Así describen las transacciones en Suiza del banquero Tino Sangiorgio para boliburgueses venezolanos

La encargada del partido venezolano Voluntad Popular, en Murcia, España, Verónica Carolina B.S., será procesada ante la fiscalía española y contra ella han sido solicitados 14 años de cárcel por estafa con “piedras preciosas”.

Verónica Carolina aparece en algunas fotografías posando con el político venezolano Leopoldo López, fundador de Voluntad Popular.

Verónica Carolina B.S.

En una fotografía se observa a Estefanía Parra junto a Leopoldo López Mendoza en el búnker de Voluntad Popular en Madrid. Allí mismo, al fondo, se ve también a Estefanía Parra, prima de la esposa de López, Lilian Tintori, quien al igual que la pareja, también vive en Madrid.

Parra suele posar también muy sonriente junto a miembros del Partido Socialista Obrero Español (PSOE). Hecho curioso para alguien cuya prima tiene un suegro, Leopoldo López Gil, padre de Leopoldo López Mendoza, que es diputado del Parlamento Europeo por España, dentro de la lista del Partido Popular.

Algunos medios se han hecho eco del caso en España de Verónica y su marido, de quienes se dice son “verdaderamente unas joyas”, pues contra ellos han sido solicitados 14 años de prisión.

El caso

Cero riesgo y una rentabilidad nunca inferior al 100% de la inversión. Con tales premisas Lucas, el nombre es ficticio, destinó en su día 50.000 euros, que hoy todavía le duelen como 50 000 cuchilladas. Se trataba de un negocio de compraventa de piedras preciosas que más que ruinoso, porque ni siquiera hubo opción de que el comercio saliera mal, se desvelo como una tomadura de pelo. Como una supuesta estafa, en suma, por la que hoy reclama penas que alcanzan los 14 años de cárcel al aparente hombre de negocios, Antonio Javier D.V., y a su esposa. Verónica Carolina B.S., conocida en la región por presidir la Asociación de Venezolanos en Murcia y por ser miembro del Consejo de Administración de la Radiotelevisión de la Región de Murcia (RTRM), a propuesta del Partido Popular.

Allá por 2017, Lucas había trabado amistad con Verónica Carolina por el hecho de que esta y el compañero sentimental de aquel compartían nacionalidad. La relación entre ambas parejas, la de Lucas y su novio y la de Verónica Carolina y Antonio Javier, se estrechó tanto y acabo haciéndose tan intima que el primero, un hombre con una buena posición económica, llegó a sentirse tan cómodo y confiado en su presencia como para confiarles que en los últimos tiempos había tomado algunas malas de cisiones con sus inversiones en Bolsa, hasta el extremo de que sus cuentas se habían resentido de manera notable.

Atendiendo al relato que el representante del Ministerio Público y la abogada de la acusación particular efectúan sobre los hechos ocurridos a partir de ese momento, y que ambos han recogido con mayor o menor detalles en sus respectivos escritos de calificación provisional, cabría señalar que Antonio Javier y Verónica Carolina propusieron a Lucas participar en un negocio con el que pronto podrían recuperarse de esos últimos golpes económicos,

En concreto, según señala el fiscal, la pareja, con la maliciosa intención de lucrarse, concibió la idea de construir un fantástico relato acerca de una inversión en piedras preciosas en Camerún, con la que Lucas obtendría, sin correr ningún riesgo, una altísima rentabilidad.

La oferta se acabó materializando en la firma de un contrato por el que Lucas se comprometía a entregar 50.000 euros y Antonio Javier, actuando en apariencia en nombre de la compañía Global Diam Gold Ltd, con sede en Camerún, asumía a su vez la obligación de adquirir unos lotes de piedras preciosas en el país centroafricano, que luego revendería en la capital de los diamantes, en Amberes (Bélgica), «obteniendo pingües beneficios, nunca inferiores al 100% de la inversiones, tal como relata el fiscal.

La acusación particular, a su vez, advierte de que el inversor, que en apariencia era perro viejo en el mundo de las finanzas y que estaba acostumbrado a que le regalaran los oídos con promesas de negocios siempre infalibles y extraordinariamente rentables, rompió las medidas de seguridad que tenía establecidas merced a la plena confianza que tenía en Verónica Carolina. Sin ese “plus de confianza” que ella aportaba, Lucas -jamás hubiese transferido los fondos.

Con el transcurso de las semanas, primero, y más tarde de los meses, y la ausencia de noticias sobre el estado de la operación comercial, el socio capitalista comenzó a exigir explicaciones a Antonio Javier y su esposa. Y como este, de manera cada vez más perentoria, les conminaba a cumplir el contrato o a reintegrarle los 50.000 euros invertidos, los supuestos expertos en el tráfico de piedras preciosas “empezaron a pretextar ante Lucas todo tipo de excusas y problemas cumplidísimos”, como los numerosos trámites internacionales que tenían que salvar, los retardos surgidos con los permisos, las dificultades en la expedición de los mineros, bloqueos de gestiones bancarias en Hong Kong, etc., con la consecuencia final e inapelable de que, al menos hasta el día de hoy, la víctima de esa presunta estafa haya vuelto a ver un solo euro retornado a sus cuentas.

La acusación particular, a su vez, no descarta que “esos 30.000 no fueran a parar a alguna cuenta de Verónica Carolina o de alguna de las mercantiles de las que era administradora única”.

Mientras el Ministerio Fiscal reclama penas de tres años de prisión para cada uno de los acusados de estafa, la representación de Lucas eleva las peticiones de condena hasta los seis y ocho años de cárcel, respectivamente, para Verónica Carolina y Antonio Javier.

Tomado de Así describen las transacciones en Suiza del banquero Tino Sangiorgio para boliburgueses venezolanos