Antiguos trabajadores de casinos, quienes se dedican a investigar las condiciones laborales en esos establecimientos, han denunciado las condiciones inhumanas y fraudulentas que han sufrido un grupo de jóvenes en el nuevo Eurocasino, ubicado en el Hotel Eurobuilding, en Caracas. Según el testimonio, los jóvenes, en su mayoría damas, fueron engañados por la gerente de Recursos Humanos Ana María Nogueira, quien les ofreció una atractiva oferta salarial para trabajar en el establecimiento, que pertenece a Alejandro Ceballos, dueño de varios casinos en la capital venezolana.
Las fuentes relataron que Nogueira convocó a los jóvenes a pasar unos días de prueba e inducción, que duraron dos semanas, con la promesa de que serían contratados si cumplían con los requisitos. Sin embargo, estos requisitos eran discriminatorios y vejatorios, pues solo buscaban «Barbies» y excluían a mujeres obesas o de piel oscura. Muchas de las jóvenes que acudieron a la convocatoria eran estudiantes o madres solteras, que dejaron sus anteriores empleos o sus lugares de origen para aspirar a una mejor calidad de vida.
Una apertura apresurada y sin garantías
Para poder participar en la pasantía, las postulantes tuvieron que comprar el uniforme que les exigieron, que consistía en zapatos de tacones y buena calidad, medias pantis, camisas y demás accesorios. Esto supuso un gran esfuerzo económico para muchas de ellas, que utilizaron sus ahorros o el dinero destinado a sus hijos o a su regreso a sus regiones de origen.
Sin embargo, su sacrificio no fue recompensado, pues no les pagaron sus dos semanas de prueba, y les impusieron unas condiciones laborales inaceptables, que contemplaban: trabajar 12 horas nocturnas, sin comida, sin transporte y sin beneficios de ley, por solo $150 mensuales.
Los denunciantes aseguraron que el Eurocasino no estaba listo para abrir el 15 de diciembre, pero que era un «capricho» del «Nené», como es conocido Alejandro Ceballos (hijo), quien quería mostrarle el lugar a unos amigos.
El casino, que se presenta como el más grande y lujoso de Venezuela, parece tratarse en realidad de una fachada para el lavado de dinero, opinaron las fuentes.
Los antiguos trabajadores de casinos, que han conseguido conocer detalles del caso, afirmaron que el establecimiento es absurdamente grande, con tecnología de punta, máquinas de última generación y un lujo excesivo por todas partes, lo que, según opinan, evidencia el origen ilícito de los fondos que lo financian.
Un patrón de conducta delictivo
Los extrabajadores también revelaron que Alejandro Ceballos y sus socios tienen como costumbre engañar a jóvenes talentosos en el rubro gastronómico, ofreciéndoles una falsa oportunidad laboral para explotarlos y lavar su dinero a través de «prestigiosos restaurantes». Este modus operandi es usado en Mola, y en su nuevo restaurante italiano «IL Quadrilatero», según los denunciantes.
Las fuentes también señalaron que Alejandro Ceballos es quien tiene la concesión por parte de la Comisión Nacional de Casinos, Salas de Bingo y Máquinas Traganíqueles (CNC) para operar la mayoría de los casinos en Caracas. Además, es el dueño de Conami electrónica C.A., la empresa que importa las máquinas traga niqueles, única autorizada para ese propósito por la Comisión Nacional de Casinos (CNC). Los extrabajadores se preguntaron qué tipo de «enchufe» debe tener Ceballos en Caracas para tener tanto poder y privilegios.
Conami Electrónica y el monopolio del “enchufado” empresario Alejandro Ceballos destinado a la importación y venta de máquinas tragamonedas para casinos en Venezuela
Por último, la fuentes informaron que el Casino Humboldt, ubicado en la Urbanización Las Mercedes, también propiedad de la familia Ceballos, pudiera ser cerrado, situación que dejaría sin empleo y posiblemente sin ninguna compensación laboral a toda la plantilla del Casino Humboldt.
¿Quién es Alejandro Ceballos?
Alejandro Ceballos Jiménez es un empresario venezolano cuyo nombre ha estado vinculado a diversas controversias. Su familia está asociada a propiedades millonarias en el sur de Florida y ha disfrutado de lucrativos contratos de construcción del Gobierno venezolano, en su mayoría con sobreprecio y gracias al tráfico de influencias. Parte de su fortuna proviene de contratos lucrativos en la Corporación Venezolana de Guayana.
Ceballos y sus hermanos han dirigido un gran negocio de construcción, encabezado por su principal empresa, Inversiones Alfamaq, encargada de ejecutar proyectos de obras públicas y construcción de viviendas gubernamentales en Venezuela.
La familia Ceballos restauró el hipódromo más conocido de Venezuela, el Hipódromo La Rinconada, y participa activamente en el deporte hípico tanto en territorio venezolano, como en Estados Unidos, a través de su empresa Grupo 7C Racing Stable. También ahn sido dueños de casinos en Panamá.
A pesar de su éxito empresarial, Ceballos ha estado en el centro de varias controversias. Según los archivos FinCEN, Ceballos traspasó secretamente US$116 millones de contratos para construir viviendas sociales a compañías offshore y a cuentas de sus familiares a través de bancos de Europa y Estados Unidos.
Además, se informó que el Banco Espirito Santo, ya desaparecido tras la intervención del gobierno portugués en 2014, movió más de US$100 millones fuera de Venezuela a cuentas de su familia. Parte de ese dinero provino de la petrolera estatal PDVSA y de programas gubernamentales, como la Misión Che Guevara, que perseguía la capacitación integral en oficios productivos.
La historia de Alejandro Ceballos, el empresario venezolano cuyos negocios encienden alarmas en Estados Unidos