He de comentar, ¿no? El periódico cuya portada esta dominada hoy por «football leaks» con historias del uso -por parte de futbolistas profesionales- de compañías offshore en paraísos fiscales, investigados por la fiscalía española por «delitos contra la Hacienda Pública», publica hoy también una «entrevista», hecha por un «periodista de investigación», sobre Alejandro Betancourt, el capo di tutti capi de Derwick Associates, la empresa de maletín venezolana que -basicamente- robó más de 1.000 millones de dólares en sobreprecios en contrataciones con el estado venezolano. Cabe preguntarle al equipo editorial de El Mundo -si es que existe-: es motivo de denuncia que futbolistas usen empresas offshore para evadir impuestos en España, pero no lo es que corruptos venezolanos laven el dinero robado en España?
La ausencia de fact-checking en El Mundo (corroborar que lo que se publica, o se escucha de parte del entrevistado, pueda sustentarse independientemente) es absoluta. El entrevistador presenta a Betancourt a sus lectores como un hombre impoluto: un empresario intachable que hizo fortuna gracias a contrataciones públicas en Venezuela y sobre el cual no recae cuestionamiento alguno. El problema, para la credibilidad de El Mundo y del entrevistador, es la abundancia de evidencia que demuestra, fuera de toda duda, que Alejandro Betancourt es de todo, menos un empresario exitoso. Robar dinero público no equivale a éxito empresarial. Y blanquear dinero público mal habido -por mucho que se presente como inversión- es un delito penado en la mayoría de los países del mundo, incluyendo España.
Publicar datos y fechas falsas socava el periodismo. Y hay bastante de eso en la «entrevista» a Betancourt. Derwick Associates no fue fundada en la fecha atribuida por El Mundo, ni Betancourt desarrolló trabajos para PDVSA, y menos cierta aun es la afirmación de que algún tribunal en EEUU haya «fallado en su favor».
En las distintas demandas civiles presentadas contra Derwick y Betancourt en EEUU, lo único que se ha dirimido -hasta ahora- es la jurisdicción de tales tribunales para conocer dichas causas. Los hechos, lease determinar si las contrataciones en Venezuela fueron producto de pagos de sobornos y enriquecimiento ilícito (como es el caso), no han sido juzgados aun en demandas presentadas por particulares, como Betancourt quisiera hacer creer a los lectores de El Mundo, sino que son investigadas criminalmente por agencias federales y fiscalías de los EEUU. Basta una simple búsqueda en Google para indagar sobre el tema (aunque quizás no hay angloparlantes en la redacción de El Mundo). Ni el «periodista de investigación», ni sus editores en El Mundo, se molestaron en chequear el pasado del Sr. Betancourt. Y si lo hicieron, decidieron excluir de la «entrevista» toda prueba de actividades ilícitas.
Sustrajeron de su experiencia en «oro negro», los más de 250 millones de dólares que perdió en Colombia, a través de su «inversión» en Pacific Energy (otro caso de blanqueo). No da cuenta el entrevistador tampoco de las razones por las cuales Betancourt ha rehusado a ser depuesto en persona en EEUU, será quizás el miedo a ser arrestado por exactamente las mismas causas criminales contra el «magnate» Roberto Rincón? Los €50 millones por el 20% de Hawkers no es sino otro intento de legitimar su imagen, para lo cual el periodismo de El Mundo acaba de contribuir significativamente. Pero no debe extrañar, si se considera que el Presidente del Gobierno de España utiliza su poder para dar trato preferencial a otros boliburgueses y corruptos venezolanos. La legitimidad de las fortunas chavistas llegadas a España no es motivo de preocupación o escrutinio ni para la prensa, ni para el gobierno.