajado como Commercial Analyst at PDVSA (analista comercial de Pdvsa), quien ha realizado frecuentes viajes hacia Nueva York, supuestamente pagados por Rojas Leal.

Las autoridades, y los gerentes de Protección, Control y Perdidas (PCP) de PDVSA se preguntan e investigan cómo una empleada de rango medio ha podido costear sus movilizaciones y estadías en La Gran Manzana, por lo cual han supuesto que pudiera tratarse de una petroespía.

Hernán Rafael Rojas Leal se ha ufanado de tener bajo su nómina a altos gerentes de PDVSA y del gabinete de Gobierno del presidente Nicolás Maduro, entre ellos al extitular de la cartera de Energía, Minas y Petróleo, Nelson Martínez, quien anteriormente había ejercido la presidencia de CITGO. También estuvo recibiendo la generosa ayuda de Orlando Chacín, Ana María España y Eduardo Orsoni, exvicepresidente de Exploración y Producción, extesorera y exconsultor jurídico de PDVSA, respectivamente. Este último fue uno de los principales lugartenientes de Pedro León, exdirector ejecutivo de la Faja Petrolífera del Orinoco y quien fue detenido por las autoridades venezolanas por hechos de corrupción.

Diversos informes de prensa trataron de descubrir las causas por las cuales el hombre fuerte de PDVSA y ministro de Energía de Venezuela, Rafael Ramírez, cayó en desgracia y fue sacado de esos cargos.

Algunos apuntan a que se debió a manejos fraudulentos en la colocación de bonos del holding, los cuales habría vendido a miembros de su familia y entorno a precios por debajo del mercado. Otros consideran que la causa fue política.

Pero algunos periodistas y medios, apuntan que la salida de Ramírez se debió a una turbia negociación, ocurrida a finales de 2012, de venta de crudo Mesa 30° API, a través de intermediarios, práctica que era totalmente ajena a la estatal venezolana, la cual siempre consideró que al manejar directamente la intermediación ganaba más dinero.

Pero en este caso, hay más elementos de conjetura, entre ellos, que la negociación establecía que el precio de venta al intermediario debía estar por 2,5 dólares por debajo del costo referencial del West Texas Intermediate.

Las preguntas que surgen inmediatamente son: ¿Quién es la empresa que haría la intermediación? y ¿Quiénes son sus dueños? La respuesta a la primera interrogante es Free Market Petroleum (FMP), la que a su vez pertenecería a Free Market Holdings, que se encuentra registrada en Delaware desde el año 2008.

La respuesta a la segunda interrogante es todavía más interesante, pues aun cuando la propiedad no está del todo definida, sí está claramente identificado que el principal intermediario entre Pdvsa-Ministerio de Energía y la FMP era Hernán Rafael Rojas Leal. Sí, el mismo del caso de los petroespías, el petroespía que huyo vestido de mujer de una cárcel caraqueña.

Parece que el petroespía no ha perdido sus contactos, con el paso del tiempo, sino que los ha ampliado y mejorado de nivel, pues ha llegado a lo más alto del poder petrolero en Venezuela.

El ciudadano Hernán Rafael Rojas Leal, conocido como el petroespía por su participación en el sonado escándalo petrolero del mismo nombre, ha sido investigado por las autoridades de la ciudad de Houston, Texas, por la agresión física contra el estadounidense Jean Charles Queen, ocurrida el 28 de julio de 2009, frente al restaurante Saltair Seafood Kitchen, ubicado en la West Alabama Sreet de esa ciudad.

Según testigos presenciales del hecho que luego declararon a la policía local, al parecer, Queen le exigía a Rojas Leal la devolución de una importante suma de dinero utilizada para un negocio que no se concretó.

El venezolano reaccionó agrediendo al ciudadano norteamericano, quien sufrió contusiones y moretones en su rostro, lo cual lo llevó a introducir una demanda en un caso por el que Hernán Rafael Rojas Leal se vio obligado a abandonar Houston, escapando al mejor estilo de las películas vaqueras.

El petroespía aterrizó en Panamá con su hermano Numa Rojas como cabeza de playa. Allí registraron, el 25 de julio de 2008, la empresa Buntrad Oil Corp, que como su nombre lo indica se especializaba en comercializar petróleo y sus derivados, con lo que nuevamente Hernán Rafael Rojas Leal demostraba abiertamente que el haber estafado al Estado venezolano no le impedía seguir haciendo negocios con PDVSA.

Personas relacionadas con el petroespía aseguran que en el istmo labró una buena amistad con funcionarios de esa nación y con empresarios de la Zona Franca de Colón, de quienes se ganó su confianza para la importación y exportación de sus productos en una triangulación, Venezuela-Panamá-USA.

Pero otra vez volvió a salir a relucir su genética, y luego de embaucar a varios comerciantes y emprendedores de Panamá, Hernán Rafael Rojas Leal debió abandonar el país centroamericano, dejando a su paso una serie de deudas no pagadas, que un vocero de la Cámara de Comerciantes y Exportadores de la Zona Franca de Colón estimó en más de 2,5 millones de dólares.

Han pasado 40 años desde que Rojas Leal huyera de Venezuela para no pagar más cárcel por el caso de los petroespías y aún hay gente afectada por las andanzas del prófugo.

El famoso petroespía no cesó de hacer negocios y, junto con su hermano Numa Rojas, nombre que no se debe confundir con el de un exalcalde chavista de la ciudad de Maturín, montó la empresa denominada Grupo Venro de Venezuela (RIF-J310113092) y se dedicó a lo que mejor sabe hacer: trabajar con PDVSA o tal vez en perjuicio de la petrolera estatal.

Aunque parezca ilógico, siguió haciendo negocios con la empresa que había estafado y de la cual había vendido información privilegiada, razón que lo mantenía en la condición de prófugo.

Aunque esta situación pareciera algo fuera de lo normal, en realidad solo evidenció que Hernán Rafael Rojas Leal estaba bien protegido y conservaba sus contactos dentro del holding estatal venezolano.

El Grupo Venro, fundado con un capital de 10 millones de los bolívares antiguos, negociaba con PDVSA la fabricación, venta y distribución de químicos y petroquímicos.

Todo iba bien para el Grupo Venro, en donde los hermanos Rojas Leal ocupaban el cargo de directores y propietarios de la mitad de las acciones cada uno de ellos.

Sin embargo, el Grupo Venro, cuya sede funciona donde los hermanos Rojas Leal tienen su centro de operaciones en Venezuela, estaba en El Rosal, avenida Alameda, Quinta Santa Ana, Chacao, estado Miranda.

Venro también tiene o tenía operaciones en varios estados de Venezuela, especialmente en Monagas, donde han cursado reclamos de trabajadores a quienes les han quedado adeudando pasivos laborales, incluidas sus prestaciones sociales.

Años atrás, José Malavé y Jesús Marcano, quienes se identificaron como operarios petroleros, denunciaron en el periódico El Sol de Maturín, que el grupo Venro les adeudaba casi 2 millones de bolívares por liquidaciones no pagadas.

Tal vez esta insolvencia financiera y la situación económica de Venezuela, llevó a los hermanos Rojas Leal a mudar sus operaciones a Centroamérica y al mismo tiempo a apostar fuerte creando corporaciones en los Estados Unidos.

Tan cierto como que el sol sale todos los días, es que ningún asalariado se convierte en millonario. Podrá vivir bien y darse ciertos lujos pero jamás ingresar al club de los millonarios. Sin embargo pareciera que el único país donde eso no es cierto es Venezuela, pues cuando estalló el caso de los petroespías salió a relucir que hombres con ingresos normales para la época, eran poseedores de importantes bienes de fortuna.

Uno de los personajes que destacó en ese caso fue Hernan Rafael Rojas Leal, quien según investigaciones de la Contraloría General de la República, tenía un sueldo mensual de 13 mil bolívares, pero cuando se destapó el escándalo de corrupción poseía un patrimonio de 34 millones 137 mil bolívares entre sus activos y depósitos a plazo fijo en la Unión de Bancos Suizos de Ginebra, más 3 millones de dólares en el Chase Manhattan Bank de Nueva York.

Quizás por eso tuvo suficiente capital para ejecutar su plan de escapar de los calabozos de la Policía Metropolitana disfrazado de mujer y de ahí, directo a un avión privado que lo sacó de Venezuela, país al que apenas ha vuelto en un par de ocasiones. Una de ellas, escapando del escándalo de agresiones físicas y estafas que protagonizó en suelo estadounidense, específicamente en la ciudad de Houston, Texas.

Hoy está demostrado científicamente que los genes determinan la actitud de la gente, lo cual significa que cuando alguien tiene un código genético que marca su conducta, no la cambiará, olvidará ni dejará, sin importar dónde se encuentre o en qué situación se halle. Esto viene al caso porque un famoso corrupto de la Cuarta República, quien pagó cárcel en Venezuela por sus estafas, nuevamente está de vuelta en sus andanzas.

Antes de seguir comentando sobre el personaje, cabe recordar que corría el año de 1983, cuando en Caracas empezaron a ventilarse una serie de denuncias sobre empleados y exempleados de Petróleos de Venezuela (PDVSA); así como empresas estadounidenses que habían urdido un macabro sistema para beneficiarse de información privilegiada y obtener cuantiosas ganancias por la compra-venta de crudo venezolano. Se trató precisamente del caso de los petroespías.

Por toda la trama de corruptela fueron señalados 11 ciudadanos, dos de ellos extranjeros.

Uno de los más mencionados en aquella época fue Hernan Rafael Rojas Leal, quien a la postre protagonizaría una peculiar fuga de los calabozos del Destacamento 7 de la entonces Policía Metropolitana.

Diccionario de la Corrupció… by Felipe A Torrealba

 

 

Autoridades españolas tendrían interés en Venro, la empresa que se apropió de 1 millón de barriles de petróleo venezolano en una opaca trama


Semanario El Venezolano. Madrid, del 03 al 16 de agosto de 2022

Tomado de El «petroespía» Hernán Rojas Leal y su socio Ramón Mijares Peña, señalados de estafar a PDVSA con cargamentos de hidrocarburos

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