La llegada del empresario Josep Bou al frente del PP en el ayuntamiento de Barcelona, tras conseguir en 2019 mantener la representación en el consistorio en contra de todos los sondeos, supuso un cambio radical en el partido y la entrada de personas ajenas a esta formación en su estructura de dirección. Entre los asesores externos colocados de forma unilateral por Bou destaca su actual jefe de Gabinete, Luis Manuel Barroso, ex teniente de navío de la Armada Bolivariana de Venezuela y ex director del Despacho Ministerial de la Presidencia de Venezuela, entre mayo de 2015 y abril de 2017, con Nicolás Maduro al frente del gobierno chavista, reseñó Iñaki Ellakuría en EL MUNDO.
El ex oficial Barroso apareció en la órbita del PP en 2019, como miembro del equipo de campaña independiente con el que Bou concurrió a las elecciones y trazó una estrategia y estilo que buscaba marcar diferencias con la etapa anterior. Este antiguo militar del régimen chavista ejercía en ese momento como consultor de comunicación y estrategia en una empresa privada y había completado sus estudios con un máster en Barcelona.
Después de salvar al PP de su desaparición en el ayuntamiento de la capital catalana, Bou decidió entregar a Barroso, al que llama con admiración «el capitán», plenos poderes, nombrándole su jefe de Gabinete. Esta decisión causó sorpresa e inquietud en amplios sectores del PP catalán, debido al pasado bolivariano de Barroso y por el hecho de que la lucha contra el régimen chavista haya sido y sea una de las banderas ideológicas de los populares desde la llegada de Pablo Casado a la presidencia.
En el 2019, por ejemplo, Casado fichó al padre del opositor venezolano Leopoldo López para la candidatura a las europeas, y en las críticas del PP a Podemos es un argumento central su sintonía con el régimen chavista y que algunos de sus fundadores, como Juan Carlos Monedero, hubieran asesorado a los bolivarianos.
El historial de Barroso dentro de la estructura del régimen venezolano es largo, como él mismo detalla en su cuenta de Linkedin. Además de su carrera como oficial de la armada bolivariana, entre el 2004 y 2017, y de ser el director del Despacho Ministerial de presidencia, anteriormente había ejercido de Asesor Ejecutivo del Gabinete del Gobierno venezolano, entre octubre de 2012 y mayo de 2015.
Asimismo, fue profesor de la Academia Militar de la Armada y en diferentes publicaciones bolivarianas en internet aparece como uno de los antiguos responsables del museo Venezuela Tierra Libre, en La Habana. Un centro de propaganda dedicado a los «momentos más importantes» de la revolución bolivariana y que fue inaugurado en 2013 por Raúl Castro y el propio Hugo Chávez.
EL MUNDO ha intentado contactar con Barroso mediante el servicio de prensa del PP en el Ayuntamiento, para recabar información sobre su etapa en Venezuela y Cuba, así como contrastar la veracidad de algunos mensajes escritos desde su presunta cuenta de Twitter favorables a Chávez -«La crítica y la autocrítica siempre estuvo presente en la figura del Comandante Chávez #A3añosdetusiembreComandante»- (5 de marzo de 2016) y muy críticos con dirigentes del PP como Mariano Rajoy y Cayetana Álvarez de Toledo.
Barroso ha rehusado hablar con EL MUNDO de su etapa en Venezuela, pero sí hace mención a ella en algunos apuntes de su blog personal, renegando de su pasado bolivariano y subrayando que antes de viajar a Barcelona se había desprendió de «falsas creencias» y «tras verlo de cerca» decidió no estar «bajo ningún concepto del lado del autoritarismo».
Una fuente consultada, que trabajó de cerca con Barroso antes de que este fuera elegido jefe de Gabinete de Bou, lo define como un buen profesional, «ordenado y metódico», en el terreno de la comunicación, y que creía que había optado por cambiar de vida y residir en Barcelona tras una purga interna del chavismo.
Al margen de este pasado de Barroso que causó malestar en sectores del PP catalán, sus decisiones e influencia sobre Bou han sido muy criticadas en el partido. No son pocos los que ven la mano de «el capitán» detrás de los permanentes choques con la estructura municipal de la formación en Barcelona, a los que Bou fue purgando uno a uno. «Como jefe de gabinete no ha hecho más que perjudicar al partido, se ha ido cargando a todos y ha enconado la relación de Bou con el PP de Cataluña», lamentan fuentes populares.
Desde un primer momento, Bou y Barroso se enfrentaron abiertamente con el otro concejal del PP, Óscar Ramírez, por aquel entonces presidente del partido en la provincia de Barcelona y hombre de confianza de Alejandro Fernández, presidente del PP catalán. Un conflicto sostenido de guerra fría -en el que las críticas de Bou también se dirigieron a Cayetana Álvarez de Toledo, diputada a Cortes por Barcelona- que acabó estallando después de las elecciones catalanas y el mal resultado que obtuvo Fernández.
En el mes de abril, Bou cesó por sorpresa a Eduardo Bolaños, jefe de gabinete de Fernández, como asesor en materia de urbanismo en el grupo municipal. Asimismo, Bou cortó la cabeza a dos concejales de distrito, Isaac Martín y Xavi Cañigueral, y expulsó al responsable de la comunicación municipal, Joan Castelló. Esta purga llevada a cabo por Bou, quien siempre ha gozado de una suerte de beneplácito de Génova 13 -él hace gala de tener el respaldo personal de Casado-, provocó una revuelta en las bases del PP de Barcelona. En marzo de 2021, siete de los diez distritos de la ciudad pidieron por carta su dimisión.
La última polémica en torno a Bou y su continuidad como candidato del PP de Barcelona en las municipales del 2023 estalló hace unas semanas, cuando la agencia EFE publicó que el secretario general del PP de Barcelona, Josep Tutusaus, había propuesto a Daniel Sirera, antiguo líder del PP catalán, ser el futuro candidato de la formación a la alcaldía de la capital catalana. Una información que fue desmentida por el PP pocas horas después pero que es un síntoma de los movimientos internos para cerrar la etapa del dúo Bou-Barroso en el PP.