“Buen días, podría llamarme please. Es el DrVictor Manuel Navarro Cervantes Presidente de Pemex (petroleos mexicanos -PMI holdings Petroleos España SL) Tenemos que Taquigrafiar un documento” [sic, idéntico al original].
Ese fue el mensaje de WhatsApp que Eliézer José Marín, un transcriptor judicial de origen nicaragüense, residente en Murcia, España, recibió a las 13:18 horas del 27 de octubre de 2024. Le pareció raro que el presidente de una gran petrolera le escribiera directamente, en lugar de su asistente o secretaria. Pero Marín contestó de todos modos. Cualquier cliente potencial es una bendición para un migrante con cinco hijos y que trabaja a destajo.
Tras un par de mensajes por chat entre sí, acordaron hacer una videollamada. Ya en ella, Marín vio al otro lado de la pantalla a un hombre mayor, de traje y corbata impecables, de trato amable y algo fanfarrón. Pero el interlocutor le explicó que a quien veía no era el Víctor Navarro del mensaje inicial, sino su representante en una filial de Pemex (la estatal petrolera de México) llamada PMI Holdings Petróleo España. Su nombre era José Márquez, dijo, omitiendo su característico segundo nombre de pila: Trinidad.
Desde ese reciente 27 de octubre y durante dos meses y medio más, Marín aceptó trabajar para quien descubriría, al poco tiempo, que se trataba del mismísimo José Trinidad Márquez, El Camaleón venezolano, también apodado El hombre de las mil caras o El intermediario de oro.
Empezando por su natal Venezuela, durante casi tres décadas de correrías en varios países, Márquez ha quedado en ocasiones a merced de la prensa y de la justicia. Su modus operandi siempre ha sido el mismo: se presenta como intermediario de alguna empresa estatal para cerrar grandes negocios con proveedores tales como petroleras, navieras o bancos, a quienes les cobra jugosas comisiones, generalmente por adelantado. Su estafa más impresionante fue revelada por Armando.info hace cinco años, cuando se descubrió que había sido reclutado por el presidente del Banco Espírito Santo (BES) de Portugal, Ricardo Salgado, para engañar a su propia junta directiva semanas antes de la quiebra de esa institución financiera.
José Trinidad Márquez ha sido detenido en varias ocasiones y ha estado en la cárcel en Venezuela y en España, por distintos delitos, aunque sin escarmiento eficaz. Al salir de cada una de esas temporadas en prisión, maquinó y ejecutó nuevos golpes.
Lo último que se había sabido de él fue que, todavía en España a mediados de 2023, empezaba a hacerse pasar por un alto ejecutivo de Pemex, aunque infructuosamente: según testimonios de terceros, el hombre no tenía ni con qué pagarle a los pocos colaboradores que le quedaban y se limitaba a intentar algún que otro sablazo que le alcanzara para comer en un restaurante de lujo o comprarse ropa.
Pero aquel aparente declive era solo un paréntesis. A Márquez nadie lo retira. Y su mensaje para Eliézer Marín en Murcia era apenas el preámbulo de un nuevo golpe, que el miércoles pasado el diario El País de Madrid denunció. El Camaleón está activo y volvió por sus fueros.
Entre buques y tomógrafos, a ver quién cae
Armando.info tuvo acceso a un masivo archivo de documentos relacionados con las más recientes tentativas de desfalco de El Camaleón y así pudo reconstruir con detalle cómo Márquez urdió una trama para hacerse fraudulentamente con decenas de miles de euros. En este nuevo acto de su picaresca, el venezolano dejó una estela de engaños, incluyendo una deuda por 4.375 euros con Eliézer Marín.
El nicaragüense asistió a Márquez por algún tiempo en la preparación de decenas de documentos, desde correos electrónicos para hacer citas hasta invitaciones para participar en licitaciones o propuestas de contratos millonarios. Márquez solía pasarle a Marín borradores manuscritos de esos documentos, que Marín pulía y transcribía. El venezolano no se lleva bien con los nuevos soportes de comunicación y requiere de esa ayuda, de carácter secretarial. En alguna ocasión, llegó a mencionarle a Marín el modelo de máquina de escribir que aún usa. “La tecnología no es lo suyo, creo que ahí es donde él está fallando”, dijo Marín a Armando.info en una entrevista.
Las sospechas de Marín sobre su jefe aumentaron con las tareas que Márquez le encomendó, una vez acordaron que trabajaría para la firma como auxiliar administrativo, y no solo como transcriptor. Siguiendo esas órdenes, en correos electrónicos dirigidos a clientes potenciales, Marín se presentaba como un licenciado del Departamento de Evaluación de Licitaciones y Proyectos de PMI Holdings Petróleos España. Pero la verdad era que ese departamento, que procesaba varias licitaciones de forma simultánea, solo lo conformaba él.
A partir de los manuscritos que recibía, Marín elaboraba los pliegos de las licitaciones que PMI Holdings ofertaba en varios renglones: buques, transporte, ingeniería, motores, gas natural licuado. Pero también en otras áreas que, según le parecía, se salían de las competencias y la experticia técnica de PMI Holdings: equipos médicos para hospitales o inversiones inmobiliarias. Las apuestas más importantes, según Marín, eran las de buques y equipos médicos.
En tan solo un par de semanas, por ejemplo, Marín envió, en nombre de PMI Holdings Petróleo España, invitaciones para participar en procesos de adjudicación de contratos a una docena de empresas, algunas de la talla de Mitsubishi Corporation o Rolls Royce.
Entre esos lances, sin duda, el negocio que más avanzó fue con la empresa española Navantia y la surcoreana Samsung Heavy Industries, la rama del chaebol o conglomerado coreano dedicada a la construcción en sus astilleros de embarcaciones comerciales de gran calado. Esta vez, un supuesto concurso para la construcción de una flota de buques tanqueros y de transporte de gas natural licuado serviría de anzuelo en la treta de Márquez, El Camaleón.
Entre los manuscritos que el venezolano le entregó a Marín para que los transcribiera y arreglara en papel membreteado se encontraban decenas de folios con especificaciones técnicas sobre la longitud y el ancho de los barcos, la temperatura de la carga y los muelles y rutas por los que transitarían. Márquez se había pertrechado del léxico del sector y le aseguraba a Marín que era ingeniero naval de profesión.
La española Navantia -que en 2005 recibió entre acusaciones de corrupción un contrato para dotar a la Armada venezolana de los buques de patrulla litoral de las clases Guaicamacuto y Guaiquerí- declinó rápidamente la puja por el contrato, pero Samsung siguió en liza.
El conglomerado coreano envió cinco cuestionarios con preguntas a PMI Holdings, con la probable intención de poner a prueba a su interlocutor. Las respuestas fabricadas por José Trinidad Márquez mostraron a un ejecutivo petrolero no muy estricto en sus instrucciones. Así queda en evidencia en este intercambio de mensajes: “¿El requisito de un LBP [‘Length Between Perpendiculars’ o “longitud entre perpendiculares”, una medida estándar para embarcaciones] de 284,23 metros es una condición obligatoria? (Nuestra norma 180K es de 287,5 metros)”, escribió Samsung. A esto respondió PMI Holdings, o Márquez, en realidad: “La especificación de 284,23 metros no es una condición obligatoria. Pueden utilizar la longitud estándar de 287,5 metros como punto de referencia”. PMI Holdings accedería a lo largo del intercambio a modificar otros parámetros, a fin de que Samsung se mantuviera en la puja.
En otra carta, como parte de ese esfuerzo de seducción, la supuesta PMI desplegó a fondo su empatía al ofrecer las más “sinceras condolencias” a la corporación, a propósito del accidente aéreo ocurrido en diciembre pasado en Corea del Sur, en el que fallecieron 176 personas.
Las idas y venidas de correos electrónicos entre PMI Holdings y Samsung Heavy Industries duraron hasta el 9 de enero de este año. Cuando el negocio se acercaba a su cristalización, PMI Holdings le informó a Samsung que, de resultar ganador del contrato, debía pagar 150.000 euros a una empresa llamada Inas Soria & Asociados para registrarse oficialmente como “adjudicatario de la licitación”. Marín afirma que nunca pudo contactar con alguien de esa empresa y sospecha que Inas Soria & Asociados en realidad canalizaba los pagos para Márquez. “Para mí era el modo que él tenía para ganar el dinero”, afirma.
En simultáneo con ese timo, Márquez había puesto en marcha otra “licitación” por equipos avanzados de medicina. Antes de que Marín entrara a PMI Holdings, en junio de 2024, envió varias cartas de invitación a distintas empresas especializadas en tomógrafos, máquinas de resonancia magnética y aceleradores lineales, entre otros. El objeto de la licitación fingida a la que convocaba era adquirir unos 267 equipos para dotar a 26 centros de salud en todo México. Entre las empresas llamadas a participar estaban Stryker Medical, Healthcare Systems de México, Tesa Medical, Roboticsol, Siemens Healthineers y una alianza de las firmas Human Corporis-Elekta de México. Estas últimas consorciadas y Siemens fueron las que más interés mostrarían, hasta el punto de que representantes de la compañía alemana sostuvieron una reunión con El Camaleón, el 24 de octubre en Madrid.
Entre los archivos obtenidos por Armando.info figuran dos tesis de grado de estudiantes de ingeniería de universidades mexicanas y colombianas sobre acondicionamiento de espacios tipo búnker para albergar equipos de radiología. También hay licitaciones para dotar a hospitales de equipos de oncología en España y México. Marín sostiene que el estafador venezolano estudiaba este tipo de documentos para usarlos como troqueles de sus licitaciones ficticias.
En efecto, los pliegos de licitación parecían muy técnicos. Algunos llegaban a tener 200 páginas, con planos arquitectónicos, fórmulas matemáticas y diagramas de Gantt. Aún así, se deslizaban muchos gazapos, tanto de redacción como de contenido. Y las empresas probablemente se dieron cuenta.
Tanto Siemens Healthineers como Human Corporis-Elekta enviaron por correo un listado de preguntas exhaustivas para aclarar aspectos confusos de la licitación. Son preguntas detalladas y repetitivas que indican una posible intención de escrutinio. Siemens también cuestionó varias especificaciones técnicas, sugiriendo alternativas o solicitando la aceptación de sus propios parámetros en lugar de los propuestos en el pliego de condiciones. Según Marín, las empresas que preguntaban demasiado o que contactaban directamente a Pemex, dejaban de intercambiar con Márquez.
Marín también apunta que a algunas empresas convocadas les parecía raro que los 25.000 euros que debían pagar por adelantado, a manera de prenda para inscribirse en el registro de proveedores de Pemex-PMI Holdings, los tuvieran que consignar a un tercero, la firma Inas Soria & Asociados, en lugar de a Pemex-PMI.
Armando.info intentó contactar a varios ejecutivos de las firmas Siemens Healthineers y Human Corporis-Elekta para ampliar la información, pero ninguno respondió antes del cierre de esta edición.
Cúmulo de sospechas
Todos los pliegos de licitación empezaban con unas iniciales y luego un código numérico que, según Marín, El Camaleón se inventaba arbitrariamente, porque no era el supuesto “departamento de compras” el que se los asignaba.
Marín, que estaba en Murcia, nunca llegó a conocer a nadie más que trabajara en la pretendida PMI Holdings España. Le resultaba inusual que en las reuniones por Zoom o Teams no participasen otros funcionarios, de los que tampoco recibía llamada alguna. Solo sabía que trabajaban de manera remota, como él. Márquez le explicó que tenía una oficina muy pequeña en Madrid, por lo que le resultaba incómodo reunirse con clientes allí; prefería hacerlo en hoteles o en otros espacios, cosa que al nicaragüense también le pareció sospechosa.
Según el guion de Márquez, el equipo de PMI Holdings incluía, además del propio Camaleón, a Víctor Navarro, quien supuestamente le había contratado; a Luz María Zarza, jefe jurídica de Pemex; al ingeniero Luis Sanz y a Ina Solange Soria, quien debía recibir los pagos de las empresas. Todos tenían direcciones de correo electrónico terminadas con el sufijo pmiholdingpetroleo.com. Navarro y Zarza fueron ejecutivos de Pemex pero ya no trabajan allí, según confirmó la petrolera mexicana a Armando.info.
Por lo demás, resultaba llamativo que cualquier documento o comunicación que Víctor Navarro firmaba remitía a un número telefónico de contacto que correspondía al de José Trinidad Márquez en España, y no a un número en México.
Un periodista de Armando.info escribió un mensaje al número de José Trinidad Márquez preguntando por Víctor Navarro. Hasta el cierre de esta historia no hubo respuesta.
Marín terminó de confirmar que había algo turbio cuando le pidió una copia de su documento de identidad a Márquez, ya que la empresa Siemens Energy lo había solicitado, junto con la placa del carro que lo trasladaría hasta la sede de la empresa en Madrid, un día antes de una reunión que habían agendado. “Yo no voy a darle mi documentación a nadie, yo me voy a identificar cuando esté ahí”, recuerda que le dijo su jefe, molesto. A la mañana siguiente, Márquez lo llamó para cancelar la reunión porque Víctor Navarro “había sufrido un preinfarto”. Marín le preguntó a cuál servicio de urgencias lo habían llevado porque quería ir a visitarlo. El Camaleón le dijo que no hacía falta, que Navarro estaba en reposo, que no le permitían visitas, y nunca le dio el nombre del hospital.
Marín sabía, a esas alturas, que lidiaba con un mentiroso profesional. Había buscado el nombre de José Márquez en Internet, donde encontró los artículos sobre estafas anteriores del venezolano, publicados en Armando.info y otros medios como El País o La Vanguardia en España. Comparó las pocas fotos públicamente disponibles de El Camaleón con las que su superior le había enviado por WhatsApp, posando como un elegante hombre de negocios. Era el mismo.
Con esas pruebas en la mano, antes de finalizar 2024, le hizo una videollamada para confrontarlo. “Hola, Trinidad”, le saludó Marín. El Camaleón se sintió descubierto, pero aún así, reaccionó con una tranquilidad inesperada para Marín. Márquez ni se molestó en negar nada. Le dijo que todo lo que había sido publicado por los medios sobre su pasado era cierto, pero que él ya había pagado por sus errores y ahora trabajaba honradamente con Pemex; que Víctor Navarro era su amigo y le había dado una segunda oportunidad, y que Marín no tenía de qué preocuparse, pues muy pronto le iba a pagar por todas sus labores.
Marín había invertido horas de trabajo en jornadas extenuantes hasta las tres de la mañana y también había enviado su contrato con PMI a Extranjería. Angustiado por haber presentado un contrato con una empresa falsa a las autoridades españolas, buscó asesoría legal y empezó a preparar su salida: debía documentar todo, guardar copias de los correos, documentos, chats, cuanto pudiera servirle para demostrar que había sido víctima de un fraude y no su cómplice.
Cruzada de denuncia
El 29 de noviembre de 2024, Marín envió un correo anónimo a las direcciones de correo de Pemex que encontró de Víctor Navarro y de Luz María Zarza, para preguntar si la licitación de equipos médicos hospitalarios era legítima o un invento de Márquez. El mensaje para Zarza rebotó de inmediato. Al parecer, para esa fecha, ya no trabajaba más en la petrolera mexicana. Desesperado ante la falta de respuestas, Marín empezó a enviar sistemáticamente el mismo mensaje a todas las direcciones de correo electrónico de empleados de Pemex que encontró en un directorio en línea. Dice que fueron más de 60.
A los pocos días, recibió un correo de notificación en el que le informaban que habían trasladado su consulta al área de Cumplimiento Legal y Transparencia de Pemex y, luego, otro en el que le indicaban que debía enviar una solicitud de acceso a la información para poder responderle. Marín, exasperado por la burocracia de la petrolera mexicana, contestó: “Repito y ruego encarecidamente, es tan sencillo como decir si ese dominio [el de PMI Holdings España] pertenece a vuestra filial”.
Finalmente, el reciente 19 de diciembre, recibió un correo firmado por Alfonso H. Reyes, de la dirección jurídica de PMI Internacional, que decía: “PMI-CIM, PMI Holdings Petróleos España o cualquiera de las empresas a las que prestan servicios antes señaladas, se deslindan totalmente de dichas comunicaciones y de las personas que suplantando la identidad del personal o de los consejeros de dichas empresas realizan conductas que pudieran ser constitutivas de delitos”.
Armando.info envió a Reyes un mensaje para ampliar la información y conocer qué medidas internas habían tomado en PMI Internacional ante las denuncias de Marín. Reyes no había respondido al cierre de esta edición.
Posteriormente, el 9 de enero, la funcionaria Paola López, de Pemex, contactó a Marín. Este le envió una copia de su contrato de trabajo, le pidió que aclarara si era válido y que le confirmara si PMI Holdings España existía. Cuatro días después, López le escribió lo siguiente en una serie de mensajes por WhatsApp:
“No tenemos ninguna representación en España”, le dijo la funcionaria mexicana. “Efectivamente, PMI Holdings está adscrita a Pemex, pero sus sucursales están en Singapur (…) Hasta ahorita lo que me pidieron recomendarte es que no te vuelvas a reunir con proveedores y hacerte de conocimiento que alguien se está haciendo pasar por Víctor Manuel Navarro”.
Marín llamó a José Trinidad Márquez para encararlo de nuevo. Si bien El Camaleón volvió a parecer imperturbable, el nicaragüense optó por verse más desafiante en esa segunda oportunidad. Después de que colgaron, le dijo a Márquez por chat que iba a llamar a los medios y que “mañana te van a dar una visitadita, de parte de mi familia”. Marín afirma que se refería a la policía, pues pensó que al día siguiente lo arrestarían, después de haberlo denunciado ante la Unidad de Delitos Económicos y Fiscales (UDEF) de la Policía Nacional. Acto seguido, llamó a todos los clientes y a las empresas con las que estaba en contacto para advertirles de que estaban a punto de ser estafados y les recomendó que, si Márquez trataba de comunicarse, no le contestaran. Así puso en jaque el ardid del venezolano: Marín asegura que, gracias a su gestión, ningún proveedor -con la excepción de una inmobiliaria que el periodista Fernando Peinado refiere en El País- terminó de hacer el desembolso de 25.000 euros requerido para entrar en la “lista de clientes” de PMI Holdings Petróleo España.
Armando.info solicitó comentarios a la dirección de comunicaciones de Pemex y trató de entrar en contacto con Paola López, la funcionaria de la estatal petrolera mexicana que conversó con Marín, pero no obtuvo respuesta.
Una periodista de este medio también llamó por teléfono a José Trinidad Márquez para conocer su versión. Este contestó la llamada, pero, cuando la periodista se identificó como tal, se escabulló.“¿Me puede llamar en unos cinco o diez minuticos, por favor, si es tan amable?”, pidió, alegando que estaba ocupado con un niño. El maestro de la evasión nunca más volvió a contestar y luego bloqueó el número de la periodista.
Tomado de El falso ejecutivo de Pemex, ¿el último acto de ‘El Camaleón’?