Es un buen día cuando veo mis puntos de vista reproducidos, casi palabra por palabra, en un editorial del NYT. Atrás quedaron los días en que me encogía después de leer la cobertura de Juan Forero. Fuera la diplomacia de micrófono y dentro los enfoques pragmáticos para tratar con los dictadores de pacotilla. La palabra sobre Chávez finalmente se ha hecho pública. Puede perseguir a sus enemigos políticos todo lo que quiera, puede convertirse en el segundo violador en serie de las órdenes de arresto de INTERPOL. Pero todos tienen su número, todos los que importan.