Empresario Axel Capriles Méndez y sus negocios ilicitos con el chavismo


Axel Capriles Méndez es doctor en Ciencias Económicas y psicólogo social. El empresario venezolano, que destaca por haber conseguido revolucionar el mercado de la vivienda de lujo en España, se hizo desde al menos el año 2019 con la nacionalidad española. Con una veintena de sociedades a su nombre, él y otros miembros de su familia -parientes del opositor venezolano Henrique Capriles-, han dado una vuelta de 180 grados a esta parte que no era de las más llamativas del sector. El empresario ha notificado al registro mercantil su condición, que fue otorgada por la Administración española.

Apostando por la rehabilitación de lujo en Madrid -junto a su socio y pariente Miguel Ángel Capriles López- ha luchado durante años para que edificios históricos del centro de la capital no cayesen al abismo del olvido. Axel apostó todo al rojo en el mercado español del lujo en un momento en que las inversiones extranjeras llegaban con cuentagotas. En 2020 el medio La Información señalaba que la situación política de Venezuela, como ocurriría después con México, hizo que el capital se desviase hacia Europa y, en concreto, hacia España.

El inmobiliario del país caribeño se hundió bajo el Gobierno chavista, lo que hizo que las inversiones se esfumasen. Las raíces culturales comunes, unido a los activos entonces muy baratos, fueron un campo abonado para estos inversores, a los que consiguió convencer de que España era el destino ideal para su dinero.

Edificio antiguo, en zona céntrica y que necesite una reforma integral. ¿Su ubicación preferida? El barrio de Justicia de Madrid. Este es el tipo de activos que busca Axel Capriles. Así, cuenta con varias sociedades dedicadas al mercado inmobiliario entre las que destaca Orinoquia Real Estate Socimi, un vehículo de inversión en vivienda turística y alojamiento alternativo a través de la marca Welcomer. La propia firma asegura que su capacidad para generar caja -el dinero que entra en las cuentas de la compañía- es «de primera calidad». Para ello cuenta con varios activos tanto en Madrid como en ciudades de la costa mediterránea, como Valencia y Málaga.

También destaca Gran Roque Capital, la sociedad que capitanea junto a su pariente Miguel Ángel Capriles. Esta invierte en vivienda de lujo y otros activos como espacios de ‘coworking’ en el centro de Madrid, todo ello en el barrio preferido de estos inversores, Justicia. Esta sociedad, cerró el ejercicio de 2018 con un beneficio de 1,8 millones de euros, un 87% más que en el ejercicio anterior. Esto se explica, principalmente, por el aumento de la cifra de negocios hasta los cuatro millones.

Pero el entramado societario en España de la familia Capriles tiene muchas ramificaciones. Más de una veintena de compañías ligadas al mundo del ladrillo, a la compraventa de inmuebles de ‘alto standing’ o incluso socimis como Kowo Real Estate, tienen cabida en esta red que la familia inversora ha tejido.

Gran Roque, la compañía de los primos de Axel Capriles, comercializa inmuebles de varios millones de euros, lo que ha atraído a grandes fortunas, nacionales y extranjeras, al corazón de Madrid.

«Axel es uno de los principales rehabilitadores del centro, junto a otra compañía de capital venezolano como The Corner Group. Ha sido clave porque ha traído un producto de lujo y muy bien hecho a una zona donde antes no se construía este tipo de vivienda», cuenta Samuel Población, director del área de residencial y suelo de CBRE. «Acabamos de vender un piso en Justicia de casi 500 metros por cuatro millones de euros. Esos presupuestos antes se manejaban en otras zonas. El negocio ha cambiado», añade Charlotte Prinz, Bussines Development Manager de John Taylor, una inmobiliaria de lujo, según un reporte en 2019 de El Páis.

La aventura de Axel Capriles, que ostenta por lo menos 31 cargos en 26 sociedades diferentes, de acuerdo al registro de la propiedad, es hija a partes iguales de la necesidad y la oportunidad. En Venezuela, donde organizaba eventos farmacéuticos y construía y comercializaba con la marca Proyectos y Construcciones Panóptica, el mercado inmobiliario se hundió a la par que la economía del país. El secuestro y desaparición de uno de sus trabajadores de confianza, Nelson Gutiérrez, cuyo cadáver nunca fue recuperado, le empujó a hacer las maletas: «La locura colectiva se había vuelto normalidad».

Visitó en 2012 Perú y Panamá con la idea de expandirse a estos países, pero no fue hasta que llegó a España que se enamoró de verdad. A esa edad, rondando los 60, buscaba belleza y en Barcelona la encontró. Le pasó igual con Madrid. Convenció a gente de que arriesgara su capital en un país que entonces no brillaba. «Este era un país de futuro, y esta ciudad más todavía. Una sociedad robusta, educada, una capital europea de primer nivel. Estaba convencido de que estaba infravalorada en el mundo. ‘Tú estás loco’, me decían, ‘esos van a la quiebra’. Yo estaba convencido de la recuperación», prosigue.

Su idea era encontrar edificios listos para comprar y comercializar, pero se encontró, caminando por el centro, con edificaciones clásicas, de fachadas extraordinarias, pero mal conservadas. Se enfocó en la rehabilitación y comercialización. Comenzó con Barquillo, 12, el edificio en cuyo bajo está instalado el Colegio de Arquitectos de Madrid (COAM). Llevó a cabo una obra integral. El exterior conserva la fachada señorial de 1876, pero el interior está completamente rehabilitado. ¿Lo más impresionante? Un garaje robotizado.

Aplicó esa fórmula a otros cinco edificios de la misma zona. Invecap, el vehículo inversor de la familia Capriles, tuvo una cifra de negocios de casi 40 millones de euros en 2016 y de 23 en 2017. Dice Axel que le daba tristeza ver edificaciones históricas mal conservadas, joyas arquitectónicas a su parecer, llenas de humedales. ¿Esa subida de categoría no expulsa a los vecinos de toda la vida? ¿No es gentrificación de manual? «El alto coste de la rehabilitación hace que quien quiera hacer negocio tenga que enfocarlo en el lujo. Es un producto exclusivo», argumenta.

Asegura que el 70% de sus clientes son españoles, frente a lo que pueda parecer debido al boom de inversores latinoamericanos. «Y ninguno es un boliburgués (oligarcas enriquecidos al calor del chavismo). Mi apellido los espanta», añade Axel, primo lejano de Henrique Capriles, el destacado opositor chavista.

El periplo de Axel en este negocio no ha estado exento de sobresaltos. Un día, recién aterrizado en Caracas para pasar unos días, recibió una llamada desde Madrid en la que le informaban que uno de los edificios que había comprado, en el número 12 de la calle Barquillo, había sido ocupado. Le dio la risa: «¡Pero qué coño, usted me está vacilando!». Cuando descubrió que el asunto iba en serio sintió un aguijonazo de inquietud. En el negocio inmobiliario, más que en ningún otro, un contratiempo de este tipo se traduce en grandes pérdidas. Había vivido situaciones parecidas en Venezuela, con sus largos y tediosos trámites administrativos, y temía que el procedimiento de desalojo se eternizase. Descolgar al teléfono para advertirle a un inversor de que te han arrebatado el edificio de las manos tiene mucho de derrota. Tras haber hecho una saolicitud ante los juzgado, en tres meses el juez resolvió y ordenó el desalojo.

Capriles siente que ha tenido una vida partida en dos: la del académico que ha escrito tres libros y la del hombre de negocios dedicado al mercado inmobiliario. En el mundo académico venezolano, agrega, se le ve como un ultraliberal burgués con inquietudes intelectuales y en el mundo empresarial como un intruso de ideas progresistas. A veces esas dos personalidades hacen contacto y ahí está Capriles, una noche de entresemana, ofreciendo una conferencia en Madrid sobre el complejo del dinero, rodeado de venezolanos pudientes.

La Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) ha dado luz verde a Orinoquia Real Estate, vehículo de inversión inmobiliaria de la familia Capriles en España. La saga venezolana, una de las fortunas extranjeras que más han apostado por el residencial de lujo en España, ya tiene todo listo para protagonizar la primera salida a bolsa de una socimi en el parqué nacional en este 2021, después de que el supervisor del mercado le haya concedido el código ISIN, algo así como la ‘green card’ necesaria para operar en el parqué español. Según El Confidencial, la sociedad, dirigida por Axel Capriles como consejero delegado y con Edric Capriles al frente de la dirección financiera, prevé estrenarse en el MAB (mercado ahora conocido como BME Growth) con una cartera compuesta por 76 inmuebles repartidos por tres ciudades —Madrid, Valencia y Málaga— cuya valoración, según las fuentes consultadas, rondaría los 20 millones, y con planes de seguir creciendo tanto en alquileres turísticos como en ‘coliving’ (proyectos de vivienda en alquiler con un importante surtido de servicios comunes a todos los inquilinos).

En la Madrid, Orinoquia cuenta con un edificio de 22 apartamentos turísticos en el barrio de Salamanca, ya rehabilitado y enfocado a periodos de corta y media estancia, y otro proyecto de ‘coliving’, también en el centro de Madrid, formado por 73 apartamentos y con ‘parking’. En Málaga, posee un edificio con 10 pisos, ya rehabilitado, en la plaza de la Merced, y otro pendiente de reforma con 16 viviendas en el Soho. En Valencia, la socimi cuenta con un edificio de 25 apartamentos turísticos en el barrio de El Carmen.

Hijo en negocios controversiales

En 2015, en el ciclo de conferencias “Arte de Vivir” en Youtopía, una clandestina tienda de antigüedades, alojada en una cochera de Chamberí, Axel Capriles evocaba: “El dinero es más importante que la sexualidad. Dispara las más violentas e intensas pasiones. Patologías, odios, traiciones, conflictos matrimoniales, divorcios, contiendas entre amigos, obsesiones, ansiedades, miedos”. Y ha sido precisamente el dinero aquello que quizás ha llevado a su hijo a participar en controversiales negocios del empresario Alex Saab.

Axel Galit Capriles Hernández es un joven empresario venezolano hijo del también hombre de negocios Axel Daniel Capriles Méndez, nacionalizado español y conocido en nuestro España por revolucionar el mercado inmobiliario con la compra de edificios antiguos en el centro de Madrid que más tarde ha trasformado en viviendas de lujo.

Según La Razón, en 2020 el nombre de Axel Galit Capriles, que estudió ingeniería en Caracas y un master en Madrid, salió a la palestra por compartir sociedad desde hace tiempo con Joaquín Leal, un experto petrolero mexicano que se encuentra en el punto de mira de los Estados Unidos por ser el cabecilla -junto al colombiano Alex Saab- de la trama que simuló un intercambio humanitario entre Venezuela y México de petróleo por maíz y camiones cisterna para agua potable con el fin de burlar las sanciones impuestas por el Gobierno estadounidense al Gobierno de Nicolás Maduro.

Se trató de un acuerdo firmado en junio de 2019 por una empresa mexicana, Libre Abordo, sin experiencia en el sector, y la Corporación Venezolana de Comercio Exterior (Corpovex), la estatal venezolana encargada de centralizar las importaciones públicas, valorada en casi 200 millones de euros, según documentos a los que ha tenido acceso el portal web ‘Armando.info’.

Washington asegura que con esta negociación se han despachado más de 30 millones de barriles de crudo, una operación que viola evidentemente las sanciones estadounidenses sobre Venezuela. Estados Unidos cree que Leal fue el principal “conducto” de esta trama, por lo que incluyó al mexicano en la conocida Lista Clinton, un mecanismo penal que busca erradicar el delito del narcotráfico y el lavado de activos.

Tanto Axel Galit como Joaquín Leal son socios en la compañía Generadora de Electricidad y Gas en México (Gasemex), una empresa creada en julio de 2019 por la madre y un tío de Leal. Sin embargo, apenas un mes más tarde, Capriles Hernández compró las acciones del tío, mientras que el propio Leal se quedó con las de su madre, formalizando así una sociedad a partes iguales, según los documentos mercantiles a los que ha tenido acceso “Armando,info”.

Pese a su juventud, Axel Galit Capriles jr ha creado varias empresas, entre ellas una para la puesta en marcha de una aplicación para comparar los precios de los combustibles en las gasolineras, y participa también en negocios radicados en diferentes países, como Panamá y Barbados.

Todavía se desconoce cómo se inició la asociación entre Leal y Capriles hijo. Lo que está claro es que el punto de conexión entre ambos fue el petróleo, tal y como aseguran varias fuentes que conocen al empresario venezolano.

Joaquín Leal y Axel Capriles tienen varias cosas en común. Ambos rayan en los treinta años. Leal estudió en el Colegio Cumbres de Irapuato, una exclusiva institución de los Legionarios de Cristo, según un excompañero, que lo recuerda como un “tipo amable y de buena familia”. Capriles Hernández es parte de una adinerada familia venezolana. Es hijo de Axel Capriles Méndez, fundador del Centro Venezolano de Estudios Jungianos, articulista de prensa, crítico del chavismo y autor de obras como El complejo del dinero o La picardía del venezolano, pero desde hace unos años enfocado en el negocio inmobiliario en España a través de empresas como Orinoquia Real State.

En 2020 se conocía que el Ministerio del Poder Popular de Petróleo de Venezuela había entregado supuestamente cargas de crudo a Axel Capriles, quien las habría triangulado a la empresa de comodities, energía y petróleo Vitol Group, pudiendo haber cooperado activamente para burlar sanciones impuestas por los Estados Unidos al Gobierno chavista, según dijese el investigador anticorrupción Alek Boyd.

Capriles Hernández ha intentado desvincular su imagen con los negocios de Alex Saab, reclamando a medios de comunicación la divulgación de datos personales y algunos suponen que mediante la limpieza de resultados de búsquedas en línea.

Axel Capriles Hernández lidera la empresa Totam Technologies Inc, quien mira hacia España como su próximo mercado para brindar servicio de método de pago móvil en las estaciones de servicio, como plataforma puente hacia los coches eléctricos y puntos de recargas.

 

Fuente: Reporte de la Economía 


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