Una megarumba organizada el pasado mes de marzo, “aderezada” con narcóticos y dos contagiados de Covid-19, que generaba un ruido ensordecedor que interrumpía la tranquilidad de la cuarentena de los vecinos de la novena transversal de Los Palos Grandes, en la urbanización Altamira del municipio Chacao del estado Miranda, llegó a su fin cuando funcionarios de la Policía Nacional Bolivariana (PNB), allanaron la quinta identificada como E3 y detuvieron a las 18 personas que se encontraban en ese inmueble. El procedimiento policial, apegado a lo establecido en el decreto presidencial 6.519 emitido el pasado 13 de marzo mediante el cual se declaró el estado de alarma en el país por la pandemia de coronavirus -y que entre otras cosas prohíbe fiestas y aglomeraciones de personas-, abrió una “caja de Pandora”, sobre los ya conocidos tentáculos de la corrupción en Venezuela.
Asimismo, puso en la palestra el tema de la responsabilidad ciudadana, debido a que en tiempos en los que se llama a extremar las medidas de aislamiento social e higiene, dos sujetos que ya habían estado incursos en el escándalo de la fiesta de Los Roques, donde se registró un brote del virus chino según reveló el propio Nicolás Maduro, estaban en esta celebración.
Lo primero que resalta sobre este caso es la identidad del propietario de la quinta: el sujeto se llama Jorge Eduardo Echenagucia Vallenilla, de 45 años de edad, quien sumó otra “hazaña” a su ya extenso prontuario policial.