VenePirámides
El Banco Central de Venezuela festeja que la inflación ha comenzado a desacelerarse y en los primeros ocho meses de este año registra un salto de 9,8%, versus 18,6% en el mismo lapso de 2011. La pregunta de fondo es si el descenso es sostenible.
El declive se explica en buena medida porque los alimentos, el factor que más pesa en la medición, han aumentado menos, de hecho, entre enero y agosto acumulan un incremento de 8,4% que se traduce en una desaceleración importante respecto a 22,9% en los primeros ocho meses del año pasado.
Nelson Merentes, presidente del Banco Central afirma que la desaceleración en el alza de los alimentos se explica porque hay más producción nacional, la Ley de Precios Justos y mejor distribución, pero también hay que incluir las importaciones con dólares baratos y el retraso en el ajuste de los precios controlados.
Durante los últimos dos años la administración de Hugo Chávez ha mantenido fijo el tipo de cambio oficial en 4,30 bolívares por dólar y por tanto, es posible importar masivamente para cubrir las fallas de oferta y colocar productos a precios estables en los anaqueles.
En el primer semestre Cadivi incrementó 50% las divisas asignadas para importaciones de alimentos aprobando 3 mil 254 millones de dólares.
En un entorno donde la inyección de gasto público eleva la demanda y al mismo tiempo desciende 9% la producción de alimentos por parte de la industria privada, las importaciones se han convertido en un elemento clave para contener la inflación.
A las importaciones se añade que las autoridades no han permitido aumentos de precios en productos regulados, que tienen una gran incidencia en la medición de la inflación, como pastas, arroz y harina de maíz.
Analistas consideran que una vez se produzca la elección del siete de octubre el Gobierno tendrá que permitir ajustes en el precio de los productos regulados y la inflación que ha estado represada comenzará a mostrarse.
Además la posibilidad de mantener estable el tipo de cambio oficial luce comprometida en el mediano plazo.
Decidido a crear un ambiente de bonanza durante la campaña electoral el Ejecutivo ha disparado el gasto público aumentando el desajuste entre los ingresos y los egresos.
Barclays Capital señala en un informe fechado el 24 de julio que la tendencia apunta a que la brecha entre ingresos y gastos del sector público será de 16,5% del PIB este año versus 11,6% en 2011.
Para cubrir este diferencial el Ministerio de Finanzas se endeuda masivamente emitiendo bonos y letras del tesoro.
El resultado es que la deuda de la República, incluyendo Pdvsa, asciende a 51% del PIB una relación que si bien no representa una carga excesiva ya ha dejado de ser confortable.
Como la deuda no puede seguir creciendo a este ritmo firmas especializadas como Ecoanalítica y Econométrica proyectan que el país marcha hacia una devaluación que le permita al Gobierno obtener más bolívares por los petrodólares a fin de cubrir el desajuste entre ingresos y gastos.
La sobrevalauación también cuenta. Mantener un tipo de cambio fijo con la mayor inflación de América Latina se traduce en que salvo petróleo, las exportaciones venezolanas son muy caras y las importaciones muy baratas y, por tanto, se dispara la demanda de dólares, según reportó el diario El Universal.
Tomado de Inflación contenida por importaciones con USD baratos de CADIVI