Por Sidney Phillips
No es mucho lo que puede hallarse en línea sobre el venezolano Orlando Lauffer, pero se sabe que se trata de alguien que ha fungido como informante de la Administración de Control de Drogas (DEA, por sus siglas en inglés).
Una persona familiarizada con el asunto señala que Lauffer trató de cobrar, sin éxito, una recompensa ofrecida por los Estados Unidos por la localización de Vladimiro Montesinos, exasesor del expresidente peruano Alberto Fujimori. Montesinos había huido de Perú en octubre de 2000, sin dejar rastro, pero meses más tarde, específicamente el 4 de junio de 2001, fue capturado en un barrio pobre de Caracas. Montesinos fue acusado de corrupción, extorsión, lavado de dinero, narcotráfico, tortura, tráfico de armas, terrorismo, violación de derechos humanos, entre otros delitos. Lauffer se atribuía haber dado supuestamente con el paradero de Montesinos, contribuyendo a su arresto.
Una persona consultada asegura que Lauffer, quien fungía también como informante de periodistas venezolanos, solía llevar el cabello recogido con una coleta, de manera muy juvenil, pese a su edad. Poco más de dos décadas atrás, Lauffer se desenvolvía en Venezuela como colaborador del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (CICPC) en materia de drogas, cuando ese organismo trabajaba en conjunto con la DEA y cuando el CICPC era conocido como el Cuerpo Técnico de Policía Judicial (CPTJ). A cambio de su colaboración, el hombre recibía parte de los bienes incautados en los operativos antidrogas.
Hoy por hoy, Lauffer permanece solicitado judicialmente por las autoridades venezolanas, por haber sido uno de los participantes de la Operación Gedeón, en la que un grupo de militares disidentes venezolanos que se encontraban en el exilio desde enero de 2019, junto a tres integrantes de una fuerza de seguridad privada con sede en los Estados Unidos, intentaron infiltrarse en Venezuela con el propósito de derrocar al Gobierno de Nicolás Maduro y dar paso al conocido como Gobierno interino de Juan Guaidó.
Las autoridades de Maduro le atribuyen a Lauffer haber reclutado a un grupo de personas para crear actividades de distracción en la parroquia Petare, al este de Caracas, incluidas balaceras entre pandillas criminales del sector, con el fin de desviar la atención de las autoridades y permitir el desembarco de los mercenarios en las costas de Macuto, estado La Guaira.
Según señaló en 2020 el entonces ministro de Comunicación chavista Jorge Rodríguez, el agente de la DEA José Alberto Socorro Hernández, alias “Pepero”, uno de los capturados, sería el encargado de entregar a los mercenarios unas camionetas con ametralladoras y otro material bélico, una vez desembarcaran en Macuto, hecho que impidieron las fuerzas de seguridad al servicio de Maduro.
Alias “Pepero” confirmó públicamente en una confesión que el exagente encubierto de la DEA, Orlando Lauffer, le instruyó gestionar un enfrentamiento simulado entre pandillas criminales en la barriada de Petare, que no debía tener bajas pero que tendría que hacer el suficiente ruido para distraer a las fuerzas de seguridad, mientras la operación avanzaba hacia Macuto.
Una persona consultada aseguró que Lauffer cultivó una enemistad con Pedro Luis Martín Olivares, exjefe de Inteligencia Económica de la Dirección de los Servicios de Inteligencia y Prevención (DISIP), hoy denominado Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (SEBIN). Martín Olivares, como bien se conoce, es objetivo de las autoridades antidrogas de los Estados Unidos y por información que conduzca a su arresto, el Gobierno estadounidense ofrece una recompensa de $10.000.000.
La enemistad entre Lauffer y Martín Olivares surgiría de desavenencias por el tema de las entregas controladas de droga organizadas por la DEA en Venezuela.
En una entrevista realizada en 2020 por el medio libanés Al Mayadeen a Martín Olivares, en donde el exjefe de Inteligencia Económica intenta defenderse de las acusaciones de los Estados Unidos en su contra por delitos de narcotráfico y de las indicaciones por su participación en el asesinato en 2004 del exfiscal venezolano Danilo Anderson, el fugitivo de la justicia estadounidense señaló:
«Los caza recompensas aparecen en todo este entramado. Por ejemplo Orlando Laufer quien era un informante de la extinta PTJ, que era la policía científica de Venezuela, actualmente es el CICPC, terminó siendo un testigo protegido en mi caso como otros venezolanos que han estado presos en Estados Unidos como jueces y ex funcionarios».
«Laufer también fue informante de la DEA, era piloto, y junto a una periodista a inicios del Gobierno del Comandante Chávez, trató de cobrar una recompensa que ofreció Estados Unidos por la captura de Vladimiro Montesinos, quien era jefe de inteligencia del expresidente de Perú Alberto Fujimori».
«No pudo cobrar los 5 millones de dólares porque quien capturó a Montesinos fue el propio Gobierno venezolano, por cierto, generaron todo un escándalo diciendo que el presidente Chávez lo protegía. Todo parte de lo mismo».
«Y Laufer fue la fuente de la DEA que reclutó a venezolanos para la Operación Gedeón, que fue la incursión fallida de mercenarios por las costas venezolanas del pasado 3 de mayo de este año 2020 liderada por el estadounidense Jordan Goudreau».
«Hoy Orlando Laufer está solicitado por la justicia venezolana por ese caso, y es uno de los testigos en mi causa como elemento creíble».