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El presidente cubano Miguel Díaz-Canel reconoció este jueves que Cuba continúa recibiendo petróleo y derivados de Venezuela mediante una “fórmula” secreta diseñada para eludir las sanciones impuestas por Estados Unidos. La revelación se produjo durante una nueva emisión de su pódcast Desde la presidencia, dedicado a abordar la grave crisis energética que afecta a la isla, según EFE.
Durante la conversación, en la que también participó el ministro de Energía y Minas, Vicente de la O Levy, se confirmó que a pesar de la reducción de los envíos por parte de Venezuela, debido a las restricciones internacionales, el suministro no se ha detenido. “Vamos caminando y encontrando soluciones”, dijo el ministro. Díaz-Canel añadió: “Fórmula que no vamos a explicar para que no nos la persigan”.
A confesión de partes, relevo de pruebas: En Cuentas Claras Digital hemos venido denunciando la existencia de esta estrategia secreta ejecutada por una red de corrupción que facilita el comercio ilícito de crudo venezolano con la complicidad de figuras clave del los regímenes cubano, venezolano y los cómplices necesarios en Panamá.
Entre los nombres señalados en la trama se encuentran Ramón Carretero Napolitano y su primo Félix Falabella Napolitano, operadores panameños con un papel central en negociaciones ilegales relacionadas con la venta de petróleo de PDVSA y manipulaciones con el diferencial cambiario. Según fuentes confiables, Carretero y Falabella actuarían en coordinación con Alejandro Castro Espín y Paolo Titolo Castro – hijo y nieto, respectivamente, de Raúl Castro – conjuntamente con Alejandro Betancourt, operador de PetroZamora. Todo esto bajo la coordinación de Carlos Erik Malpica Flores – sobrino de Cilia Flores -, que junto a Ramón Carretero en especial, controla mas del 50% del negocio petrolero venezolano.
El autócrata Nicolás Maduro es el responsable del saqueo de PDVSA
Además de los pagos que se realizan a proveedores y contratistas, entre otros las Claps, con barriles de petróleo en la modalidad de trueque, Malpica Flores y Carretero manejarían también la refinería de Cardón. Paralelamente, Alejadro Betancourt (Gazprom Latin America) y el empresario estadounidense Harry Sargeant III, estarían aprovechando el bloqueo y las sanciones para extraer petroleo de Venezuela y venderlo en mercados internacionales con las complicaciones de las sanciones impuestas por EEUUU. Para ello disponen de oficinas y puertos en Cuba y Panamá, ademas de un sistema de pago basado en criptomonedas que opera con el máximo secretismo.
Los bancos utilizados por la red serían BancaAmiga (José Simón Elarba) en Venezuela y Compac Bank ( Ibrahim Velutini) en Dominica. Se trata de la misma red financiera utilizada por Samark Lopez, los hermanos De Grazia y Tarek El Aissami, presos en El Rodeo y Fuerte Tiuna por el caso de la denominada criptocorrupción petrolera de 2024. En resumen, el esquema sigue funcionando pero con nuevos actores.
Delcy Rodríguez, la dueña de todo
Esta red operaría como soporte logístico y financiero para sostener los flujos desde Venezuela hacia los mercados internacionales, pasando por La Habana y Panamá, en el marco de la Ley Antibloqueo venezolana, la cual facilita violar sistemáticamente las sanciones internacionales al permitir la venta sin identificar a los compradores, a través de un sistema de pago sin ninguna transparencia, ni mucho menos rendición de cuentas a ninguna autoridad reconocida.
Expertos consideran que la “fórmula” mencionada por el régimen cubano podría referirse a este esquema ilícito de triangulación que emplea compañías fachada, registros opacos, barcos con banderas múltiples y rutas alternativas para mover el crudo venezolano sin dejar rastro directo a fin de poder vender a clientes en India, China y otros países asiáticos, como quedó confirmado con el caso de la denominada cripto corrupción petrolera hace un año.
Las declaraciones oficiales de Díaz Canel desde La Habana confirman lo que hemos venido denunciando: la cooperación energética entre Cuba y Venezuela y sus cómplices necesarios, especialmente en Panamá, persiste gracias a un aparato clandestino de corrupción transnacional que se adueñó de PDVSA. Prueba de ello, es que todos los presidentes de la petrolera, desde Hugo Chávez hasta la fecha, o están presos o están investigados por gravísimos escándalos de corrupción.