La acción de control se ejecuta mediante la neolengua, la fijación de creencias y los factores que determinan la efectividad de las respuestas emocionales.
Por Maibort Petit
Una serie de herramientas y elementos le permiten a quienes detentan el poder la fijación de una serie de creencias que facilitan la manipulación emocional que conduce al control de la sociedad a través de la obediencia. Así lo refiere Carme J. Huertas, filóloga especialista en lingüística computacional y escritora, quien en la segunda parte de su ponencia “Ingeniería lingüística: Cómo, desde el discurso público, se utilizan los mecanismos del lenguaje para la fijación de creencias, la generación de respuestas emocionales y la manipulación social”, explica los mecanismos que sirven para la manipulación del pensamiento.
Huertas refiere que esta parte de su exposición la divide en tres subgrupos, a saber: La neolengua: usos del lenguaje; la fijación de creencias, donde se sustentará en lo expuesto por los lingüistas Teum van Dijk y Joseph Overton; y los factores que determinan la efectividad de las respuestas emocionales.
La neolengua
En primer término, la especialista define la neolengua como la versión simplificada de la lengua normal que George Orwell distingue como “Oldspeak” (vieja lengua). Es un lenguaje artístico que el autor crea para su novela “1984” en el que se eliminan las palabras que podían poner en peligro al partido, pues al no existir la palabra para definirlo, pues simplemente el término no existe. “Parece surrealista, pero funciona. Si no tengo la palabra para designar las cosas, las cosas dejan de existir”. Con la reducción del vocabulario al mínimo indispensable se disminuyen, además, las áreas del pensamiento y se pierden las asociaciones de ideas. Esto se nota en la actualidad cuando comparamos el lenguaje limitado de estos días con la gran gama de palabras que usaban nuestros abuelos. No es de ningún modo un propósito inocente, sino intencionado.
Se remite a algunos autores, tal como Victor Klemperer (1881-1960), profesor de literatura durante la Alemania nazi, quien en su obra “El lenguaje del Tercer Reich” explica cómo la propaganda de Paul Joseph Goebbels adulteraba el significado de las palabras; asimismo, el propio Goebbels, quien desde el Ministerio de Propaganda fue el primero en implantarlo desde 1933 y 1945; George Orwell (1903-1950), seudónimo de Eric Arthur Blair, vivió esta situación cuando escribió su novela “1984”, crea el término neolengua pues conoce muy bien lo que está sucediendo y cómo lo estaban haciendo; Edward Bernays (1891-1995) impulsor de todo esto en la propaganda comercial, el marquetin, para vender productos. Huertas alerta que esto preocupa cuando el tema entra en la conferencia anual del Club Bilderberg como parte del programa de actividades del año 2018, cuando se acuña la expresión “The post-truth world” (“El mundo de la posverdad”), donde ya no importa la verdad para nada, que la verdad se construye, que es exactamente lo que hacía Goebbels en sus discursos de propaganda.
Carme J. Huertas asegura que en la actualidad se está aplicando la neolengua, se limita el pensamiento al lenguaje de las palabras. Necesarias. Se cambia el significado de las palabras para que el término no exista y así al usar la palabra para algo diferente de los que significa y no existe otra, pues se usará la que dice el sistema que debe emplearse.
La lingüista ha elaborado una lista de palabras y expresiones y les adjudica lo que en realidad significan. Por ejemplo, 5G lleva a la definición real que es “armas tecnológicas de geolocalización de la población y control masivo de información”; Televisión es igual a “arma de propaganda del poder para la manipulación y estulticia masiva de la población”; “Debilitamiento de la economía” es una “grave crisis económica por el cierre obligado de empresas”; “educación pública” es el “igualitarismo de formas y adoctrinamiento obligatorio”; pandemia debe entenderse como “plandemia, plan elaborado para el control social mundial para la aplicación de la Agenda 2030”; nueva normalidad es “nuevo orden mundial globalista y tecnócrata”.
Es decir, se usa un eufemismo o una palabra que parece significar cosas, pero de hecho están ocultando su verdadero significado.
El poder y la fijación de creencias
Huertas se remite al segundo subgrupo de estudio referido al poder y la fijación de las creencias y señala que para ello citará a los dos grandes estudiosos de la manipulación social a través del discurso público, Teum van Dijk y Joseph Overton.
Van Dijk explica claramente cómo se diseña el pensamiento dominante para la fijación de las creencias de la población. Se trata de un trabajo de diseño que ocurre con años vista.
Asimismo, se utiliza la autoridad de los “expertos” afines al sistema, tales como periodistas, profesores universitarios y políticos. Estas personas se encargarán de repetir una y otra vez el plan diseñado por la élite que está en el poder.
El control de los medios de comunicación que, como se conoce desde años, están todos comprados y vendidos, todos informados por la misma fuente.
Se generaliza y se aplica “The Number Games” (“Los juegos de números”). Consiste en el manejo excesivo de cifras de las que es imposible determinar su origen. “Parece que esto da seriedad al discurso. Dan cifras de enfermos, de muertos, todo son cifras, es para marear y dar la impresión de que están dando información”.
El otro método que utilizan es la explicación causal, causa y efecto. “Según ellos todo tiene una causa y un efecto, cuando no es así y se inventan un relato, una narrativa para tratar estas aserciones como si fueran hechos reales”.
Se tergiversa el significado de las palabras, como ya hemos apuntado.
Entretanto, citando a Luis Segura, se refiere al otro especialista, Joseph Overton, quien explica cómo se puede convencer a la gente de cualquier cosa. Su teoría política describe, en cinco etapas, cómo se puede cambiar la percepción de la opinión pública para que las ideas descabelladas sean aceptadas. Veamos:
1. De lo impensable a lo radical: libertad de expresión, estudio científico, eliminar el tabú cuando un grupo radical (inaceptable) para que el tema empiece a discutirse.
2. De lo radical a lo aceptable: divulgación de conclusiones científicas, calificando de intransigentes a quienes se nieguen a adquirir conocimientos sobre el tema. Creación de eufemismos.
3. De lo aceptable a lo sensato: Creación de lemas para arrinconar a los que piensan diferente, acusándoles de radicales. Opiniones a favor de algunos
4. De lo sensato a lo popular: los medios de comunicación, secundados por las autoridades, hablan abiertamente del tema. Se hacen películas, se escriben novelas, se hacen debates televisivos. Se ensalza algún personaje famoso.
5. De lo popular a lo político: preparar la legislación para legalizar el tema. Creación de grupos de presión. Establecimiento de nuevos dogmas.
Luis Segura pone como ejemplo el canibalismo, pero Carme Huertas prefiere hablar de un tema más reales, como la monarquía, de la cual anteriormente no se hablaba, era intocable. En el caso del rey de España, no se sabía nada de sus amantes ni de sus robos. “De golpe y porrazo, es decir, de lo impensable a lo radical, se comenzó a hablar del rey y sus negocios”. Narra cómo se han ido cubriendo las etapas ente lo acepta como verdades de los medios fácticos del poder antes descritas, hasta el momento actual que comprende la etapa 4, en el que se empieza a cuestionar la monarquía.
Factores determinantes
Carme Huertas advierte que para que las respuestas emocionales de la población sean efectivas se requiere de seis factores que son determinantes para ello. Son ampliamente conocidos y con ellos se traba en Programación Neuro-Lingüística (PNL).
Hay que observar que no se trata de una técnica única, sino de varias para cumplir con el objetivo
Así, en primer lugar, tenemos la indefensión aprendida, la disonancia cognitiva, el enfrentamiento grupos de pertenencia, las metáforas una herramienta muy potente que entra directamente al inconsciente, el lenguaje de la Posverdad y las técnicas subliminales.
La indefensión aprendida es aquella en la que se convence a la población de que no puede hacer nada para cambiar las cosas. “Defendemos cosas que no sabemos por qué las defendemos”.
Para explicar la disonancia cognitiva, alerta primero que el cerebro está lateralizado, no se comporta igual el lado derecho que el izquierdo. Este último es lógico-racional, mientras el derecho es creativo, intuitivo, artístico. “Esto es muy importante porque cuando nos dan información que entra en dos niveles diferentes, qué pasa, se produce la disonancia cognitiva, quién gana, siempre el inconsciente. En lugar de comprar un carro por su funcionalidad, se termina comprando por el color, por el estatus”.
Los enfrentamientos por los grupos de pertenencia lo que denomina como la fórmula mágica de los partidos políticos: divide y vencerás implantado desde los romanos. “Siempre habrá dos grupos, siempre van a la provocación”. La falta de respeto y entendimiento son intencionados a objeto de provocar una respuesta emocional.
“Y si los acusan de conspiradores, de conspiranoicos, no se lo tomen personal, pues es una técnica de manipulación. No se sientan ofendidos”.
Las metáforas
Las metáforas consisten en utilizar algo conocido, visible y presente para describir al no no visible, irreal y metafórico.
En el lenguaje de las noticias que se escuchan a diario por televisión expresiones como “estamos en situación de pandemia” o “estamos ante un posible tsunami” o bien “podemos hablar de total saturación en hospitales”.
Se usa información que el cerebro asocia a cosas vistas para definir algo que no está visto.
Lenguaje de la Posverdad
Carme Huertas acentúa que el lenguaje de la Posverdad ya es un hecho oficial que, incluso, se encuentra en los diccionarios. “·La verdad ya no existe”.
Se crea un relato desde los medios fácticos del poder y se repite hasta la saciedad a través de los medios de comunicación.
Todo ello sustentado en creencias en lugar del saber.
Técnicas subliminales
La lingüista refiere que prefiere llamar a las técnicas subliminales que se utilizan, como “trucos orwellianos”.
Son cuatro, a saber, los lemas, la escenificación, los arquetipos y los símbolos.
Los lemas se valen de la autogestión, en ello, de la reglas de las tres veces para implantar creencias en el cerebro: “Cuídate, cuídame, cuidémonos”, “mantén la distancia, lávate las manos, piensa en los demás”; “mantengan el uso de la mascarilla, la distancia interpersonal, el lavado de manos”.
El tres sirve para implantar creencias en el cerebro.
En la escenificación la metáfora bélica se exacerba. Se siembra el terror y se emula la situación a la guerra: decretar el estado de emergencia, emergencia sanitaria, confinamiento, guerra, victoria, batalla, frente, combate contra el virus, etc.
Igualmente, las imágenes muestran toda la parafernalia militar.
Los arquetipos son palabras que tienen en la psique una asociación a un significado. “El cobarde, el valiente”.
Definen lo políticamente correcto como la ideología de izquierda que están al servicio de la ideología globalista y neoliberal.
Criminalización de la disidencia, catalogando a los disidentes como radicales, antisistema, reaccionarios, negacionistas, conspiranoicos, extremistas.
La utilización de expertos, una voz autorizada, pues se busca imponer una sola opinión, se desprecia la verdad, están al servicio del totalitarismo, no hay debate plural.
A veces los arquetipos pueden tergiversarse de un modo casi surrealista, advierte Carme Huertas.
Los términos tienen un significado oculto al aceptado, es. decir, hablamos de metalenguaje. Estos arquetipos tergiversados se activan inconscientemente. Por ejemplo, la palabra “soldier”, soldado en inglés, la cual según la etimología oficial es una palabra que viene de Soldare, que significa pagar, recibir un salario. La etimología oculta de la palabra es que en realidad proviene de dos palabras “soul” (arma) y “dier” (morir), por tanto, un soldado es el que va a morir.