Londres, 7.1.13 – Que si se juramenta el 10. Que si no. Que si el articulo x puede interpretarse de tal o cual forma. Que si asume el presidente de la asamblea, o «continua el poder» en manos del vicepresidente. Que si el «ala militar», dizque anti castrista, rechazará pactos e imposiciones desde la Habana orquestadas por el «ala civil» una vez el caudillo muera. Que si el vicepresidente encargado tiene chance contra Capriles. Que si Capriles es el ungido. Que si Henri Falcon. Que si los problemas económicos terminarán con el love affair entre el chavismo y el populacho. Que si el vicepresidente encargado dizque restablecerá relaciones con EEUU. Que si devaluarán. Que si modificaran políticas cambiarias. Que si falta temporal. Que si falta absoluta. Que si formalismos constitucionales…
Lo que se percibe, con absoluta claridad desde la sana y desapasionada distancia, es que el chavismo, que ya no Hugo Chavez, tiene todas las cartas. Todas. La oposición oficial, léase MUD, no tiene voto en el futuro inmediato de Venezuela, salvo el rol de adoptar nuevamente una postura colaboracionista, en una eventual elección no aun decidida. Si así lo hiciere, que lo hará, proveerá el necesario barniz legitimador a otro proceso apañado desde un principio. Por cuanto cualquiera que fuese el desenlace el régimen chavista ha perdido ya el derecho a reclamar con un mínimo de verosimilitud credenciales democráticas. Lo más sorprendente de esta lamentable situación, es que la oposición parece haber sido coaccionada a un pacto de silencio sobre asuntos de importancia crucial, como lo es el estado de salud del primer empleado publico, y su capacidad para ejercer el cargo para el cual fue electo.
Es un estado vergonzoso de cosas. Venezuela, y todo su bravo pueblo, no son sino una colonia cubana. Una amalgama de carteles criminales controla todo el poder y todo el dinero publico. Y ello, en un país sometido al chantaje de quienes controlan la renta petrolera, hace imposible abrigar esperanzas distintas a los designios de quien ejerce y ejecuta el poder, léase el chavismo.
Toda elucubración es fútil. Sucederá lo que quiera el chavismo que suceda. Ni mas ni menos. Y ninguno de los comentaristas de oficio tiene la más minima idea de lo que se está cocinando, pues ninguno tiene linea directa con la Habana, o con quienes deciden en el chavismo.
La desaparición fisica del golpista tendrá, sin duda, consecuencias profundas que afectaran a muchos, dentro y fuera de Venezuela. Ausente el elemento aglutinante es probable que las hienas que medran a la sombra del caudillo comiencen a medir fuerzas para repartirse el botín, a lo Reservoir Dogs. Otra interpretación es que el chavismo, entendido como la unión de criminales en torno a un caudillo que no sólo permitió sino que alentó acumulación de riqueza y poder, para luego poder controlar a placer, seguirá regentando y usufructuando el poder en Venezuela. Algunos serán devorados, y otros aparecerán, pero el estado general de cosas no va a cambiar sustancialmente con la muerte de Hugo Chavez.
El chavismo, como el peronismo, llegó para quedarse.