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Por Ginette Reyes

En el mes de agosto del año 2013, se presentó de forma voluntaria a una comisaría de la policía de República Dominicana, ubicada en el municipio de San Francisco de Macorís, capital de la provincia de Duarte, el promotor de espectáculos Gerald Rodríguez. De inmediato, Rodríguez fue investigado en torno al asesinato a tiros del comerciante Omar Pantaleón Hernández.

Por el homicidio de Omar Pantaleón Hernández permaneció prófugo de las autoridades dominicanas el empresario Fulvio Silvestre Moya Hernández, residente en la ciudad de Pimentel. La policía buscaba a Fulvio Moya para ser interrogado sobre la muerte del comerciante, de 35 años de edad.

La policía aseguró que familiares del comerciante asesinado involucraron a Rodríguez y Moya en el hecho y que el móvil del homicidio se trató de una deuda millonaria.

Pero, Gerald Rodríguez, un conocido promotor de espectáculos artísticos, al momento de entregarse, aseguró que nada tenía que ver con el hecho de sangre, indicando que en el caso de un dinero que Omar prestó a Fulvio Moya, solo actuó como intermediario y que el trato que mantuvo con la víctima, fue de “hermanos”.

Un informe indicó que el comerciante asesinado había realizado un préstamo de más de un millón y medio de pesos a Moya y que Rodríguez actuó como intermediario, por lo que Pantaleón Hernández alegadamente había recibido ciertas amenazas.

El comerciante fue ultimado a balazos por dos individuos desconocidos, encapuchados, quienes se trasladaban a bordo de una motocicleta, en el momento en el que la víctima cerraba una pequeña tienda de su propiedad, ubicada en la calle 5, esquina Gaspar Hernández del sector El Capacito.

Según personas familiarizadas con el asunto, la carrera delictiva de Fulvio Moya es de vieja data y se inició desde cuando manejaba una compañía de importaciones y exportaciones denominada D’ Moya H. Importador Exportador, que creó en el año 2000 y que tuvo su sede en Santo Domingo.

Desde entonces y luego de relacionarse con elementos clave de organizaciones narcotraficantes, Fulvio Moya, a quien algunos apodan “El Patrón de Pimentel”, ha ido paulatinamente acumulando una riqueza que difícilmente puede justificar, usualmente mediante negocios no del todo rentables, pero donde un protagonista habitual son las fuertes cantidades de dinero en efectivo que se mueve en sus comercios, que operan bajo una fachada de aparente legalidad, como la estación de servicio Petronan, que Moya instaló en el municipio de Pimentel, en la provincia de Duarte, a pocos pasos de donde antes estaba ubicado el Auto Café Bar, del que “El Patrón de Pimentel” también era propietario.

Estación de servicio Petronan, perteneciente a Fulvio Moya en el municipio dominicano de Pimentel

Una de las propiedades más llamativas de Moya es su finca en Pimentel, una ostentación muy particular para alguien que, al menos en 2013, cuando el promotor de espectáculos Gerald Rodríguez fue asesinado, dependía de dinero prestado.

Una fuente consultada aseguró que muchas de las intimidades que se conocen en Pimentel sobre los negocios de Fulvio Moya, se deben a las conversaciones que su hijo suele sostener con terceras personas, en las que hace alarde sobre las actividades de su padre y que han convertido a Moya en objetivo del escrutinio, no solo de las autoridades dominicanas, sino también de la agencia antidrogas de los Estados Unidos (DEA).

Hijo de Fulvio Moya



Semanario El Venezolano. Madrid, del 03 al 16 de agosto de 2022

Tomado de Fulvio Silvestre Moya Hernández «El Patrón de Pimentel», prófugo habitual de las autoridades dominicanas y objetivo ineludible de la DEA

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