El activista opositor venezolano Julio Borges (Primero Justicia) se habría convertido en el “Mata Hari” de la oposición venezolana, como un infiltrado del oficialismo, encargado de dividir a la oposición a cambio de supuestos beneficios económicos. Un caso representativo sería la derrota electoral regional que sufriera la oposición en los comicios de 2008 en el estado Bolívar, en donde Andrés Velásquez habría pagado las consecuencias de no haberle cedido espacios a Borges. Hábilmente, el gobierno nacional venezolano, conociendo la supuesta debilidad de Borges por el dinero y la de sus colaboradores, lo “emplearían” cada vez que es necesario pulverizar a la oposición.