Foto Cortesía – Sebastian Derungs (AFP)
Desde una residencia abandonada en Guacara, Venezuela, hasta las páginas de la prensa española, Bancasa S.A. y su propietario, David Pita Bracho, están en el centro del mayor escándalo de corrupción que involucra al gobierno de Pedro Sánchez. La empresa, inactiva durante 15 años, fue reactivada en 2019 para participar en un contrato por 68 millones de dólares para la compra de 104 lingotes de oro al Fondo de Desarrollo Nacional (Fonden) de Venezuela. Esta operación fue gestionada tras bastidores por la vicepresidenta venezolana Delcy Rodríguez y el empresario español Víctor de Aldama, ahora detenido en España. Con información de Armando Info.
La transacción, que involucró el traslado del oro desde Rusia a Zambia y finalmente a Venezuela bajo el pretexto de material sanitario, fue revelada por investigaciones de la Guardia Civil española. Mensajes filtrados muestran a Aldama y Rodríguez coordinando la operación, mientras Pita Bracho presionaba para resolver inconvenientes logísticos. Aunque Pita Bracho asegura que su relación con Aldama era de amistad y niega haber negociado oro o petróleo, su empresa Bancasa ha sido vinculada a estas transacciones.
El caso forma parte del “Caso Koldo”, una trama de corrupción que incluye comisiones irregulares y negociaciones vinculadas al exministro José Luis Ábalos, mano derecha de Pedro Sánchez. Este escándalo también conecta con episodios como el “Delcygate” de 2020, cuando Rodríguez aterrizó en España a pesar de sanciones europeas.
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Bancasa, una compañía que inició como un negocio inmobiliario familiar, fue reactivada por Pita Bracho en 2018 y expandida a otros mercados, registrando empresas en Suiza y paraísos fiscales. Aunque niega nexos directos con PDVSA y el régimen venezolano, su red de contactos incluye figuras cercanas al chavismo, lo que ha generado sospechas.
El escándalo del oro venezolano no solo pone bajo la lupa las conexiones entre empresarios y políticos en España, sino que expone cómo los recursos del Estado venezolano son utilizados en esquemas de corrupción internacional. La investigación continúa, mientras el paradero del oro sigue siendo un misterio.
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