En medio de un gran despliegue de seguridad, la iglesia de San Miguel en la plaza Mayor de Segovia, acogía el 6 de octubre la boda de Eduardo Ignacio Otaola y Mayra Alexandra Capriles, hija de Miguel Ángel Capriles y sobrina del político venezolano y líder de la oposición a Maduro, Henrique Capriles, un clan que está cogiendo cada vez más fuerza en España y sobre todo en la capital, donde se están haciendo con los barrios de Salamanca y Chamberí.
Una boda que quedó ensombrecida por la de Sofía Palazuelo y Fernando Fitz-James Stuart y por la de María Vega-Penichet Fierro y Fernando Ramos de Lucas, con la asistencia de los Hannover. Aunque no había apellidos aristocráticos, las grandes nuevas fortunas del ladrillo en España estaban aquí.
Una boda de puertas abiertas, alejada del secretismo que suele rodear los lujosos eventos del clan Capriles en España. Eso sí, no ha faltado la presencia de decenas de curiosos que, aunque ignoraban la identidad de los desposados, se agolpaban y fotografiaban con los móviles.
El convite del evento, que congregó a la jet set venezolana en Madrid, de Eliza Arcaya -propietaria del Café Murillo- a Adriana Carolina Herrera, se celebró en el palacio adquirido este 2018 por el padre de la novia: el histórico palacio de La Serreta, en Lastras de Cuéllar, a veinte minutos de Segovia.
Se trata de un lugar que fue adquirido hace unos meses por el nuevo magnate del ladrillo Miguel Ángel Capriles, del que habitualmente no hay fotografías y le pudieron ver sonriente llevando a su hija al altar.
La Serrata llevaba desde 2014 con el cartel de ‘se vende’ colgado y es un ejemplo de patrimonio único en España, que data de 1464 y nace con la donación que hizo Isabel I de Castilla al primer duque de Alburquerque. Durante 600 años, nobles y reyes han disfrutado de esta boscosa finca de la que ahora gozan los Capriles, aunque el año pasado estuvo a punto de cerrarse un acuerdo con un grupo asiático para crear un complejo hotelero de lujo con 200 camas. Fuentes cercanas a la operación explican que los Capriles quieren la casa «para su uso personal y su disfrute». De hecho, en el pueblo, una localidad de 400 habitantes, albergan la esperanza de que la llegada de los millonarios venezolanos convierta a este olvidado enclave en el «nuevo Torrecaballeros», famoso por las viviendas que la jet set madrileña tiene allí y los múltiples enlaces que se celebran en su iglesia.
Cien caballos y 19 millones
En 2014 se puso a la venta con una superficie total de 1.039 metros cuadrados y ocho dormitorios, y una casa de huéspedes de 280 metros cuadrados. En el jardín está la capilla de San Antonio, datado en el siglo XV; sin embargo, los novios prefirieron desplazarse a la capital de Segovia para celebrar el enlace religioso. En la propuesta de venta se mencionaba también que la estancia poseía cien caballos de raza Quarter Horse, la mayoría nacidos y criados en el sitio. Este año pasado la propiedad tenía un precio de salida de 19 millones de euros.
No es la primera boda de venezolanos acaudalados que se celebra en Castilla y León. En el corazón de Ávila se dieron el ‘sí, quiero’ José Roberto Rincón y Elizabeth Magally Faroh, ambos hijos de magnates venezolanos asentados en Madrid. Se celebró en el Real Monasterio de Santo Tomás. Solo en arreglos florales se llegó a los 10.000 euros. Pero el verdadero despliegue se puso en la música. Rosario Flores, Diego el Cigala, Óscar de León, Elvis Crespo y Jorge Celeón, ganador de dos premios Grammy Latinos por mejor álbum de cumbia/vallenato. Pero esta fue otra historia.