La oposición que necesitamos

Hay que admitirlo: en política Hugo Chavez es un tipo afortunado. No voy a referirme a los altos precios del petróleo, al sobreseimiento, ni a que llegó al poder surfeando la ola de antipopularidad para con los partidos tradicionales. No. Voy a tratar el tema de la calidad, o mejor dicho, falta de ella, del estamento político opositor. Me voy a referir a los Ramos Allup, a los Barboza, a los seudo intelectuales que tienen a Petkoff como dios. Y tambien, hemos de admitir, a los Borges, Lopez, Perez, Goicoechea, etc. Esto ha sido una bendición para Chavez. Más incluso, en opinión de quien escribe, que los miles de millones de dólares del erario publico de Venezuela, que el caudillo tiene a su entera disposición.

«Les falta burdel», se le ha escuchado decir a políticos de la vieja guardia, refiriéndose a la nueva generación de líderes de oposición. Ellos, que uno presume se conocen hasta el ultimo antro de mala muerte donde han dejado muy probablemente los dineros mal habidos, la piel, el mal aliento y el sudor con mujeres, u hombres, del llamado mal vivir, se vanaglorian de una supuesta extensa experiencia política. Luego de 12 años llevando más palo que rata ladrona, comportándose como bueyes narigoneados, es imposible creer en tales afirmaciones. Menos aceptable aún, la pretensión de que la vieja guardia está mejor capacitada para hacer oposición eficientemente al régimen castro-chavista. La realidad, a la vista de todos, es que el colectivo opositor venezolano, salvo contadas excepciones, no tiene ni puta idea de cómo hacer oposición efectivamente. El inmediatismo y la ambición de poder son el padre y la madre del problema.

Venezuela es un país que tiene 1 presidencia, 1 distrito federal, 23 gobernaciones, 165 escaños en el congreso, 335 alcaldías, 2.389 vacantes en consejos municipales, y 3.207 vacantes en juntas parroquiales, cargos más cargos menos. Cualquiera de los aspirantes, a cualquiera de los cargos, no inicia su carrera política pensando «algún día, quiero llegar a ser concejal, alcalde, diputado, miembro de junta parroquial, gobernador…» No. En la tierra del caudillo, todos, y todas, ansían una sola cosa: ser presidente/a. He allí la madre del problema. Como no todos pueden alcanzar el objetivo, emergen entonces la envidia, las rencillas, la falta de compromiso, y de colaboración, la incapacidad de arrimar el hombro en pro del bien común. De hecho el bien común en bocas de los políticos es simple retórica, por cuanto los que allí hacen vida no es precisamente por el establecimiento del bien común, sino del personal. ¿El padre? Ninguno/a de los aspirantes a presidente/a inicia su carrera política con planes a 2, 5, 10, 15, y 20 años. Salvo Hugo Chavez. Mientras que los miles de aspirantes a cargos de poder público en Venezuela están entretenidos en el carrusel electoral anual que ha montado el caudillo, ninguno de ellos está pensando, en el mediano y largo plazo. Es más, reto a quienes leen esta pagina, si es que conocen de cerca a alguno de los personajes referidos, a que me envíen un plan, un proyecto, que tenga como lineamientos temporales, plazos similares a los arriba descritos. Es el inmediatismo, es querer ser gobernador, mientras no se ha terminado el periodo como alcalde; el querer ser diputado, cuando no se han hecho los votos como concejal; en suma, el deseo de poder, inmediato, a toda costa, como fin en si mismo. Tristemente, la obtención y ejecución de cuotas de poder raramente vienen acompañadas de la asimilación y comprensión de la magnitud de los problemas a enfrentar en la siguiente escala. Así, el alcalde de Chacao, o de Baruta, o de Maracaibo, cree que ya ha adquirido lo necesario para ser presidente de la república. El líder de partido opositor, o diputado, ya se cree capacitado, para tal fin, y así en todos los niveles de la escala. Se tiene la creencia de que un hombre, o una mujer, pueden arreglar Venezuela. Craso error.

La forma en la que se plantea el debate politico es otra de las gravísimas deficiencias de la oposición. Estos debates no deben darse en los estudios de televisión, ni en la prensa. Estos debates, por su misma naturaleza, pertenecen a un solo sitio: la asamblea nacional. Es allí donde la oposición tiene que mantenerle los pies cerca de la candela a Chavez, y a quienes lo acompañan en su maldito proyecto apátrida. Los últimos meses nos han provisto de eventos insólitos en la historia contemporánea de Venezuela. No obstante, raramente vemos a los diputados de oposición sometiendo la inopia del chavismo al escarnio publico. Un ejemplo aquí, otro por allá, cuando debería ser tarea diaria, incesante, en todos los frentes. Tomemos un ejemplo, fresco: los medios anuncian que gracias a la intervención del diputado Diosdado Cabello, el conflicto armado que los pranes del Rodeo mantuviesen por casi un mes con la Guardia Nacional llega a su fin. ¿Quién ha escuchado, a algun diputado/a opositor/a interpelar a Cabello en la asamblea? ¿Quién ha escuchado una pregunta como «que el diputado Cabello por favor explique, con la ayuda de El Alsaimi y del militar encargado de la GN, cómo se explica que un pran, con otros 30 y pico de reos de alta peligrosidad, se escapan de una cárcel sitiada por cientos de funcionarios de la GN, cargados de dinero, y armas, sin que nadie vea nada…» El pran no se escapó un coño, lo dejaron ir, de la misma forma que lo hicieron con Carlos Ortega. Entonces, ¿qué clase de funcionario democrático digno de una república donde priva el estado de derecho, permite que los criminales se vayan a la calle, así no mas? Una sola clase, los funcionarios que antes de serlo eran criminales. Ese es el tipo de oposición que la oposición debe hacer. Y hay cientos de temas, miles de temas, miles de problemas, en todos los pueblos, ciudades, y barrios de Venezuela. Nadie se escapa de los problemas creados por el chavismo en los últimos 12 años, sea por acción u omisión.

Pero la oposición, en lugar de hacer lo que tiene que hacer, donde lo tiene que hacer, anda jugando al muerto, deseándole una pronta recuperación al caudillo, contando y acomodando fichas en un tablero electoral sobre el cual no tiene el mínimo control, es decir, pensando en pajaritos preñados y permitiendo que Chavez continúe con su megalomanía demencial bajo la influencia de los dictadores cubanos. Solo a Maria Corina hemos visto, con cifras estadísticas y hechos concretos en mano, comportarse en la asamblea como debe un diputado/a de oposición. Vapuleando al colectivo chavista, cuya única respuesta es la fatua retórica ideológica, pues carece de pruebas para rebatir efectivamente la realidad. En congresos anteriores, recuerdo haber visto a Liliana Hernandez hacer cosas parecidas. Pero ni siquiera Maria Corina, enamorada ya de la idea de convertirse en la primera mujer presidente de Venezuela y quien debería luego de su paso por Súmate saber de estas cosas, anda exigiendo, por ejemplo, que el CNE entregue el REP a una comisión del congreso para que se investigue si los millones de nuevos electores existen o no.

¿Y qué de los reyes de burdel? ¿Qué de los doctorados en Oxford, y los masters en Harvard? ¿Qué de los políticos atrincabola que fuman bajo el agua? Bien gracias…

El caudillo parte a Cuba. Por segunda vez para tratamiento medico. La cantidad de millones gastados en el sistema de salud alternativo chavista es desconocida, pero se supone de gran magnitud. Otra bombita: «puede la ministro Eugenia Sader por favor presentarse en esta asamblea para ser interpelada en cuanto al monto exacto de las misiones Barrio Adentro I, II, III, IV, etc. y otros fondos dispensados en la construcción, dotación, y funcionamiento de los centros integrales y de diagnostico, y demás instituciones de salud desde 1998?» U otra mejor aún: «la comisión de auditoría exige al presidente Hugo Chavez que presente un informe detallado de su estado de salud, en los próximos 5 dias, so pena de ser interpelado por violaciones al articulo 232 de la constitución, entre otros.» Hay muchísimas mas.

Tristemente no vemos nada de eso, no hay iniciativa. Experimentados con prostitutas, o no, los miembros de la oposición parecen mas bien un colectivo de eunucos, en los sentidos físico e intelectual, tigres de zoologico, incapaces de defenderse de las ratas del mundo real. El escándalo del día suplanta al del día anterior. No hay seguimiento. No hay plan a futuro. No se habla de los problemas debidamente. No se exige. Hay un profundo desconocimiento sobre la máxima de que todos los funcionarios designados o electos no son sino meros empleados públicos, susceptibles de ser interpelados, cuestionados, y destituidos.

Es difícil creer que no exista el talento necesario. El de Maracaibo cree que puede, y que tiene con que. Como él, todos los demás, de ayer y hoy. Cientos, miles, halando para su lado. Sin trayectoria, ni rumbo definidos. Cientos, miles, firmes creyentes y practicantes de la doctrina Eudomariana, adaptada a la perfección por el chavismo, de «como vaya viniendo, vamos viendo.» Así no se construye un país, así no se hace el futuro. Venezuela necesita una mejor oposición, y no versiones light del populismo chavista.

Tomado de La oposición que necesitamos

Etiquetas: