Uno de los objetivos de las sanciones es golpear a Maduro, y al segundo hombre fuerte del régimen y actual Ministerio de Relaciones Interiores y Justicia, Diosdado Cabello que aparece como la clave para evitar cualquier tipo de transición en Venezuela.
Este miércoles, el Gobierno de Estados Unidos, a través de la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC) del Departamento del Tesoro, impuso sanciones a 21 altos funcionarios del régimen de Nicolás Maduro, incluidos miembros clave de su círculo más cercano, en respuesta a las continuas violaciones de derechos humanos y la erosión de la democracia en Venezuela. Entre los sancionados se encuentra Daniela Desiree Cabello Contreras, hija del influyente líder chavista Diosdado Cabello, quien ha desempeñado un papel crucial en laos intentos de expandir la economía no petrolera del régimen en mercados internacionales clave como China, Cuba, Rusia, Irán y Turquía.
Contexto de las Sanciones: Un Tiro de advertencia a la cúpula del régimen
Las sanciones se enmarcan dentro de la Orden Ejecutiva 13692, que autoriza al gobierno de EE. UU. a imponer restricciones a funcionarios venezolanos por su implicación en la represión de la sociedad civil, la corrupción y la violación de los derechos humanos. Desde la llegada de Nicolás Maduro al poder, la administración estadounidense ha centrado su estrategia de presión económica en castigar a los altos cargos del régimen, incluidos funcionarios militares y políticos de alto rango, por su participación en actos de represión y corrupción.
El impacto de las nuevas sanciones no se limita solo a la congelación de activos y restricciones de visado para los individuos involucrados, sino que también refuerzan la postura de EE. UU. de no reconocer la legitimidad de Maduro como presidente de Venezuela. A través de estas medidas, Estados Unidos ha reafirmado su apoyo al opositor Edmundo González Urrutia, quien fue proclamado como presidente electo en unas elecciones, a su juicio, fraudulentas.
El Rol de Daniela Cabello: Puente económico internacional del régimen
Daniela Cabello ha sido sancionada por su implicación directa en la gestión económica del régimen, particularmente como presidenta de la Agencia de Promoción de Exportaciones de Venezuela. Esta entidad tiene como objetivo diversificar la economía venezolana, tradicionalmente dependiente del petróleo, impulsando sectores como la agricultura, la manufactura y los productos no petroleros en mercados internacionales. Cabello ha jugado un papel clave en el fortalecimiento de los lazos comerciales con países aliados del régimen como China, Cuba, Irán y Turquía, donde ha promovido la exportación de productos venezolanos a través de exposiciones comerciales, como la MUSIAD EXPO 2024 en Estambul, y otras iniciativas diplomáticas.
La participación de Venezuela en plataformas internacionales como la Feria Internacional de Importaciones de Shanghái (China) y la Feria Internacional de La Habana (Cuba), donde Venezuela ha presentado productos acuáticos y otros bienes no petroleros, ha sido parte de la estrategia de Daniela Cabello para buscar mercados alternativos en medio del bloqueo económico impuesto por Estados Unidos. La cooperación estratégica con Irán y Turquía, como se evidenció en reuniones de alto nivel y exposiciones comerciales, refleja un intento por diversificar la base económica de Venezuela, al mismo tiempo que refuerza sus relaciones diplomáticas con estos países.
La respuesta de EE. UU.
Las sanciones impuestas a Daniela Cabello y otros funcionarios se producen en un contexto de creciente aislamiento económico y político de Venezuela. Sin embargo, el régimen ha intentado contrarrestar este aislamiento a través de una política de «diplomacia económica», que ha llevado a Daniela Cabello, a actuar como una especie de «embajadora de la economía venezolana» fuera de las fronteras.
En sus intervenciones, Daniela Cabello ha destacado el supuesto potencial de los productos venezolanos en mercados internacionales, como lo hizo recientemente en la 10ª Comisión de Alto Nivel entre Irán y Venezuela y en la Feria Internacional de Importaciones en China. La estrategia de fortalecer la “Marca País” de Venezuela, a través de la participación en exposiciones comerciales y ferias internacionales, busca posicionar a Venezuela como un jugador clave en la economía global, especialmente en sectores que no dependen del petróleo.
Aunque las sanciones de EE. UU. buscan frenar estas iniciativas, el régimen parece determinado a mantener sus relaciones con sus aliados estratégicos, quienes han ayudado a mitigar los efectos de las sanciones internacionales. Sin embargo, el hecho de que Daniela Cabello haya sido incluida en la lista de sancionados refleja un esfuerzo por frenar los canales alternativos de comercio que el régimen está buscando establecer, así como castigar a aquellos miembros de la familia Cabello que han estado profundamente involucrados en las operaciones económicas internacionales del régimen.
Impacto en la Familia Cabello
Las sanciones no solo afectan a Daniela Cabello en su capacidad para interactuar con instituciones financieras internacionales o viajar a Estados Unidos, sino que también refuerzan el aislamiento del círculo más cercano al poder en Venezuela. Esto podría limitar sus esfuerzos para consolidar alianzas económicas con países fuera del ámbito de la comunidad internacional tradicionalmente aliada con el régimen de Maduro. Aunque Venezuela ha logrado mantener relaciones comerciales con países como Irán y China, estas sanciones podrían generar un mayor enfriamiento de las relaciones con entidades occidentales, complicando aún más los esfuerzos del régimen por acceder a nuevos mercados globales.
La imposición de sanciones a Daniela Cabello marca un nuevo capítulo en la batalla económica y diplomática entre el régimen de Nicolás Maduro y Estados Unidos. Mientras el régimen busca ampliar su influencia a través de relaciones comerciales con países aliados, EE. UU. responde con medidas que intentan asfixiar la economía de los funcionarios cercanos al régimen, especialmente aquellos que han estado involucrados en los intentos de expansión económica fuera del ámbito petrolero. El futuro económico de Venezuela sigue siendo incierto, y las sanciones parecen ser una herramienta clave en la estrategia de EE. UU. para debilitar la influencia de Maduro y su círculo cercano.