Lorena Baires
Fuente: Dialogo Americas
Los países del hemisferio occidental carecen de un marco jurídico integral para compartir información que permita frenar células terroristas de cualquier facción.
Amenazas Transnacionales
Bomberos y la policía argentina buscan heridos después de que una bomba explotara en la Asociación Mutual Israelita Argentina, en Buenos Aires. Las autoridades argentinas acusaron al Gobierno iraní y a la organización terrorista Hizbulah por el atentado de 1994. (Foto: Ali Burafi/AFP)
Ante el avance del terrorismo islámico alrededor del mundo, Latinoamérica debe mejorar sus sistemas de intercambio de información estratégica sobre seguridad, y reconocer que se encuentra bajo la mira de esos grupos. “Ante un mundo criminal más unido, Latinoamérica necesita avanzar en legislar para frenar a organizaciones terroristas de medio oriente que ya están filtrándose en nuestros países”, dijo a Diálogo Joseph Humire, director ejecutivo de Secure Free Society, un organismo dedicado a estudiar la seguridad del hemisferio occidental con sede en Washington, D.C. Humire habló el 25 de enero de 2019 en El Salvador ante un grupo de líderes religiosos y académicos de seguridad pública y antiterrorismo, convocados por las ONG del país que están preocupadas por la creciente presencia de grupos islámicos en Centroamérica.
Los países latinoamericanos no reconocen dentro de sus legislaciones a los grupos terroristas islámicos. “Esto se convierte en una debilidad frente a un mundo globalizado que lucha por erradicarlos. Entre mejor preparada esté la región, más eficaces serán las medidas que pueda implementar para luchar contra este mal”, añadió Humire. “El propósito de Irán es tener presencia militar para violentar a los Estados Unidos”.
El Colegio de Altos Estudios Estratégicos (CAEE) de la Fuerza Armada de El Salvador, máximo centro de estudios en el país en temas de seguridad global, coincide en la necesidad de superar estos retos. “Las organizaciones terroristas aprovechan todas las brechas operacionales, debilidades políticas y vacíos legales que un Estado puede tener para [proceder]. Nosotros no somos inmunes, porque no tenemos las organizaciones adecuadas para combatir este tipo de amenazas”, explicó el Coronel de Infantería DEM del Ejército Roberto Artiga, director del CAEE.
“Desde su revolución en 1979, Irán ha desarrollado operativos de inteligencia a través de su red diplomática o centros culturales en países como Argentina, Brasil, Perú y Uruguay”, agregó Humire. “En la fachada dan clases de cultura islámica y ofrecen becas para ir a estudiar a universidades en Irán; pero adentro utilizan un sistema de inteligencia conectado con las embajadas para entender cómo trabajan las comunidades árabes o las pandillas. Así forman líderes que utilizan la religión como pretexto para avanzar con la red”.
Entre las oportunidades para la región, el CAEE apunta a la coordinación política de alto nivel que permita crear estrategias de Estado para combatir el avance de grupos terroristas. “Estamos analizando el futuro y la gran influencia de estos operadores no convencionales, que tienen una gran capacidad para adaptarse y transformarse en las acciones que realizan, ya sea de forma individual o colectiva”, dijo el Cnel. Artiga.
Intercambio de información
Latinoamérica se convirtió en un escenario diplomático más relevante para Irán cuando fue nombrado como observador de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América en 2004, tras el ascenso al poder de Hugo Chávez en Venezuela. La relación se fortaleció cuando ambos países se hicieron socios de negocios en la Organización de Países Exportadores de Petróleo. Desde esta plataforma, Irán tiene puentes con Nicaragua, Bolivia y Ecuador.
Argentina, por el contrario, cortó vínculos por la negativa de Irán de entregar a varios funcionarios iraníes sospechosos de haber participado en el atentado que sufrió la Asociación Mutual Israelita Argentina en Buenos Aires, en 1994. Las autoridades argentinas señalaron al Gobierno de Irán y al grupo paramilitar Hizbulah como autores materiales e intelectuales del hecho.
Otro evento que a juicio de Humire debe ser estudiado es el atentado con 80 kilos del explosivo pentolita a la Escuela de Cadetes de Policía General Santander, en Bogotá, Colombia, en enero de 2019. El grupo terrorista Ejército de Liberación Nacional (ELN) aceptó su responsabilidad en el ataque y como autor intelectual a José Aldemar Rojas Rodríguez, identificado por la inteligencia de ese país por entrenar al ELN en el uso y manejo de explosivos.
“La masividad y el tipo de explosivos de este ataque es una característica de los grupos terroristas islámicos”, sentenció Humire. “Ellos quieren tumbarlo todo y son expertos en la clandestinidad, de ahí la necesidad urgente de activar de forma coordinada mecanismos de intercambio de información entre los países latinoamericanos. Por eso es importante la contrainteligencia”.
El Comando Sur de los Estados Unidos (SOUTHCOM) tiende su brazo de cooperación en la región. “Una gran cantidad de combatientes extranjeros salieron de algunas de nuestras naciones caribeñas y se fueron a Siria. Hemos visto volver a algunos y hemos trabajado con países socios para frustrar algunos ataques con mucho éxito. Ese tema está en nuestra mira todos los días”, dijo el Almirante de la Marina de los Estados Unidos Craig S. Faller, comandante de SOUTHCOM, en una entrevista con Voz de América.
La cooperación regional para compartir información de forma rápida y constante a través de las fuerzas armadas del hemisferio es una estrategia urgente para frenar a estos grupos. “Debemos trabajar como región para atacar este problema. De esta forma, unidos en los mismos objetivos de paz, sería posible combatir al crimen organizado y al terrorismo internacional”, finalizó el Cnel. Artiga.
Etiquetas: AMIA, ELN, Islamismo, terrorismo
Tomado de Latinoamérica debe prepararse para combatir el terrorismo islámico