Las últimas cuentas del BOD de Víctor Vargas
Fuente: Noticias Candela
VICTOR VARGAS IRAUSQUIN
Las intervenciones el fin de semana de dos instituciones financieras pertenecientes a Víctor Vargas Irausquín, dueño del BOD, por parte de los supervisores bancarios de Curazao y Panamá colocaron a su grupo financiero en lo que pudiera ser el inicio de la debacle del ejemplo más notable de los banqueros venezolanos que han jugado a ganador por partida doble en el conflicto político nacional.
Para cualquiera que se haya tomado la molestia de revisar los estados financieros del BOD en Venezuela, las justificaciones presentadas por la Superintendencia de Bancos de Panamá para tomar el control de Allbank el domingo 9, lucen muy parecidas a los señalamientos de su homólogo venezolano contenido en repetidas comunicaciones enviadas a la gerencia del BOD, reflejadas en los estados auditados de los últimos semestres: exceso de concentración de activos en inversiones en empresas relacionadas, custodiadas por instituciones financieras del mismo grupo.
Sudeban además resalta que bonos venezolanos en divisas representan una proporción significativa de su activo y en custodia de Boi Bank Corporation, empresa del grupo radicada en Antigua. Por ello desde 2016 le ha estado solicitando que transfiera la custodia al BCV para cumplir con la Ley de Bancos. Hasta diciembre de 2018, fecha del último estado auditado disponible, ese traspaso aún no había ocurrido.
A primera vista el BOD lucía como un banco sólido por su balance. Presentaba el mayor patrimonio de la banca privada venezolana, el cual además representa el 48% de su activo. Esta es una proporción sumamente alta, tanto respecto al mínimo establecido por Sudeban (7%) como al promedio de la banca privada (27%).
Pero ese nivel patrimonial obedecía exclusivamente al reconocimiento contable al incremento en bolívares de la tenencia de los bonos antes mencionados, así como de las acciones y depósitos en el Banco del Orinoco NV, entidad que fue intervenida el viernes 6 por el Banco Central de Curazao.
Además, ese ajuste al patrimonio había sido calculado utilizando unos precios para los bonos venezolanos muy por encima de los que efectivamente tienen en el mercado. En los estados financieros auditados aparece que los bonos soberanos y de PDVSA que mantiene el BOD están valorados “al costo de adquisición ajustado por amortización de las primas o de los descuentos”. Esto no ha sido aprobado por la Sudeban, como reconoce la nota en los estados financieros, pese a que el BOD justifica esta decisión contable en que “el efecto de depreciación en el valor de mercado de dichos títulos (por las) sanciones impuestas por el gobierno de Estados Unidos (…) no es permanente”.
Sin embargo, omite mencionar en este párrafo que ni el gobierno de Venezuela ni PDVSA han estado pagando capital o intereses, lo cual sí lo reconoce el BOD al no contabilizar ingresos por esos bonos.
Es decir, más del 90% del patrimonio ha sido creado contablemente por activos cuyo valor es incierto, y en el caso de los vinculados al Banco del Orinoco NV, probablemente no valgan nada.
Otra forma de ver la situación financiera del BOD es comparar el monto de los depósitos del público con el de los activos que se supone son los de mayor solidez y descartando los que están vinculados con el propio banco: los créditos, las colocaciones y depósitos en el BCV y el efectivo. Usando los balances de publicación de junio pasado, y a diferencia de sus pares privados, en el caso del BOD la suma de esos activos no alcanza la cifra de los depósitos recibidos.
Vargas Irausquín hasta hoy supo sortear problemas congraciándose de forma simultánea con el gobierno de Nicolás Maduro y la oposición, con puestos en las juntas directivas de sus empresas a personajes de ambos bandos, incluso exministros recién salidos del gabinete. También en alguna ocasión la Sudeban tuvo al frente a personas con vinculaciones previas con Vargas Irausquín.
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