26-01-2015 08:19:00 a.m. | Erika Hidalgo López .- Aumentar el precio de la gasolina que lleva congelada más de 17 años, al parecer ya no está en discusión, así como tampoco la posibilidad de un estallido social, que frenó los primeros intentos del fallecido expresidente Hugo Chávez Frías, para no seguir “regalando” la gasolina.
Para analistas el dilema ahora es en cuánto debe fijarse ese valor, y en cuánto tiempo desenredar la madeja, y evitar las pérdidas que el propio Ejecutivo nacional ha reconocido: de $13.000 millones en costos de oportunidad y de $3.500 millones en costos de producción.
A raíz del anuncio del presidente de la República, Nicolás Maduro, en su entrega de Memoria y Cuenta ante la Asamblea Nacional, en que dio luz verde al debate para determinar un nuevo “precio justo” para los combustibles, se retoma un espinoso tema que sigue causando escozor en la administración de Gobierno, y más ahora en un ambiente de crisis y de claras necesidades fiscales.
Para Maduro el aumento deberá determinarse antes de que finalice 2015, y deberá ser además decidido a través de un debate nacional, cuyas características aún se desconocen.
Pero el tema clave y fundamental en la discusión serán los números. Llevar un precio de 0,097 bolívares por litro -que es el valor de la gasolina de 95 octanos-, a Bs. 2,7 o Bs. 3 por litro, que es el costo de producción, según información oficial, no es tarea fácil.
Sin embargo, economistas de diferentes tendencias, coinciden en la necesidad de ajustar la gasolina a precios internacionales, pero, difieren en la forma y en el tiempo.
En su mayoría consideran que la medida debe ser tomada de manera progresiva, tras haberse definido todos los aspectos que involucran a la sociedad, a los estratos de menores recursos y el impacto que traerá consigo la medida en la economía nacional.
El economista y docente, Ronald Balza, considera que la decisión debe hacerse de un modo cuidadoso, prudente, y muy bien explicada. Para el especialista la necesidad de la corrección es imperiosa, entre otras distorsiones por que alimenta el contrabando de extracción de los combustibles.
Fuentes gubernamentales han señalado que cerca de 100.000 barriles por día cruzan la frontera colombiana.
El economista y docente, Luis Oliveros, que no comulga con el llamado al debate, cuando se trata de definiciones de política económica, estima que es un mito el enorme impacto inflacionario que tendría el ajuste de los combustibles.
Considera que el aumento debería hacerse en tramos, empezando con un primero para cubrir los costos de producción, “y luego ir avanzando hacia a la posibilidad de que Petróleos de Venezuela gane dinero vendiendo gasolina, para lo que el precio del combustible debería llegar a valores internacionales”.
Oliveros estima que es muy posible hacer todo eso en un año.
También opina que los recursos provenientes de la gasolina, una vez ajustada, deberían entrar a Pdvsa, “Y porqué deben ir a Pdvsa, porque ya hay un enorme hueco fiscal con el subsidio a la gasolina. Pdvsa debe tapar ese hueco, y que con la ganancia pueda apalancar sus operaciones e invertir en sus proyectos”.
Una vez corregida la distorsión generada por el largo rezago, el analista considera que debería definirse una regla fiscal, donde el precio de la gasolina tenga que fluctuar, para hacer frente a las devaluaciones o la inflación. “Fijar un precio sería un error”, comenta Oliveros.
Haciendo un ejercicio, si llegase a ser fijada la gasolina a valores internacionales, de 1 dólar por litro (Bs. 6,3 por litro), por ejemplo, como se cotiza en Colombia, el especialista señala que un tanque de 40 litros costaría a los consumidores 250 bolívares.
Pero Oliveros hace otro ejercicio, utilizando un dólar Sicad unificado a bolívares 20, la erogación sería de bolívares 800 por el tanque de 40 litros.
Por su parte, el analista petrolero y eléctrico, David Paravisini, considera que el aumento de la gasolina debe ajustarse a precios internacionales y a dólar libre, como una forma de sofocar el contrabando, uno de los principales flagelos del tema precios en los combustibles, que ofrece espacio para la desestabilización del país por fuerzas opositoras que alimentan la guerra económica, dice el experto.
Paravisini no cree en los ajustes por tramos, estima que no son efectivos, por lo que considera que debe hacerse de una vez, siempre y cuando se cumplan cinco aristas que darían cuerpo a un esquema integral.
El analista estima que la primera es fijar un precio internacional. La segunda contemplar el cambio de dirección de los subsidios. La tercera arista sería la modificación de la matriz de consumo energético. La cuarta construir proyectos específicos, dirigidos por organizaciones del Poder Popular, comunas, consejos socialistas de trabajadores, sector transporte, entre otros. Y por último, ir a un modelo de sustentabilidad.
Paravisini aplaude la decisión de que se trate el tema de la gasolina en un debate nacional, pues considera que ello evitaría el error de fijar “un precio justo” y subdividirlo por tramos. Estima que el llamado a debatir debe incluir a todos los factores sociales, públicos y privados.