El desorden en las cuentas financieras que no parecen tener remedio, el referéndum en puertas, el odio de miles de trabajadores despedidos, los reclamos de sus compañeros de partido y para colmo un presidente exigiéndole más participación en la batalla final. Todo esto hizo que la migraña recrudeciera y Alí Rodríguez sufriera una subida de tensión. Inmediatamente consultó a un medico de mucha confianza, sugerido por su amigo el ministro de Energía, Rafael Ramirez, que le recomendó bajar el tren de actividades y pensar más en su salud.
Los sapos y culebras que han sido encontrados por los auditores externos en PDVSA siguen señalando como responsables al ex asesor más cercano de Ali Rodríguez, Aires Barreto, y a otros gerentes también del equipo del presidente de la petrolera.
Llegará el momento en que el propio Rodríguez tendrá que aceptar la incapacidad gerencial de muchos de los leales al régimen impuestos por Chávez y por él mismo. Según ejecutivos de la industria, se está notando el desgaste físico y psicológico del presidente de la compañía. Y esto puede verse como un riesgo, pues hay más de un radical chavista con ganas de que le entreguen el cargo.