El control de precios extiende sus tentáculos (y nos asfixiará a todos)

VenePirámides

El Ejecutivo nacional ha sido enfático al señalar que no forma parte del plan de Gobierno ni desmontar ni flexibilizar el control de precios. Por el contrario, sostenerlo forma parte de la estrategia para mantener a raya la inflación, meta que este año parece estar materializándose.

Durante 2012 no sólo se mantuvo rígido el control de precios sino que mutó. Entró en funcionamiento la Superintendencia Nacional de Costos y Precios (Sundecop) a través de la cual se regularon 19 categorías de productos con alcance de 204 tipos de productos, cuya modalidad se extenderá a otros sectores de la economía considerados como estratégicos. Están en la lista los medicamentos, servicios de salud, sector automotor y materiales e insumos para la construcción, entre otros.

Además, a través del Instituto de Defensa a las Personas en el Acceso a los Bienes y los Servicios (Indepabis) se obligó a los establecimientos que venden alimentos -restaurantes, cadenas de comida rápida, panaderías, luncherías, entre otros- a notificar sus precios al público y también a ese organismo a través de un registro automatizado. 

 Este año la agenda electoral marcó el ritmo en la revisión de los costos y los precios de los alimentos que están regulados. Sólo se ajustaron las materias primas agrícolas -arroz, maíz, girasol, sorgo y soya y café- para asegurar que se concretaran los planes de siembra y los insumos para la producción de alimentos terminados.

Quedaron pendientes los 18 rubros (productos terminados) que están sometidos al control de precios, entre los que destacan: harina precocida de maíz, arroz, café, carne de res, pollo, leche en polvo y pasteurizada, pasta, pan, entre otros.

El economista Asdrúbal Oliveros estima que el Gobierno, previendo la expansión del gasto público que habría este año por el tema electoral, y que fue de 30% en lo que va de año, tenía que apretar el control de precios para evitar que la inflación se le fuera de las manos, y la única manera de lograrlo era siendo más radical en materia de costos y precios.

Oliveros considera que el mecanismo más fuerte, y que le ha dado más resultado al Ejecutivo, es la Sundecop, «que le puso una camisa de fuerza a los precios». No obstante, destaca que hay dudas sobre si ese esquema será sostenible -o no- en el tiempo, debido a que una modificación en el tipo de cambio oficial podría ser el punto de quiebre de ese sistema.

«Es necesaria la revisión de los precios y de las estructuras de costos por un tema de producción, y eso se va a acentuar el próximo año. Sobre todo si el Ejecutivo mueve la tasa de cambio o si decide sacar sectores de Cadivi, sin duda será un proceso de mucha dificultad pero tendrá que asumirlo y el elemento cambiario marcaría el ritmo», apuntó el analista.

Considera que es de esperar que los ajustes de precios se realicen de forma programada, uno o dos rubros por mes, para no afectar la desaceleración que se ha evidenciado en la inflación.

«El Gobierno no va a abandonar esa estrategia y por eso ha profundizado las medidas de control. 

El Gobierno ya no cuenta con la misma disponibilidad de divisas para seguir importando alimentos, así que está entrampado a futuro. Habrá reconocimiento de los costos y ajuste gradual de los precios», indicó.

De darse una devaluación a finales de este año o a principio de 2013, la corrección de los precios deberá ser inmediata para evitar afectar los niveles de producción de las empresas, y evitar que haya escasez,

Oliveros señaló que en ese escenario, la Sundecop tendría que revisar las estructuras de costos porque al regular los precios de esas 19 categorías de productos, se afectó la rentabilidad y se redujo la holgura que tenían las empresas para enfrentar rezagos en precios.

«La mezcla del control de precios profundizado con presión cambiaria traería escasez», según reportó el diario El Universal.

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