El Gobierno cambia de objetivo. Pasa, en el ataque, del Grupo Polar al Grupo Cisneros. Con una gran facilidad cambia de enemigo, aunque la guerra es la misma. Con Polar establece un nivel de funcionamiento. Con Cisneros acuerda un código operativo. Y lo que queda claro es que después de los ataques, aunque se alcancen niveles de convivencia, nunca será lo mismo en las relaciones. Con CANTV las relaciones se mantuvieron en un nivel neutro. Inclusive cuando AES lanzó la OPA contra CANTV, el Gobierno prefirió mantenerse del lado de la gerencia, pese a que la alta dirigencia de AES hablaba de grandes entendimientos con la administración chavista. ‘Chávez es como yo’, llegó a decir el presidente de AES en plena guerra por CANTV. Pese a esa alianza conyuntural con la gerencia, el Gobierno nunca estableció puentes de oro con Gustavo Roosen. Nunca hubo ese interés de lado y lado. Y por si fuese poco, ahora Roosen es el enemigo. Roosen es el Cisneros de ayer, o el Polar de antier. Es el nuevo objetivo. Al parecer se trata de identificar objetivos para luego anularlos. Para el Gobierno, imagen de lo autoritario y del control, los medios son estratégicos, hay que dominarlos, por ello, a Cisneros hay que mantenerlo a raya; la industria de alimentos es estratégica, hay que dominarla, por ello, a Polar hay que mantenerlo a raya; ahora la CANTV es estratégica, hay que dominarla, por eso a Roosen hay que mantenerlo a raya. Demasiado fácil identificar lo que quiere Chávez. En su juego, cada oligarca cuenta, y si es una piedra en el camino, hay que pulverizarla.