El cancer de Hugo Chavez ha servido para exponer la irracionalidad de los argumentos de muchos opinadores. He aqui algunos ejemplos:
– Henrique Capriles Radonski: «Yo quiero enfrentar a Chávez bueno y sano.»
– Alfonso Marquina: «“El Presidente debe despejarse y asumir con tranquilidad su reposo médico.”
– Leopoldo Castillo: “Yo diría que el presidente Chávez tomó una decisión muy importante. Hablar de una enfermedad que uno padece no es fácil, y hablar de esa enfermedad es mucho más difícil, pero el Presidente tuvo el coraje y habló.”
– Ramon Guillermo Aveledo: «le enviamos nuestro apoyo a Chávez, a sus familiares y a sus verdaderos seguidores» y luego agrega «Nosotros estamos actualmente es pendientes de resolver los problemas que hoy en día tienen los venezolanos…”
– Julio Borges: «Esperamos que el Presidente se recupere pronto de su enfermedad.»
– Maria Corina Machado: «Los venezolanos somos gente buena y gente compasiva y deseamos que el Presidente se recupere.»
– Teodoro Petkoff: «a la República, lo mejor que le puede pasar es que el Presidente pueda recuperar la salud y el mando plenamente, para que se desenvuelva el proceso político de la manera natural que es ir a elecciones el año que viene».
– Daniel Duquenal: «I want Hugo alive and well so some day he can face a court of justice for all the crimes he has committed.»
– Pedro Burelli: «Tender puentes con el gobierno cubano para abordar el «rol» que actualmente tiene la isla caribeña en Venezuela es tarea obligada para los opositores.»
De las declaraciones de los eunucos intelectuales que tienen a Chavez como máximo líder, ni me referiré para no insultar la inteligencia de mis lectores. No obstante, todas las citas anteriores me impulsan a cuestionar la posición de aquellos que desean una pronta recuperación de Chavez. Tal parece que la «compasión» los ha movido a todos a la disposición de hacer borrón y cuenta nueva, como si desde 1999 Hugo Chavez, y sus degenerados seguidores, no hubiesen roto un plato.
Parece que los miles de venezolanas y venezolanos muertos, desplazados, exiliados, despedidos, suicidados, presos, pobres, desempleados, expropiados, robados, extorsionados y víctimas del caudillo, por acción u omisión, hubiesen desaparecido con la remoción del «tumor abscesado con presencia de células cancerígenas» que le hicieran al comandante presidente en La Habana. Desaparecieron en el éter del socialismo del siglo XXI, bañado por el mar de la felicidad cubana. Y uno se pregunta: ¿es que no hay dolientes? ¿Es que se puede prenteder que en Venezuela no está pasando nada, que un presidente que manda desde el secuestro por una dictadura comunista es normal? ¿Es que se puede tolerar la actitud apátrida de los jerarcas chavistas? ¿Es que se puede aceptar la actitud servil y genuflexa de la oposición?
Erase una vez en Venezuela, un caudillo se enfermó, y se fue a tratarse en el extranjero. Los que quedaron se encargaron de asegurarse que no regresase nunca más. En aquel entonces los venezolanos no habían aún sucumbido a la superficialidad y banalidad que los caracteriza hoy dia.
Tomado de Plop…