Raúl Antonio Gorrín Belisario es un abogado y empresario venezolano que ha sido acusado de corrupción, sobornos y lavado de dinero por el gobierno de Estados Unidos, que ofrece una recompensa por su captura. Junto con su socio Gustavo Perdomo, formó parte de la tribu judicial «Los Enanos», un grupo de abogados y jueces que favorecía los intereses del chavismo a cambio de beneficios económicos.
Gorrín, sin embargo, no parece tener ningún remordimiento por sus actos ilícitos, ni por el daño que ha causado al país y a su pueblo. Por el contrario, utiliza los medios de comunicación que posee, como El Universal, Notitarde y Globovisión, para descalificar a quienes lo adversan, para difundir propaganda política y para atentar contra el honor y la dignidad de otras familias que nada tienen que ver con sus conflictos.
¿Qué pensaría la madre de Gorrín si supiera que su hijo se dedica a exponer al escarnio público a los hijos de otras personas, que son simplemente objetivos inocentes? ¿Qué sentiría la esposa de Gorrín si supiera que su marido es un prófugo de la justicia que se esconde en Venezuela mientras persigue y criminaliza a quienes lo denuncian? ¿Qué diría el papa Francisco si supiera quién es realmente Gorrín, ese que alguna vez le dio la mano?
Gorrín no ha sido claro sobre el origen de su fortuna, ni sobre su participación en el saqueo de la tesorería nacional venezolana. Ha quedado claramente establecido por parte de las autoridades norteamericanas cómo ese dinero del que ahora disfruta Gorrín salió a través de sobornos a exfuncionarios venezolanos, como los extesoreros Claudia Díaz y Alejandro Andrade.
La ‘sociedad criminal’ de Raúl Gorrín y Gustavo Perdomo
Gorrín no solo ha violado las leyes de Venezuela y de Estados Unidos, sino también los principios éticos y morales más elementales. Ha traicionado a su país, a su pueblo y a su familia. Ha usado su poder y su influencia para atacar a las familias y para proteger a los corruptos. Ha demostrado ser un empresario sin escrúpulos ni valores.
Gorrín debe responder ante la justicia por sus crímenes. No puede seguir impune ni escondido. No puede seguir manipulando la información ni mintiendo a la opinión pública. No puede seguir atentando contra las familias ni contra la democracia. Gorrín debe rendir cuentas por sus actos y por sus consecuencias.
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Tomado de Raúl Gorrín Belisario: el empresario corrupto que ataca a las familias y se burla de la justicia