Por Yohir Akerman | Opinión
cambiocolombia.com
A la Fiscalía del Distrito sur de la Florida le faltaron un par de datos importantes en la serie de evidencias que presentó para demostrar que Alex Nain Saab Morán en realidad no goza de inmunidad diplomática, como ha asegurado desde que fue detenido. El datico más importante es que, fuera de una Gaceta Oficial simulada, el pasaporte diplomático que presentaron también es falso.
Durante meses los abogados del polémico empresario barranquillero han sostenido que la captura de Saab Morán en Cabo Verde, el 12 de junio de 2020, y su extradición a Estados Unidos, en octubre de 2021, fueron ilegales por tratarse de un diplomático venezolano con fuero. De hecho, han presentado cartas y pasaportes que supuestamente así lo acreditan, los cuales fueron desvirtuados en una columna anterior titulada ‘El Chacal financiero’.
Tal y como lo publicó Joshua Goodman de AP, el pasado 8 de noviembre la Fiscalía de Estados Unidos reveló lo que sería una falsedad en dicha acreditación. En una audiencia en Washington, los fiscales Kurt Lunkenheimer, de Miami, y Alex Kramer, de DC, demostraron lo que sería una alteración de un documento oficial venezolano para hacer creer que se había registrado la condición de diplomático de Saab. Oficiales falsificando documentos oficiales.
Recordemos la historia. El gobierno de Maduro presentó ante la Corte Federal una publicación de la Gaceta Oficial de la República Bolivariana del 26 de abril de 2018 en la que se oficializaba el nombramiento de Alex Saab como representante de ese país para hacer negociaciones a favor de Venezuela.
Con un problemita: el texto presentado estaba falsificado. En la página web oficial se encuentra el documento 6373 y en él se ve reflejada la mención a Saab. Pero una copia impresa de esa misma publicación, que reposa en la biblioteca del Congreso de Estados Unidos, contradice la versión electrónica presentada por la defensa de Saab.
“Este hecho cuestiona de forma significativa si el régimen de Maduro de verdad nombró a Saab Morán como su enviado especial, y en su lugar sugiere que esto era una historia inventada”, indicaron los fiscales.
Para demostrar la historia inventada, pongámonos un poco técnicos. Porque en el tecnicismo está la trampa. Tal como señaló el mismo 8 de noviembre el reportero Steven Bodzin en Twitter, la metadata del archivo PDF de la gaceta original muestran que fue creada el 10 de abril de 2018.
Mientras que los metadatos de la versión falsificada de la gaceta que menciona a Saab, indican que fue creada el 31 de marzo de 2022, a las 6:16 p.m. Nada más que 47 meses después de la fecha de su supuesta publicación, el 26 de abril de 2018. Una de dos: o el gobierno de Venezuela cuenta con la máquina para regresar el tiempo, o simplemente no hacen la trampa bien hecha.
Como lo publicó el portal Cazadores de Fake News, además de la discrepancia en la fecha, el nombre del archivo PDF de la edición 6373 tiene una codificación distinta a la que tienen todas las gacetas disponibles en la misma página, al menos desde la 6363, publicada el 7 de febrero de 2018, hasta la 6386, publicada el 27 de junio de 2018.
Los metadatos estudiados por ese portal, autodenominado para el hallazgo de evidencias forenses digitales en fuentes abiertas, también indican que el documento presentado en la Corte del Distrito Sur de Florida fue creado con Adobe InDesign CS5 y el PDF impreso con el Adobe PDF Library 9.9, cuando todos los otros documentos, los oficiales reales, publicados en la misma página entre el 7 de febrero y el 27 de junio de 2018, fueron creados en otro programa llamado Adobe InDesign CS6 para Windows.
Con lo anterior se concluye que la Gaceta Oficial 6373 que se encuentra disponible en la página oficial de la Imprenta Nacional imprentanacional.gob.ve, además de haberse subido secretamente y de forma extemporánea, también fue creada con un programa y un computador distinto al usado para crear las Gacetas Oficiales publicadas al menos hasta junio de 2018. ¡Y en una fecha distinta! Es más, esa versión está firmada digitalmente por la persona que falsificó el documento electrónicamente con el nombre de María Navarro.
Para hacer la mentira verdadera Venezuela se fue hasta el límite, si es que eso existe para Venezuela. Tal y como lo reportó el mismo portal anteriormente mencionado, solamente siete días después de que se subiera el ejemplar de 80 páginas a imprentanacional.gob.ve, la Asamblea Nacional controlada por los miembros del chavismo, debatió sobre el proyecto de “acuerdo para exigir el respeto de la condición del diplomático Alex Naim Saab”, que fue publicado en la Gaceta Oficial 42.354 del 7 de abril de 2022, indicando que Alex Saab cumplía funciones “desde el año 2018”.
Ahí no pararon los intentos de legalizar la trampa. El 23 y 26 de abril de 2022, la esposa de Alex Saab, Camila Fabri, mencionó en dos intervenciones distintas, que la designación del empresario como “Enviado Especial” se podía consultar en la Gaceta Oficial y en el sitio web de la Cancillería, pero sin indicar número o fecha de publicación. Es decir, hicieron el fraude y crearon la coartada. Coartada que incluía a la Asamblea Nacional y a la esposa del testaferro preso en Estados Unidos.
Pero no para ahí.
Como lo reportó Roberto Deniz, uno de los periodistas que más ha denunciado los pasos ilegales y corruptos de Saab, Venezuela presentó una copia del supuesto pasaporte diplomático del oscuro testaferro de Maduro, el cual se habría emitido en 2019, con fecha de vencimiento en 2020.
Uno de los hallazgos de la Fiscalía de Estados Unidos es que ese documento tiene exactamente la misma foto y firma calcada del pasaporte común emitido dos años antes, pese a la diferencia de tiempo con la que se tramitó cada uno. Eso indicaría, erradamente, que Saab no cambió ni una cana o una arruga en dos años. Ahora bien, una explicación más sencilla es que usaron la misma foto que tenían en los archivos para falsificar el otro pasaporte.
Pero no nos debe sorprender mucho. No olvidemos la foto presentada al mundo el 15 de febrero de 2013, donde aparecía Hugo Chávez en un burdo fotomontaje, acompañado de sus dos hijas leyendo al diario cubano Granma, días antes del anuncio oficial de su muerte, el 5 de marzo. Hoy es bien sabido que Chávez murió el 28 de diciembre de 2012. Es decir que lo de los montajes con las fotos para engañar al mundo es lo de ellos.
Pero volvamos. Como lo establecí anteriormente en esta columna, Saab Morán no cargaba consigo ese pasaporte “diplomático” cuando lo arrestaron, porque no existía. El 13 de junio de 2020, horas después de la detención, el entonces canciller de Venezuela, Jorge Arreaza, dirigió a Cabo Verde un reclamo por la captura y en la carta le atribuye a Saab Morán un pasaporte que termina en 1956 sin especificar que fuera “diplomático”. En la carta calificó al empresario como “agente del gobierno”, y no como “enviado especial”. Parecido, pero diferente.
Otro documento oficial, que es una carta de Interpol Venezuela, emitida tres días después de la detención de Saab Morán, se refiere al mismo número de pasaporte citado por Jorge Arreaza. Interpol tampoco mencionó que se tratara de un “pasaporte diplomático”, ni que el empresario detenido en su avión privado fuera enviado especial.
La respuesta corta es, porque no era así.
Pero hay algo que le faltó analizar a la Fiscalía de los Estados Unidos y es que el pasaporte presentado como “diplomático”, como dijimos anteriormente, tiene otro elemento que demuestra su falsedad. Una comparación del pasaporte “diplomático” presentado por Venezuela y un “espécimen” o muestra de pasaporte diplomático evidencia nuevas contradicciones.
La primera está en el campo “Tipo”, que en un pasaporte diplomático sale como PD. Eso mismo se ve abajo en los dos primeros caracteres de la franja de lectura mecánica, en donde el número empieza por la nomenclatura PD por Pasaporte Diplomático. El de Saab no lo hace y simplemente empieza por P.
Otra diferencia es la inscripción “Pasaporte Diplomático” en mayúsculas en la parte inferior derecha. Los pasaportes ordinarios dicen solo P. Y sale P tanto en el campo “tipo” como en la franja de lectura mecánica. El ordinario no tiene la inscripción antes mencionada.
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