Noelle Dunphy, una excolaboradora de Rudolph Giuliani, el exabogado de Donald Trump y antiguo alcalde de Nueva York, lo ha demandado por supuesto acoso y agresión sexual, falta de pago de sueldos y otras conductas inapropiadas, según informaron se conoció el martes 16 de mayo.
La demanda la presentó Dunphy, que fue directora de desarrollo comercial de Giuliani y ocupó otros puestos entre 2019 y 2021, cuando el político era letrado del expresidente Trump (2017-2021).
Giuliani «empezó a abusar de la señora Dunphy casi desde que ella comenzó a trabajar para él», dice el texto de la demanda, al que accedió CBSNews y que, de acuerdo con varios medios, tiene 70 páginas.
El exalcalde «le dejó claro que cumplir con sus exigencias sexuales, que ocurrían casi en cualquier momento y lugar, era una condición indispensable para que conservara su trabajo», añade la demanda.
Según Dunphy, Giuliani le ofreció un salario anual de 1 millón de dólares, pero la propuesta tenía un problema: Giuliani estaba en pleno divorcio y le dijo a su empleada que tendría que aplazar su pago y que su trabajo se mantendría en «secreto» hasta que el proceso de separación acabara, explicó CBSNews.
El exletrado de Trump dijo entonces que su exmujer, a la que llamó «loca», y sus letrados estaban siguiendo sus movimientos financieros y que «atacarían» y «tomarían represalias» de cualquier empleada que Giuliani contratara, según el texto de la demanda.
La demanda indica que, una semana después de contratarla, Giuliani hizo que Dunphy viajara a Nueva York en un avión alquilado por él e insistió en que se alojara en una suite de invitados en su piso del Upper East Side neoyorquino.
Los dos bebieron y, en un momento determinado, «Giuliani colocó su cabeza sobre su pene, sin pedir ni obtener ningún tipo de consentimiento (de parte de ella). Él la sujetó por el cabello (…). Lo hizo en contra de su voluntad», dice la demanda.
Giuliani a menudo pedía a Dunphy que trabajara desnuda, en bikini o en pantalones cortos, abrigándose con una bandera estadounidense que él le compraba, asegura la demanda.
El exalcalde «la presionaba constantemente, le hacía comentarios sexuales sobre ella, sobre sí mismo. Cuando se suponía que debían estar trabajando, él, como alega nuestro cliente, la manoseaba e intentaba iniciar el contacto sexual», aseguró el abogado de la demandada Justin Kelton a la cadena estadounidense.
«Bebía mañana, tarde y noche y se emborrachaba con frecuencia, por lo que su comportamiento siempre era impredecible. Tomaba Viagra constantemente, se exponía y le decía que no podía hacer ningún trabajo hasta que ‘te ocuparas de esto’», en una clara referencia sexual, añade el medio, según EFE.
La demandante, que asegura tener grabaciones de algunos de estos encuentros, también afirma que Giuliani «exigió sexo oral mientras atendía llamadas telefónicas», incluso con el entonces presidente Donald Trump.
También señaló que satisfacer sus demandas sexuales, que llegaban prácticamente en cualquier momento y en cualquier lugar, era un requisito absoluto de su empleo.
Ted Goodman, asesor político y de comunicaciones de Giuliani, comentó a ABCNews en un comunicado que el exalcalde «niega inequívocamente» las acusaciones y que actuará contra ellas, además de afirmar que la demandante ha sido acusada previamente de actuar «en tramas similares» con otras destacadas personalidades.
Visita a un «bolichico» venezolano en España
En algunas webs y en redes sociales se ha recordado el trabajo de cabildeo realizado por Giuliani a favor del llamado «bolichico» venezolano Leopoldo Alejandro Betancourt, a quien Giuliani visitó en su finca en España, visita a la que también asistió el padre del entonces autoproclamado presidente interino de Venezuela, Juan Guaidó. Sobre ese particular, la web Infodio.com comentó, en un artículo titulado: «Rudy Giuliani supuestamente vendió indultos por $ 2 millones, se volvió medio loco con Donald Trump«: «Porque sabemos que Giuliani visitó a Betancourt en Madrid; porque sabemos que Giuliani presionó al fiscal general de Trump, Bill Barr, en nombre de Betancourt; porque Giuliani tiene constancia de que Betancourt no podía ser discutido porque hacerlo era un asunto de «seguridad nacional»; la pregunta después del título debe ser entonces: ¿Donald recibió dinero de Alejandro Betancourt?«.
Rudy Giuliani, quien fue alcalde de Nueva York y abogado personal de Donald Trump, estuvo involucrado en la investigación del juicio político al entonces mandatario de Estados Unidos. El veterano se enfrentó en 2019 a un nuevo desafío, que tiene origen en Venezuela, pasa por Madrid y está relacionado con el difícil equilibrio entre su trabajo gratuito para el presidente y los lucrativos servicios que ofrece al mismo tiempo a otros clientes.
El 25 de julio de 2019, Trump le pidió por teléfono al presidente ucranio, Volodímir Zelenski, que indagara sobre sus adversarios demócratas y le aconsejó que hablara con Giuliani. El 2 de agosto de 2019, Giuliani se encontró en un hotel de Madrid con Andrei Yermak, asistente de Zelenski, para detallar el encargo de Trump. Así lo admitió el propio abogado, que contó a The Daily Beast que Yermak se había ofrecido a viajar a Estados Unidos, pero él le propuso Madrid, donde tenía que ir de todas formas por “negocios y vacaciones”.
La principal razón de Giuliani para ir a Madrid, según The Washington Post, era reunirse con Alejandro Betancourt López, empresario venezolano que acumuló una enorme fortuna con la crisis eléctrica que sufrió el país sudamericano a finales de la década pasada. Giuliani, según el Post, fue invitado de Betancourt en una histórica finca de su propiedad cerca de Madrid.
Betancourt, en una muestra de su poderío económico, compró en 2012 una finca de 1.440 hectáreas en Santa Cruz del Retamar, en Toledo, a unos 50 kilómetros al suroeste de Madrid, que antes albergó el castillo de Alamín. El 3 de agosto de 2019, el día después de su reunión con Yermak, Giuliani compartía en su cuenta de Twitter cuatro fotos de paisajes del “sur de Madrid”, donde encontró “pueblos hermosos”, “campos encantadores” y “gente estupenda”.
Resulta, según reveló el Post, que Betancourt había contratado a Giuliani para ayudarle en su defensa contra una investigación del Departamento de Justicia estadounidense sobre lavado de dinero y soborno. Parece una buena jugada contratar al abogado personal del entonces presidente norteamericano para defenderse de una investigación llevada a cabo por su propia Administración.
Un mes después, según las fuentes anónimas citadas por el Post, Giuliani era uno de los abogados que defendían a Betancourt en Washington y se reunían con altos cargos del Departamento de Justicia para convencerles de que el empresario venezolano no debía enfrentarse a cargos en el caso, presentado ante la justicia de Florida, sobre una trama de saqueo y blanqueo de 1.200 millones de dólares. Betancourt no se enocntraba entre los ocho acusados en el caso pero, según publicó el Miami Herald, se le mencionaba como conspirador.
Giuliani suele presumir de que no obtiene beneficio económico de su trabajo sin cobro para el presidente. Pero casos como ese revelaron cómo sigue ofreciendo sus servicios, al mismo tiempo, a clientes extranjeros con intereses ante la Administración estadounidense. Servicio público e interés económico privado se mezclan reiteradamente en la carrera del exalcalde de Nueva York. Pero en esa ocasión, en medio del proceso de juicio político a Trump, el asunto adquiría una nueva dimensión: además de ejercer de abogado del presidente, según han declarado varios testigos, Giuliani asumía en el extranjero una especie de representación no oficial de Estados Unidos.
The Wall Street Journal informó en 2019 que la fiscalía de Nueva York estaba indagando los negocios de Giuliani en el contexto de una causa por financiación ilegal de campaña contra dos asociados suyos, Lev Parnas e Igor Fruman. Parnas y Fruman, empresarios inmobiliarios en Florida y de origen ucranio y bielorruso respectivamente, colaboraron con Giuliani además de en otros negocios privados en sus intentos para que el Gobierno ucranio indagara a los adversarios demócratas de Trump. El 9 de octubre de 2019, fueron arrestados en el aeropuerto de Dulles, cerca de Washington, acusados de canalizar fondos de un Gobierno extranjero a políticos estadounidenses. Ambos según el Post se hospedaron también en la finca de Betancourt en la provincia de Toledo cuando viajaron para encontrarse con Yermak en un hotel de Madrid.
No era la primera vez que Venezuela aparecía en las investigaciones del juicio político. La experta en Rusia del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca Fiona Hill en su testimonio a puerta cerrada previo a su comparecencia pública, en noviembre de 2019, aludía a un vínculo venezolano. “Me dijeron que los mismos individuos que han sido imputados [Parnas y Fruman] habían estado interesados en diferentes momentos en inversiones de energía en Venezuela y que esto era bastante conocido» dijo Hill según la transcripción de su primer testimonio.
La teoría de conspiración electoral en los Estados Unidos, según Giuliani y la relación del abogado con «boliburgueses»
Donald Trump usó la crisis en Venezuela para sus ambiciones políticas con bastante frecuencia durante su campaña en 2020 y su presidencia, pero la forma en que su equipo la usó luego para intentar revertir una elección fue la más irónica, según Independent.
“Es imposible creer que la empresa dueña de esta maquinaria electoral sea aliada de Hugo Chávez, aliada de Nicolás Maduro y aliada de George Soros. ¿Qué tenemos que hacer para llegar a la verdad? » se preguntó Giuliani durante una polémica conferencia de prensa.
En 2020, mientras un líquido marrón no identificado le caía por la cara, Giuliani agregó que los votos en Michigan estaban “siendo contados en Alemania por una empresa venezolana. Propiedad de personas aliadas de Maduro y Chávez”.
La también abogada Sidney Powell, quien había sido anunciada como miembro del equipo de Trump, lo respaldó, afirmando tener evidencia de que “esto vino de Venezuela, de Nicolás Maduro, de Hugo Chávez, de Cuba y de China que tiene importantes intereses en Venezuela».
Powell agregó detalles aún más improbables a su historia durante una entrevista en Newsmax, donde afirmó que Chávez obtuvo la tecnología de votantes de la CIA y sobornó al gobernador republicano de Georgia, Brian Kemp. Aparentemente, esta acusación fue demasiado descabellada incluso para el equipo de Trump, que intentó fingir que Powell nunca fue parte del equipo legal oficial presidencial después de la desastrosa entrevista.
No importa que Chávez y posteriormente Maduro hayan pasado su tiempo en el poder denunciando supuestos complots de la CIA para derrocarlos. No, según el equipo legal de Trump, los chavistas estuvieron trabajando con uno de sus enemigos jurados todo este tiempo, todo para derrotar a Trump.
La idea de que Chávez, desde la tumba, de alguna manera le robó una elección a Trump cuando Trump había estado diciendo durante años que solo él podía derrocar al régimen venezolano era algo increíble en sí mismo.
El exalcalde de Nueva York caído en desgracia recibió cientos de miles de dólares para hacer lobby a favor de Chávez en 2007, cuando el venezolano todavía estaba vivo.
Como se informó ampliamente en ese momento, el bufete de abogados de Giuliani, Bracewell y Giuliani, fue contratado por el gobierno de Hugo Chávez para presionar en nombre de Citgo Petroleum Corp., la subsidiaria estadounidense de la compañía petrolera venezolana PDVSA (Petróleos de Venezuela) y la más grande generadora de efectivo de Chávez.
Y el trabajo de Giuliani con el chavismo no se detuvo allí. En los últimos años, ha sido un abogado de referencia para venezolanos corruptos vinculados al chavismo y que han tratado de escapar de sanciones o cargos internacionales por lavado de dinero.
Giuliani había estado ayudando a quienes defraudaron a Venezuela mientras servía como abogado del entonces presidente de Estados Unidos, que se ha presentado como «duro» con el chavismo y el castrocomunismo.
Representó a Alejandro Betancourt López en una investigación del Departamento de Justicia sobre presunto lavado de dinero en Florida. Betancourt López es conocido como uno de los «boli-burgueses ”de Venezuela, los que se convirtieron en parte de la nueva burguesía del país gracias a la revolución bolivariana “socialista”.
Betancourt López era un co-conspirador no acusado en un caso que acusaba a varios empresarios venezolanos, incluido el primo de Betancourt, de robar hasta $ 1.2 mil millones a PDVSA y lavar los fondos a través de bienes raíces en Florida, según informó el Washington Post.
Betancourt es conocido entre los venezolanos como uno de los mayores beneficiarios de la corrupción chavista. Se alega que su compañía Derwick Associates pagó sobornos al régimen para obtener contratos para construir plantas eléctricas. Por supuesto el sistema eléctrico la nación está completamente descompuesto hoy mayoría los venezolanos viven con fallas servicio sin luz.
Giuliani argumentó en nombre Betancourt que el magnate no debería enfrentarse cargos criminales por lavado dinero Florida.
Y antes hacerlo Giuliani ya tenía una relación con Betancourt habiéndose quedado su propiedad Madrid mientras Giuliani trabajaba para encontrar corrupción vinculada Ucrania Joe Biden por solicitud Trump.
Curiosamente Giuliani incluso llevaba marca anteojos sede España del aliado chavista Betancourt Hawkers mientras hablaba sobre una conspiración chavista para manipular las elecciones estadounidenses contra Trump 2020.
Las cosas se pusieron aún más raras: según Joshua Goodman AP ex guardaespaldas Hugo Chávez sería testigo su caso contra Smartmatic.
En demanda Giuliani presentó Georgia una declaración jurada testifica contra Smartmatic parece ser capitán Leamsy Salazar. Salazar exinfante marina trabajó seguridad Chávez huyó Estados Unidos después su muerte.
En declaración jurada testigo afirmó haber estado presente cuando votos manipularon máquinas Smartmatic durante elecciones presidenciales venezolanas 2013 pero afirmaciones manipulación votos durante elecciones estadounidenses 2020 han sido desmentidas testigos expertos. De hecho hay pruebas fraude electoral chavista Venezuela hasta 2017 cuando Smartmatic sonó alarma Gobierno Maduro manipuló alrededor millón votos elecciones asamblea nacional contituyente.
Además contrario afirmado equipo Trump Smartmatic posee tiene ninguna conexión Dominion Voting Systems sistema más utilizado elecciones estadounidenses.
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Entre los venezolanos, Betancourt tiene fama de ser uno de los principales beneficiarios de la corrupción chavista. Se dice que su empresa, Derwick Associates, dio sobornos a funcionarios del Gobierno venezolano para conseguir contratos de construcción de plantas eléctricas. Sin embargo, el sistema eléctrico del país está totalmente colapsado hoy y la mayoría de los venezolanos sufren cortes o falta de luz.
Giuliani abogó por Betancourt y dijo que el magnate no debía ser acusado de lavado de dinero en Florida.
Antes de eso, Giuliani ya tenía una relación con Betancourt y se hospedó en su propiedad en Madrid mientras Giuliani buscaba corrupción relacionada con Ucrania y Joe Biden, por encargo de Trump.
Curiosamente, Giuliani incluso usaba la marca de gafas española del aliado chavista Betancourt, Hawkers, cuando hablaba de una conspiración chavista para alterar las elecciones estadounidenses contra Trump en 2020.
Las cosas se volvieron más extrañas: según Joshua Goodman de AP, un ex escolta de Hugo Chávez sería el testigo en su caso contra Smartmatic.
En la demanda que Giuliani presentó en Georgia, una declaración jurada que testifica contra Smartmatic parece ser del capitán Leamsy Salazar. Salazar es un ex marino que trabajó en seguridad para Chávez y escapó a Estados Unidos después de su muerte.
En la declaración jurada, el testigo afirmó haber presenciado cómo se manipularon los votos con máquinas Smartmatic durante las elecciones presidenciales venezolanas de 2013, pero las acusaciones de manipulación de votos durante las elecciones estadounidenses en 2020 han sido refutadas por testigos y expertos. De hecho, no hay evidencia de fraude electoral chavista en Venezuela hasta 2017, cuando Smartmatic alertó que el Gobierno de Maduro manipuló alrededor de un millón de votos para las elecciones de la asamblea nacional constituyente.
Además, al contrario de lo que había afirmado el equipo de Trump, Smartmatic no es dueño ni tiene ninguna relación con Dominion Voting Systems, el sistema más usado en las elecciones estadounidenses.
Mientras la presidencia de Trump se deshacía en una serie vergonzosa de teorías conspirativas y personajes turbios, él y Giuliani se mofaban de la tragedia venezolana en el proceso.
Semanario El Venezolano. Madrid, del 03 al 16 de agosto de 2022