07 / SEP / 2009 — 10:45 AM | En su columna de hoy en El Mundo Economía & Negocios, el economista César Aristimuño, evalúa el estado de la banca venezolana y sostiene que el Estado ha tenido que recurrir a las entidades financieras para sostenerse, al tiempo que advierte los riesgos que implica dicha actividad para los ahorristas.
Esta es su columna completa:
La caída de los ingresos petroleros ha obligado al Gobierno a acudir a las entidades financieras en busca de recursos. La abultada compra de deuda del Estado por parte de los bancos en los últimos siete meses de Bs.F 24.464 millones no ha sido necesariamente mala para las entidades financieras, según sus resultados.
Los papeles han representado una ventaja para los bancos, debido a que están exentos de impuesto sobre la renta, “son de menor riesgo” y rinden intereses. Sin embargo, el objetivo de las entidades no es financiar la deuda interna del Estado, sino hacer más accesibles los créditos a la población y al aparato productivo nacional, a pesar que el descenso del consumo que se está registrando en el país, actúa como un freno a la demanda de préstamos. Por lo tanto pudiéramos señalar que las emisiones de deuda interna por parte del Estado han sido el salvavidas de muchos bancos en Venezuela.
Pero debemos indicar que esta alta concentración coloca a la banca en una inconveniente dependencia de las finanzas y las decisiones gubernamentales. En diciembre 2008, el 17,5% de los depósitos de la banca venezolana estaban colocados en deuda emitida por el Estado, elevándose este porcentaje siete meses después a 25,1%, por lo que el sector privado está siendo desplazado por el sector público. Pareciera que el gobierno les tiene tomado el pulso a la banca. Esto sin entrar a analizar si los recursos recibidos por el incremento de la deuda del sector público, se han utilizado para inversiones productivas.
Los bancos evolucionan hasta alcanzar un nivel de incompetencia y en buena parte la crisis financiera mundial así no los indica. Amplían su radio de alcance a actividades difíciles de comprender hasta que tropiezan con una que son incapaces de controlar. Muchos pueden considerar que la mejor forma de obtener beneficios sin mayores riesgos es realizando inversiones en papeles del Estado. Pero, sea cual sea la explicación, es ampliamente conocido que toda concentración tanto por el lado del activo como del pasivo, independientemente de quien sea el deudor o el acreedor, es un grave error dado que se está colocando en alto riesgo los recursos o depósitos del público.
Sabemos que el encasillamiento de las operaciones de la banca puede traer “aburrimiento”, pero el mismo no debe motivarlos a buscar nuevos desafíos cuyas prácticas pueden resultar muy costosas. No hay que olvidar que el negocio bancario es y debe ser muy ortodoxo. Y a los nuevos actores bancarios en el mercado venezolano nos permitimos sugerirles no captar los negocios en el que los bancos tradicionales no están interesados.No se debe convertir el desconocimiento de los productos en un problema, llevando la diversificación hasta el extremo de la incompetencia. Igualmente, nos permitimos señalarle al gobierno que se debe evitar cubrir el déficit fiscal con los activos de los particulares en la banca, pues esta práctica es una vía permanente para mantener estimulada el alza en los precios de los bienes y servicios con sus negativas consecuencias a nivel de la economía en general, además de restarle recursos al sector productivo nacional.
César Aristimuño
La banca venezolana ante la nueva realidad institucional
El Mundo Economía & Negocios