Existe el temor de que Guaidó esté dispuesto a negociar en condiciones deplorables o que acepte un acuerdo inadmisible, tal y como iba a hacerlo el pasado 30 de abril
Por Sabrina Martín
Fuente: PANAMPOST
Guaidó confirmó que la oposición ha enviado a varias personas a Noruega para abordar las bases de una posible negociación con el Gobierno de Nicolás Maduro, si bien matizó que debe conducir a la salida del gobernante. (EFE/RAYNER PEÑA)
El régimen de Nicolás Maduro y el gobierno legítimo de Juan Guaidó se vuelven a ver las caras en una presunta negociación en Noruega; una situación que podría convertirse en un quinto intento de diálogo tras haber fallado todos los anteriores.
El presidente (e) de Venezuela, Juan Guaidó confirmó que tiene enviados en el país europeo para un diálogo con la dictadura de Nicolás Maduro; sin embargo, resaltó que no se prestará para «ningún tipo de negociación falsa».
Guaidó resaltó que la única manera de sentarse con el chavismo será con el solo objetivo de discutir la salida del dictador para lograr el cese de la usurpación.
Pero en el país suramericano existe el temor de que Guaidó esté dispuesto a negociar en condiciones deplorables o que acepte un acuerdo inaceptable, tal y como iba a hacerlo el pasado 30 de abril cuando se conoció la existencia de un diálogo con el chavismo en el que el ilegítimo, chavista y usurpador Tribunal Supremo de Justicia se mantendría al mando del Poder Judicial a pesar de haber violado constantemente la Constitución y los derechos humanos.
Iván Simonovis no se escapó, lo liberamos. Como parte de la #OperaciónLibertad, firmamos un indulto al comisario Iván Simonovis que fue ejecutado hoy por fuerzas democráticas leales a nuestra constitución tanto del Sebin como de nuestra Fuerza Armada.
Aunque se desconocen los detalles de quiénes estarían en la «mesa de negociación», la prensa reseñó que, por ahora, está conformada por dos funcionarios en representación del chavismo y otros dos en nombre de la oposición.
Por el régimen chavista están el ministro de Comunicación, Jorge Rodríguez, y el gobernador del estado de Miranda, Héctor Rodríguez. Por la oposición, se afirma que estarían en la capital noruega el ex ministro del Gobierno de Carlos Andrés Pérez, Fernando Martínez Mottola, y el ex diputado Gerardo Blyde.
También hemos atendido una invitación con el Gobierno de Noruega, y hoy tendremos reunión con el Grupo de Contacto de la Unión Europea. Reiteramos que cualquier iniciativa de mediación debe pasar por el cese de la usurpación, el gobierno de transición y las elecciones libres.
Pero además de los personajes de cada bando se encuentra un equipo noruego dispuesto a mediar, que además es el mismo que habría participado en los diálogos de paz con las FARC en Colombia y que terminaron siendo acuerdos de impunidad. Según ha podido saber ALnavío, se estaría definiendo el método y un lugar determinado para las próximas reuniones.
Según informó la emisora pública noruega NRK, los contactos “ocurrieron en Cuba antes y han continuado durante mucho tiempo”.
Ciertamente el presidente (e) Juan Guaidó ha dejado claro que para salir de la dictadura «todas las opciones estaban sobre la mesa»; sin embargo, un nuevo diálogo infructuoso solo serviría para postergar la estadía de Maduro en el poder y para que se multipliquen la represión y los presos políticos en Venezuela, tal y como sucedió cuando el expresidente español José Luis Rodríguez Zapatero fue mediador.
¿Por qué la negociación en Noruega no es un buen augurio para Venezuela?
En primer lugar el gobierno de Noruega nunca ha condenado las violaciones a derechos humanos por parte del régimen de Nicolás Maduro, ni ha criticado la crisis humanitaria que enfrentan los venezolanos desde hace más de seis años. Tampoco ha reconocido a Juan Guaidó como presidente (e) de Venezuela.
Que Noruega se haya mantenido silente ante una crisis en la que miles de venezolanos han fallecido debido a la escasez de alimentos y medicamentos, y otros miles hayan decidido migrar, muestra que ha preferido ser cómplice de lo que sucede en el país suramericano.
Pero como si esto no fuera suficiente, hay que hablar del equipo noruego encargado de lograr negociaciones. Se trata de un grupo de personas que en Colombia mediaron por los diálogos de paz con las FARC, que al final solo dejó impunidad.
De manera extraoficial se conoció que el noruego Dag Nylander es hombre de confianza de Antonio Guterres, secretario de la ONU, que tampoco ha reconocido a Guaidó como presidente de Venezuela.
Nylander, que podría estar detrás de las negociaciones entre el chavismo y la oposición venezolana, es un diplomático noruego que ha manifestado una afinidad con el régimen cubano, al punto en que durante los diálogos en Colombia elogió a la dictadura de la isla. En esa oportunidad señaló que Cuba era «el valor añadido de tener una gran credibilidad».
D´mar Córdoba Salamanca, abogado Constitucionalista colombiano dijo a PanAm Post que la negociación anunciada entre el chavismo y la oposición no es un buen augurio pues se trata de dialogar con mediadores de izquierda parcializados a favor de Maduro y de la dictadura cubana.
«Uno no le puede tener fe al equipo noruego, porque ellos también fueron los garantes del proceso de impunidad en Colombia, porque las FARC siguen operando tal y como lo hacía antes», señaló.
«Pienso que la estrategia siempre será la misma y es darle oxígeno y más oportunidades de visibilización al narcogobierno de Nicolás Maduro como lo hicieron con las FARC. El acuerdo de paz en Colombia se convirtió en un blindaje a los terroristas de las FARC y lo mismo puede suceder con la dictadura», agregó.
«Este diálogo seguramente terminaría quitándole fuerza al gobierno legítimo de Guaidó; la mejor manera de entender si el proceso servirá para algo, es preguntarse cuántas veces Noruega ha rechazado las persecuciones y violaciones a derechos humanos en Venezuela, y la respuesta es ninguna», aseveró.
Antecedentes y consecuencias de diálogos fallidos
En enero de 2017, la oposición venezolana aseguró que no participaría más en negociaciones si el régimen no cumplía con los compromisos adquiridos; entre ellos la liberación de presos políticos, la aceptación de ayuda humanitaria y la presentación de un calendario electoral. Sin embargo, la dictadura no cumplió, y pese a ello la MUD cedió por cuarta vez. Se desconoce si lo hará por quinta vez.
El incumplimiento de los acuerdos por parte de Maduro hizo expulsar hasta al Vaticano de las conversaciones. Ese mismo mes el papa Francisco tomó la decisión de no enviar, hasta nuevo aviso, a su delegado internacional para participar en el diálogo que inició en 2016. Claudio María Celli, representante de la Iglesia católica en la mesa de diálogo, no viajaría más a Venezuela.
Y es que para Venezuela ha sido un “dolor de cabeza” cada intento de diálogo con el chavismo; es allí donde los presos políticos son usados como “fichas de ajedrez”; liberan a algunos y apresan a otros más.
Con los pasados intentos de negociación solo se multiplicaron los presos de consciencia, la crisis humanitaria se agravó y la oposición quedó expuesta ante el mundo. Mientras más cedía, más se fortalecía el chavismo.
Entre diálogo y diálogo la oposición optó por un referendo revocatorio que no tuvo éxito, porque fue desmontado inconstitucionalmente por la dictadura; en vez de exigir a toda costa que se ejecutara, la MUD lo dejó pasar.
Lo mismo sucedió con una prometida marcha al palacio presidencial de Miraflores, una manifestación exigida por el pueblo para presionar aún más al régimen de Maduro, sin embargo, la misma MUD decidió posponerla bajo la excusa de un nuevo intento de diálogo con la participación del Vaticano. La dictadura no cedió, el Vaticano se paró de la mesa y la dirigencia nuevamente fue humillada.
Luego de ello, y con el paso de los meses, tras ese intento fallido de dialogar, la población venezolana salió a las calles descontenta, a la que se sumó una vez más la dirigencia opositora; luego de cuatro meses de manifestaciones y la brutal represión que dejó como consecuencia más de 100 venezolanos muertos, surgió la necesidad de otras alternativas más radicales.
De allí, la celebración de un plebiscito en el que, primero, se rechazaría la Constituyente; segundo, se daría una exigencia a los militares; y tercero, un mandato a la Asamblea Nacional con la conformación de un Gobierno de unidad nacional a través de la renovación de los Poderes; y, además, una “Hora Cero” que nunca llegó.
El mandato de la población nunca se ejecutó: la ilegítima Constituyente sigue vigente y los militares no cumplieron con el resultado del plebiscito.
Etiquetas: FARC, Injerencia Humanitaria
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