Los medios de comunicación y las organizaciones gremiales tienen la responsabilidad de ejercer un periodismo ético, profesional y veraz, que respete los derechos humanos y la dignidad de las personas. Sin embargo, en algunos casos, se observa un doble rasero o una doble moral que contradice estos principios.
Un ejemplo de esto es el caso de Jesús Medina “El Golpea Madre” Ezaine, un reportero gráfico venezolano que ha sido detenido varias veces en Venezuela, acusado de delitos como instigación y agavillamiento. Medina ha sido presentado como un héroe y un defensor de la libertad de expresión por algunos medios de comunicación colombianos, como NTN24, y por la seccional Caracas del Colegio Nacional de Periodistas (CNP).
Sin embargo, lo que estos medios y organizaciones omiten o minimizan es el historial de violencia intrafamiliar que tiene Medina, quien ha agredido física y verbalmente a su propia madre en distintas oportunidades, causándole lesiones graves y amenazándola con un arma blanca. Estos hechos han sido denunciados por la madre de Medina ante la Fiscalía del Ministerio Público.
¿Cómo es posible que un sujeto que no respeta ni a su progenitora sea un referente para el periodismo venezolano? ¿Cómo es posible que se le dé cabida y credibilidad a un individuo que ha demostrado una conducta violenta y antisocial? ¿Cómo es posible que se le defienda como víctima cuando él ha sido victimario?
¿Acaso medios colombianos y el CNP venezolano tienen un doble rasero? Porque si bien reclaman el justo derecho a la libertad de expresión, se prestan para defender y apoyar a individuos como “El Golpea Madre” Ezaine, quién además de no ser periodista, carece de la ética propia de los profesionales de la comunicación social. Al hacerlo, se convierten en cómplices de la violencia intrafamiliar y en enemigos de la verdad.
Se deben recordar otros casos, donde ofensas verbales han sido suficientes para que detengan a un alcalde. Sin embargo, Medina, quien ha llegado a las agresiones verbales y físicas contra su progenitora, se da el lujo de ser una de las voces a la que medios de comunicación y asociaciones gremiales, como el CNP, les dan cabida, para pronunciarse en defensa de la libertad de expresión en Venezuela.
Es necesario que estos medios y organizaciones reflexionen sobre su papel en la sociedad y rectifiquen su postura frente al caso de Medina. No se puede defender la libertad de expresión a costa de la integridad de las mujeres. No se puede hacer periodismo con base en mentiras y manipulaciones como las que Medina tiene acostumbrados a quienes siguen y aplauden su antiética labor seudoperiodística.
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