Algo inaceptable estaría sucediendo en el Penal de Puente Ayala, ubicado en la ciudad de Barcelona, en donde las autoridades de dicho recinto carcelario y los llamados “defensores de los derechos humanos” se estarían lucrando con el dolor humano y con el tráfico de drogas. Actualmente un grupo de 10 procesados de religión cristiana evangélica son mantenidos aislados y supuestamente fueron castigados con diversos maltratos y torturas como medida de presión para que sus familiares desembolsen el dinero necesario para pagar deudas generadas por consumo de drogas. El Director del penal y una seudo-defensora de los derechos humanos habrían amasado una gran fortuna en este o uno mercado, abusando de los presos. Los carteles del narcotráfico operarían impunemente dentro del penal y contarían en sus filas con la presencia de las altas autoridades del recinto carcelario.